Sábado, 19 de Julio de 2014 12:46 Comunicado Arte y cultura

Oaxaca de Juárez, 19 de julio. Extenuantes jornadas a pie, cargando sobre los hombros las piezas para ensamblar un órgano tubular, son datos que ha recogido la tradición oral que da cuenta de la llegada de estos antiguos instrumentos a diversas comunidades de Oaxaca durante siglos pasados, relató la Mtra. Cecilia Winter, durante su ponencia “Los órganos tubulares antiguos del estado y el trabajo del Instituto de Órganos Históricos de Oaxaca (IOHIO)”.
Sentada en el Claustro del Centro Cultural San Pablo, Winter, directora del IOHIO, hizo – la noche del pasado jueves- un recuento de más de 14 años de trabajo, que la ha llevado a perfeccionar su labor y compromiso con esta herencia cultural de los oaxaqueños.
Al interior de muchos de los órganos históricos se han encontrado infinidad de objetos, debido a que estos instrumentos –al entrar en desuso- solían ser utilizados como cajas de almacenaje. Desde aves muertas, nidos de roedores y botellas de mezcal, hasta invaluables tesoros como un libro de cantos gregorianos forrado con un códice zapoteco.
Al hablar de los hallazgos relacionados con los órganos, Winter detalló que durante el proceso de registro de los órganos históricos, que los llevan a subir al coro de cada templo, han descubierto de manera simultánea inusitadas piezas de gran valor como: documentación, partituras y libros.
Asimismo, este camino de reconocimiento de la historia musical de Oaxaca se enlaza con otros instrumentos que salen a flote en el trabajo del IOHIO, como es el caso del hallazgo de clavicordios del siglo XVIII y fortepianos de mesa, que eran utilizados como instrumentos de práctica.
“En ese entonces había una vida musical muy rica”, dijo la directora del IOHIO y acotó que en San Bartolo Yautepec los encuentros con el pasado se traducen en instrumentos de aliento del siglo XIX, de manufactura francesa.
También en este municipio de la sierra sur de Oaxaca, se advirtió la presencia de unos baúles, que ha sido uno de los grandes descubrimientos de la música del siglo XVIII temprano, y que cuyo contenido comprendía siete libros de manuscritos de cantos gregorianos, uno de los libros está forrado con el que se considera el primer códice zapoteco, de origen prehispánico.
En el caso de la población de Santiago Chazumba, el hallazgo trajo a la luz una serie de partituras del siglo XIX, música compuesta por compositores locales especialmente para ser ejecutadas con banda en festividades religiosas, para las misas del santo patrón. “Así como estos ejemplos, hay varios”, indicó Winter.
Finalmente, la ponente recalcó que el IOHIO es un organismo que busca proteger, conservar, documentar y promover los órganos tubulares antiguos en Oaxaca, con el fin de crear conciencia sobre su importancia como parte del patrimonio cultural nacional e internacional y de reintegrarlos a la vida actual de las comunidades donde se encuentran.