Oaxaca de Juárez, 7 de septiembre. Ayer ya tarde, se definió la candidatura de Claudia Sheinbaum no sin contratiempos y malos sabores de boca. Con Solo 12, 500 encuestas en solo algunas de las 300 secciones electorales del país, lo que ya sabíamos se confirmó, es decir, el dedazo del peje.
Mario Delgado que en 2012 habría puesto un twiter diciendo “debió ser Marcelo”, salió ufano a decir que “el pueblo había elegido a Claudia” y lo dijo justamente porque hay un loco en Palacio Nacional que siente que es la encarnación propia del pueblo, es decir la eligió “el dedo del pueblo”.
Las incidencias fueron subiendo de color durante el transcurso del día y estallaron a eso de las seis de la tarde cuando la fuerza publica, no le permitió a los seguidores de Marcelo Ebrard entrar al recinto en el World Trade Center (WTC) al conteo de los votos, por eso el ex canciller declinó ir a avalar los resultados muy truculentos de esas encuestas.
En cambio, Marcelo Ebrard descalificó el proceso y dijo que existieron muchas irregularidades, por eso pidió a su partido que se repusiera para dar piso parejo a todos los contendientes. El problema es que en un piso pareja Claudia, la Candida que eligió el dedo del “pueblo”, hubiese quedado en último lugar.
Hay una certeza en todo esto. En 2024 los mexicanos elegiremos por primera vez a una mujer como Presidente y no me queda realmente claro si eso es lo mejor, aunque hay que decirlo, las mujeres tienen muchas ventajas organizativas y de cognición que los hombres. Mujeres grandes en la historia ha habido muchas como la Corregidora de Querétaro Josefa Ortiz de Domínguez, Golda Meir ex Primer Ministra de Israel, Ángela Merker ex Canciller Federal de Alemania o Margaret Thatcher ex Primera Ministra del Reino Unido.
En América Latina, tenemos algunas damas dirigiendo los destinos de una nación y no precisamente bien como Cristina Fernández de Kirchner, Presidente de Argentina que entre el 2007 y el 2015 llevó a su país a la quiebra o Dilma Rousseff que fue la primera mujer presidente en el Brasil y que fue destituida en 2016, otra más fue Violeta Chamorro en Nicaragua o qué decir de Eva Perón en Argentina, Corazón Aquino en Filipinas.
Basta solo asomarnos a sus historias para saber lo que son capaces de hacer las mujeres como jefas de Estado. No siempre, como en los casos europeos o en Israel, las cosas son tan buenas y, por el contrario, puede haber serios problemas como en América Latina.
En México habrá una presidente y tenemos dos personalidades bien definidas, por un lado está Xóchitl Gálvez, una mujer a la que le precede su inteligencia. Cada golpe de López, es respondido y acotado usando dos virtudes que tiene la hidalguense: inteligencia e ironía. Esa combinación cala hondo en el inconsciente colectivo porque en gran medida el mexicano es justamente así.
Xóchitl Gálvez, además ostenta una profesión que le permite razonar, es INGENIOSA no solo para la propuesta política, sino también para la conexión con los sectores sociales, no nada más con la clase media a la que ya enamoró, sino también con esas clases bajas que López pensaba que eran solo suyas y, pues la Senadora también sabe hablar el lenguaje empresarial que entienden los de la clase alta.
Por eso tanto temor de López y tanta descalificación al proceso de selección del Frente Amplio por México que no se concluyó justamente porque el avance de Xóchitl Gálvez fue lo suficientemente abrumador como para que no quedara duda. Si hubiesen ido a la elección de cualquier manera habría ganado sin ningún problema.
Del otro lado, tenemos a otra persona bien definida. Claudia es una mala, pésima copia del peje. Ella carece de personalidad propia y fue electa porque así lo decidió su jefe supremo que usó todo el poder del Estado para favorecerla: dispendio de recursos públicos, (automóviles oficiales, dinero a millones, personas contratadas en el gobierno federal y en los estatales), acarreo masivo, injerencia de gobernadores de morena a su favor, relleno de encuestas y hasta el uso de la fuerza publica para impedir la observación de los representantes de las corcholatas en el conteo de las encuestas.
Claudia Sheinbaum, representa para Mexico, la continuidad de un proyecto fallido de nación que tiene al país con desabasto criminal de medicinas, con obras inservibles, con 165,082 asesinatos entre ellos 4 mil 561 feminicidios -y sumando-, con más de un millón de muertos por la pandemia, con más de 150 mil desaparecidos, con una economía precaria sostenida con alfileres, con 4 millones más de pobres, sin seguro para desastres, sin fideicomisos, sin seguridad social y con elevada incertidumbre política y por tanto financiera.
Claudia Sheinbaum representa seguir en la misma ruta de desastre en que nos ha llevado Andrés Manuel porque, si el peje es “la encarnación del pueblo”, Claudia es “la encarnación del peje” y por eso, de entrada es una mujer descalificada para gobernar, porque no hará otra cosa que lo que le dicte su patrón.
La moneda está ahora en el aire y hubiese tenido dados cargados si como dijo Mario Delgado el primero de diciembre de 2012, el candidato hubiera sido Marcelo Ebrard. Así que el proceso está en nuestras manos.
¿Qué queremos para México?, un cambio radical paradigma político donde no tengan cabida los RATEROS, LOS HUEVONES Y LOS PENDEJOS, o el mismo ATOLE CON EL DEDO.
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