Oaxaca de Juárez, 2 de agosto. Cerraré esta serie de columnas dedicadas a los hermanos venezolanos hoy, porque valió la pena seguir de cerca los acontecimientos durante la semana. En ninguna elección anterior de Nicolás Maduro, habíamos visto al pueblo venezolano tan unido en contra del régimen dictatorial iniciado hace 25 años por el comandante Hugo Chávez Frías, el “Mortadelo”, que destrozó la vida económica, política y social de un país que antes de él, era inmensamente rico.
Han pasado dos cosas muy claras en esta semana que termina para los venezolanos y en general para América Latina. La primera es que el régimen dictatorial de Nicolás Maduro, fue tocado en todas las aristas de su existencia. El dictador se vio rebasado por la realidad al grado que actuó como cualquier idiota en el poder hubiese actuado, reprimiendo al pueblo que un día le creyó.
Nicolás Maduro se quedó sin argumentos, rebasó los tiempos constitucionales para mostrar las actas que supuestamente le dieron el triunfo y, en esos momentos de silencio, mientras trataba de fabricar el fraude, los venezolanos todos, tomaron las calles para gritar: “no queremos bono, no queremos paz, lo que queremos es que se vaya Nicolás”… ese grito penetró los muros de Miraflores y le caló hondo en el hígado al tirano.
Por eso la espantosa represión en contra de todos. Por eso los cientos de secuestros, las miles detenciones, las decenas de asesinados, por eso las amenazas en contra de la “Libertadora” Corina Machado y del presidente legítimamente electo Edmundo González y, aun así, el pueblo sigue en las calles y ambos, María Corina y Edmundo, siguen en Venezuela buscando su libertad y apoyados por el pueblo.
Si lo que dijo en alguna ocasión Hugo Chávez y repitió como merolico Nicolás Maduro: “yo ya no me pertenezco, yo soy del pueblo”, entonces el dictador debería dimitir, porque el pueblo pone y el pueblo quita y, lo que vemos en los cortes informativos y en los mensajes de amigos venezolanos que me mandan información, es que cada día que pasa, Maduro está más solo.
Lo otro que pasó en esta semana, es que la estrategia de la “Libertadora” María Corina Machado, dio resultado. La partida de ajedrez que jugó contra el régimen, fue un jaque mate bien planeado, organizado y ejecutado al dedillo. Su estrategia dio resultado y solo es cosa de tiempo para que Edmundo González llegue a Miraflores.
María sabía bien que los tiranos no entregan el poder, a ellos hay que arrebatárselos y por eso se volvió una experta en vencer la censura, se preparó tan bien, que logró una representación de 100 por ciento en las mesas electorales donde votaron los ciudadanos. Su estrategia se llamó “600 K y los Comanditos” que tuvieron un testigo electoral en las miles de mesas que se instalaron a lo largo y ancho de Venezuela.
El producto de los 600 K y los Comanditos fue la página web www.resultadospresidencialesvenezuela2024.com y ahí hicieron públicas todas las actas de escrutinio que el régimen de Nicolas Maduro trató de esconder y que hasta este momento no ha presentado.
La estrategia de la “Libertadora” no solo convenció a los venezolanos del triunfo de Edmundo Gonzalez, también convenció a la comunidad internacional -con excepción de México, Brasil y Colombia donde gobiernan populistas- al grado de que el Presidente Chileno Gabriel Boric, el de Argentina Javier Milei, el del Salvador Nayib Bukele y hasta Joe Biden ya reconocen a Edmundo González como el nuevo presidente legítimo de Venezuela.
Habrá quienes piensen que Maduro no se irá de Miraflores porque ya hubo en alguna ocasión, el reconocimiento de la comunidad internacional a Juan Guaidó que simplemente no cuajó, pero en esta ocasión es diferente. Nunca antes el pueblo venezolano en masa había salido a las calles a manifestarse en contra del régimen.
Esta vez, los pobres entre los pobres, la clase media -si es que queda clase media en territorio venezolano- las milicias y hasta los chavistas están exigiendo la salida del tirano, amén de que, al no cumplirse los acuerdos de Barbados, Nicolás Maduro ya es visto por otros gobiernos como un genocida y un objetivo militar por ser el jefe de un narco estado. Hay una recompensa por él de 15 millones de dólares y la apuesta por cazarlo, va a subir.
¿Qué le queda entonces?, ya lo dijo María Corina: “con el régimen no habrá ninguna negociación”.
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