Jorge Castañeda
Oaxaca de Juárez, 9 de junio. Cada año, en promedio, se generan 51 millones de toneladas de emisiones contaminantes en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, que en su mayoría provienen de industrias, sobre todo químicas, alimentarias, cementeras de pinturas y de fabricación de plásticos, así como de generación y transmisión de energía eléctrica.
A esto hay que añadir la contaminación que se provoca por el consumo de gas y por cientos de miles de fugas diarias de este energético, así como la que se genera en los tiraderos de basura y la quema de residuos, todo lo que en conjunto representa el 85% de la contaminación del aire.
Es decir, el parque vehicular sería responsable del 15% de la polución atmosférica, siendo el transporte público (camiones, microbuses, combis, taxis, metrobuses, mexibuses, chimecos, etc), así como el de carga y transporte de mercancías y materialistas (tráileres, camiones Tortón, rabones, pipas, etc), el que provoca las mayores emisiones contaminantes.
De acuerdo con información divulgada por el gobierno capitalino, a la cual foroambiental.com.mx tuvo acceso, de los 51 millones de toneladas de emisiones contaminantes anuales, 33 millones provienen del Estado de México, entidad que es la principal responsable del envenenamiento del aire en la megalópolis.
Cifras de la Secretaría de Desarrollo Económico capitalina indican que existen 76 mil 476 industrias en la Zona Metropolitana del Valle de México, 52% en el Estado de México y uno por ciento en el de Hidalgo.
Por su parte, la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México afirma que de ese universo, cerca de 2 mil 500 industrias son responsables de generar la mayor cantidad de contaminantes, de esta cifra, 25 por ciento está bajo regulación de competencia federal.
Según la fuente, las principales naves industriales se ubican en los corredores Naucalpan, Cuautitlán, Tultitlán, Tepotzotlán, Tlalnepantla, Vallejo-Azcapotzalco e Iztapalapa, siendo las más contaminantes las químicas, alimentarias, cementeras, de fabricación de pinturas y elaboración de plásticos y papel.
Les siguen las plantas de generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, como las de Coyotepec, Cuautitlán, Vallejo, de los Remedios y Valle de México, todas de jurisdicción federal.
Según el gobierno capitalino las fuentes industriales, “principalmente de industria química, contribuyeron con una tercera parte de los compuestos orgánicos volátiles y más de tres cuartas partes de óxidos de azufre emitidos a la atmósfera, precursores de todos los niveles de alarma ambiental”, es decir, de ozono y partículas suspendidas.
Detalla que de las 4 mil 867 toneladas de bióxido de azufre que se generaban a principios de esta década en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, el sector industrial es el principal emisor, con una participación de 85%, siendo la industria química y la de elaboración de papel y plásticos las que más contribuyen a ésta, con 12 y 38 por ciento en el mismo orden.
Y advierte: “Las partículas que emite la industria también son considerables, en específico las generadas por los sectores de alimentos, industria química y de fabricación de productos a base de minerales no metálicos”.
En el caso del óxido de nitrógeno indica que en el Estado de México hay zonas localizadas de alta emisión, “resultado conjunto de la actividad vehicular e industrial, en específico por la generación de energía eléctrica, ubicadas en Acolman, así como de fabricación de productos con base en minerales no metálicos en Tultitlán, entre otros”.
En tanto, la presencia de industrias de los sectores químico, plástico, hule, metálico y de generación de energía eléctrica en los municipios de Tlalnepantla, Naucalpan, Tultitlán y Acolman provoca que haya lugares de alta emisión de contaminantes tóxicos, que por efecto de los vientos, que generalmente soplan de norte a sur, arrastran la contaminación del Estado de México e Hidalgo hasta la Ciudad de México.
Consumo y fugas de gas importante fuente de contaminación
La Secretaría de Medio Ambiente de la capital asegura que tan sólo por el consumo de gas se emiten unas 315 mil toneladas de contaminantes al año en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, pero si a esto agregamos la pequeñas, pero cientos de miles de fugas del energético, la cifra podría superar las 500 mil toneladas anuales.
A este tipo de contaminación, que la dependencia denomina la proveniente de “fuentes diarias”, la considera “muy relevante, ya que aunque son pequeñas, por su número se vuelven significativas” en términos de la emisión de precursores de ozono.
Refiere que según reportes de emergencias del Heroico Cuerpo de Bomberos de la Ciudad de México, al año se atienden en promedio más de siete mil fugas de gas, de las cuales la mayoría tienen lugar en unidades habitacionales y vecindades de la urbe.
La misma fuente añade que “se tendría que trabajar en programas para prevenir las fugas de gas, pero también en otros para lograr el uso de calentadores solares; esto tendría la ventaja de reducir el consumo de energéticos y a la larga representa para las familias un ahorro significativo”.
Miles de pequeñas fugas de gas no son reportadas
La situación se complica aún más, debido a que muchas pequeñas fugas de gas no se reportan hasta que se vuelven significativas, es decir, cuando el olor se percibe fácilmente, es muy penetrante o la fuga ha causado ya algún flamazo o incluso una explosión.
Sin embargo, basta con acercarse a los cilindros que existen en casas, edificios o unidades habitacionales, así como en tanques estacionarios, muchos de ellos en pésimas condiciones, para poder percibir el clásico “olor a gas”, que en realidad es una sustancia llamada Etyl Mercaptano, que se le agrega al energético justo para advertirnos sobre una fuga, ya que tanto el gas LP y el natural son inodoros.
Adicionalmente, hay que mencionar que en todas las gaseras, así como en los camiones o pipas repartidoras, siempre podremos percibir el “olor a gas”, precisamente porque existen pequeñas fugas de este energético, lo que emite una enorme cantidad de precursores de ozono todos los días, a todo lo largo y ancho de la megalópolis.
Y si a esto agregamos que en muchos de los cientos de miles de puestos de comida y fritangas que existen en la capital del país y su zona conurbada también existen pequeñas fugas de gas, entenderemos la magnitud de este problema de contaminación atmosférica, sobre todo cuando en esos puestos callejeros la inmensa mayoría de las veces se utilizan mangueras improvisadas para la conexión de los cilindros.
Basureros y quema de residuos otro factor importante de contaminación del aire
Pero además de todo lo anterior, no hay que dejar de destacar lo que se genera con decenas de tiraderos de basura a cielo abierto, la mayoría ubicados en el Estado de México, así como la constante quema de residuos, lo que provoca que miles de toneladas de contaminantes envenenen el aire diariamente.
Se estima que en la Ciudad de México se generan cerca de 13 mil toneladas de basura al día, de las cuales sólo el 70% es depositada en rellenos sanitarios adecuados, es decir, el 30% restante va a parar a barrancas, tiraderos clandestinos o basureros a cielo abierto.
Lo peor es que es común que gran porcentaje de los residuos se quemen, generando una enorme cantidad de contaminantes, y si a esto agregamos el porcentaje de basura generado en los municipios mexiquenses que son parte de la megalópolis, más el de los estados de Hidalgo, Puebla, Morelos y Tlaxcala, entenderemos el gigantesco problema de contaminación.
Autos particulares los menos responsables de la contaminación del aire en la CDMX
Por todo lo anteriormente detallado, resulta absurdo que autoridades de los tres niveles de gobierno no implementen una estrategia integral para combatir a las más importantes fuentes de la contaminación del aire en la capital del país, es decir, la industria, el consumo y fugas de gas, así como los tiraderos y quema de basura que, en conjunto, representan el 85% del problema.
Esto lo hemos señalado insistentemente en foroambiental.com.mx en diversos artículos y reportajes, en los que demostramos que los vehículos particulares son los menos responsables del evenenamiento del aire en la megalópolis, pero son a los que se les quiere adjudicar la mayor responsabilidad, pues son los más fáciles de restringir.
Y si las políticas ambientales continúan como hasta ahora, entonces seguiremos respirando tóxicos mortales que, a todos los que vivimos o trabajamos en la urbe, nos afectan gravemente en nuestra salud y nos quitan hasta 15 años de vida, incluidas también a las familias y seres queridos de los funcionarios irresponsables e ineptos, que siguen sin entender que no entienden nada de la contaminación del aire capitalino, o peor aún, que entendiéndolo, no se atreven a atacar el problema donde realmente tiene que hacerse, que es en la industria, basura y gas, las tres más importantes fuentes contaminantes, así como en el transporte público y de carga.
Jorge Castañeda es colaborador especial de ADN Sureste y
Director Editorial de foroambiental.com.mx
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