Oaxaca de Juárez, 14 de octubre. Nunca antes México había vivido una crisis humanitaria como la que existe, casi silenciosamente, en sus dos fronteras. Nunca antes, la desesperación de las guerras en África, los desastres naturales en Haití y la hambruna en Bangladesh, habían tenido en México una escalera de sobrevivencia con la esperanza de poder llegar, por tierra, a Estados Unidos.
Todo se ha frustrado. El muro mexicano los tiene en una deriva donde las condiciones en las que viven no son muy distintas a muchas de las que escaparon.
“Es una situación de alto riesgo, porque en cualquier momento estos flujos pueden subir y tendremos desabasto de alimentos y de muchas cosas más”, dijo a ejecentral el quinto visitador de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Edgar Corzo Sosa.
La situación es dramática derivada de que el gobierno de Estados Unidos cerró la entrega de permisos humanitarios que daba desde el terremoto de Haití en 2010, y no quiere reabrir porque, además de los miles de migrantes en las fronteras mexicanas, decenas de miles más vienen en camino.
La semana pasada se instaló una mesa hemisférica de emergencia para resolver esta crisis que se perfila a ser la peor en la historia del continente. El representante del gobierno mexicano, el subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos, Humberto Roque Villanueva, participó en esa mesa que no ha llegado a nada todavía. “Se está tratando de delinear una salida de carácter regional, particularmente con Brasil, país por donde entran haitianos y africanos en su afán por llegar a México”, dijo Villanueva el martes, al recorrer los centros de atención a los migrantes en Tijuana. Para México, la situación se hace crítica cada día. Las ciudades fronterizas de Tijuana y Mexicali (Baja California), y San Luis Río Colorado (Sonora), según organismos de derechos humanos, albergues y comités de defensa de afromexicanos consultados por este semanario, viven una “situación excepcional, emergente, derivada de una migración atípica y masiva de familias” en su mayoría de Haití, pero también del Congo, Ghana, Guinea, Etiopía Eritrea, Somalia, Sudán, Nigeria y Bangladesh.
›El flujo de migrantes continúa y se reporta un incremento por la frontera sur mexicana, especialmente Tapachula, en donde se están otorgando permisos de internamiento a africanos y haitianos, por lo que el número de migrantes varados continuará en aumento en la frontera norte.
La cifra es mayor
De acuerdo con datos de organismos de derechos humanos y de la sociedad civil, hay en estos momentos por lo menos unas 12 mil personas —a lo largo de la frontera norte y sur de México— que intentan llegar a los Estados Unidos.
Ese número se explica porque a la migración atípica se sumó a la migración tradicional procedente de Guatemala, Salvador y Honduras que tradicionalmente intenta llegar a los Estados Unidos.
Y habría que considerar un número mayor si también se incluye la presencia de mexicanos desplazados internos, asentados en las ciudades de Baja California, Sonora y Chihuahua, con la esperanza de obtener asilo en el país del norte.
De acuerdo con información de la Coalición de Apoyo de Migrantes de este estado y el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) los desplazados mexicanos podrían sumar de 2 a 3 mil, quienes “huyen de la violencia criminal, institucional y familiar” de Michoacán, Guerrero, Morelos, Sinaloa y Veracruz, y se encuentran estacionados en las ciudades de Baja California en condiciones de alta vulnerabilidad.
La sorpresiva migración masiva de caribeños, africanos y de Asía del Sur, ha provocado una emergencia migratoria humanitaria en Baja California, pero también afecta a ciudades del estado de Sonora y podría extenderse a otras entidades de la frontera norte, como Chihuahua, de acuerdo a información proporcionada a este semanario por autoridades federales que atienden este fenómeno.
La corriente migratoria que proviene de América del Sur, principalmente de Brasil, abarrotaron los albergues tradicionales de Tijuana y Mexicali; han puesto en alerta a los tres pisos de gobierno —municipal, estatal y federal— y han alarmado a los organismos de derechos humanos, entre estas a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos que ha valorado el fenómeno como de “alto riesgo”.
Corzo recordó que han emitido tres medidas cautelares dirigidas a diferentes instancias de los gobiernos federal y estatal pidiendo, primero, “ayuda humanitaria” para los migrantes varados en Baja California y, segundo, establecer un mecanismo entre las secretarias de Gobernación y Relaciones Exteriores para “dar solución” a este flujo migratorio buscando una negociación con el gobierno de Estados Unidos para que agilice la entrega de los permisos humanitarios a los migrantes estacionados, principalmente, en la ciudad fronteriza de Tijuana.
La CNDH no es la única instancia que está alertando de la grave situación en las ciudades de Baja California y, en alguna medida, de ciudades del estado de Sonora.
La Comisión Ciudadana de Derechos Humanos del Noroeste (CCDH), presidida por Daniel Solorio Ramírez, alertó a los gobiernos del estado y federal acerca del desplazamiento interno de personas provenientes de estados con gran presencia del crimen organizado. Muchos son “mujeres, niñas, niños y adolescentes”, quienes temen que las bandas criminales de sus lugares de origen tengan presencia en la frontera norte.
El desplazamiento interno de mexicanos hacia Baja California es “grave y preocupante”, señala la CCDH, y propone establecer un programa especial de atención integral y protección con énfasis en mujeres y niños.
La “invasión” haitiana
Fronteriza con Estados Unidos, durante los cinco meses recientes Tijuana fue tomada por más de 5 mil haitianos que arriban desde Brasil —a donde llegaron meses atrás a trabajar en las obras de los Juegos Olímpicos– con la esperanza de llegar al vecino del norte.
La migración masiva de haitianos puso en alerta a las autoridades municipales pues, según el gobernador de Baja California, Francisco Vega, se vive una emergencia no sólo por los miles de caribeños que invadieron Tijuana, sino porque “vienen en camino otros nueve mil migrantes” que radicaban en Brasil.
La cifra de la llegada de nuevos migrantes caribeños no es clara: el Instituto Nacional de Migración (INM) señala que son casi 11 mil; el Ayuntamiento de Tijuana, más de 15 mil, y el gobierno estatal, más de 9 mil. Las tres autoridades coinciden en que la atención a los extranjeros ha llegado al límite.
El mandatario dijo que es vital activar un fondo especial de recursos para apoyar a quienes atienden este fenómeno, al cual calificó como de “magnitud extraordinaria”, que escapa a la capacidad de atención de las organizaciones civiles.
›El fenómeno, nunca visto en la frontera norte de México, desbordó los 10 albergues y refugios de migrantes que existen en Tijuana y Mexicali; cientos de ellos duermen sobre cartones en las calles.
El éxodo desde Brasil se incrementó en mayo y no hay señales de que concluya a corto plazo debido a la muy deteriorada situación económica de Haití, que se agravó con el paso del huracán Matthew.
¿Cómo comenzó todo?
Raúl Ramírez Baena, quien fuera procurador de los Derechos Humanos de Baja California en el periodo 2000-2003, director del Centro de Apoyo al Migrante en Tijuana y Coordinador de la Casa del Migrante en (Centro Scalabrini), recuerda que los haitianos empezaron a llegar en grupos pequeños en el segundo trimestre del presente año, cuando el 21 de septiembre el Departamento de Seguridad Interior de Estados Unidos suspendió los permisos de ingreso humanitarios que ofreció tras el terremoto de 2010.
El anunció tomó por sorpresa a México y a miles de haitianos. Al día siguiente, el 22 de septiembre, el gobierno de Barack Obama anunció que reanudaría las deportaciones de haitianos indocumentados, lo cual quiere decir que quien se presente en el puesto fronterizo sin visa será sujeto a un proceso de deportación.
Esta advertencia no sólo afecta a quienes ya está varados en la frontera norte mexicana, sino a los 15 mil que al parecer vienen de camino, de acuerdo a los reportes de autoridades de Colombia y Ecuador. Lo que significará para México colocarse en alerta máxima.
El anuncio fue un golpe mortal para los haitianos que habían dejado Brasil y se enfilan hacia México para llegar a Estados Unidos. Esto convirtió al estado fronterizo de Baja California como un embudo peligroso.
Ramírez Baena coincide en que tarde o temprano los haitianos se van a dar cuenta de que Estados Unidos no les dará asilo. Asegura que la falta de información precisa y oportuna respecto a los flujos de haitianos, africanos y centroamericanos provoca especulación acerca de una migración masiva y posibles actos de corrupción de las autoridades.
De hecho, nadie, ni la autoridad ni los albergues ni los medios de comunicación, han coincidido en el número de afrodescendientes que han llegado a la frontera norte, cuántos hay en la frontera sur de México y cuántos en los países centro y sudamericanos están dispuestos a transitar por México para ingresar a Estados Unidos.
El conocer el número exacto se dificulta más no sólo por la cifra negra de quienes desde Brasil se han colado por la frontera de Chiapas, sino porque los haitianos prefieren simular que son africanos bajo la creencia de que así conseguirán más fácilmente asilo.
La Comisión Ciudadana de Derechos Humanos del Noroeste y los albergues Casa IMCA, Casa del Migrante y la Casa Madre Assunta han hecho un llamado de auxilio por la “grave situación” que viven las ciudades de Baja California.
Son aclamaciones desesperadas de actores de la sociedad civil a las autoridades de los tres pisos de gobierno: municipal, estatal, federal. Mary Galván, trabajadora social del Centro Madre Assunta, dijo en entrevista que los albergues están rebasados porque no hay recursos ni personal.
Margarita Andonaegui, del Desayunador Salesiano Padre Chava, pidió apoyo de la población para “hacer frente a la crisis” y, bromeando, describió el desayunador como una pequeña Haití.
El fenómeno se está desbordando a ciudades fronterizas de Sonora, como una opción que están adoptando los migrantes, para poder pasar por otros puentes fronterizos a Estados Unidos.
José Luis Pérez Canchola, asesor de derechos humanos del gobierno del estado, propuso abrir albergues públicos. La Coalición Pro Defensa del Migrante hizo un llamado urgente a los gobiernos federal, estatal y municipales para atender de inmediato a los migrantes varados en esta frontera con estrategias tendentes a resolver el fenómeno desde la perspectiva humanitaria y de desarrollo, no como un asunto de seguridad pública o nacional.
“Es una situación de alto riesgo, porque en cualquier momento estos flujos pueden subir y tendremos desabasto de alimentos y de muchas cosas más”.
Edgar Corzo Sosa, quinto visitador de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
El DATO. Los haitianos que pretenden llegar a EU a través de México provienen de Brasil, donde fueron empleados durante el Mundial de 2014 y las Olimpiadas de este año en Río de Janeiro.
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