Oaxaca de Juárez, 4 de abril. Debo referirme a una reiterada llamada de atención que me han hecho lectoras del #ZumbidoDelMoscardón respecto de la E misógina para ellas, que le pongo a la presidente (con E) de México #ClaudiaSheinbaum.
Debo decir en descargo de mi “falta de respeto” y “misoginia”, que el sufijo “ente” del verbo “ser” en español significa “el que tiene identidad”, “el que ES” y se usa muy comúnmente en nuestro idioma para formar adjetivos y sustantivos que expresan que algo o alguien, ejecuta la acción del verbo.
Por ejemplo: el que comercia, es el o la comerciante; el que obedece, el o la obediente; el que ama, el o la amante; el que dona, el o la donante; el que adolece, el o la adolescente; el que estudia, el o la estudiante; el que preside, el o la presidente…
Sin embargo la presión feminista sobre una endeble y desconocida regla gramatical, ha hecho que se admita como válido presidenta con A, aunque sea incorrecto y lo digo claro, por la presión feminista que las mujeres y su lucha por la igualdad de género generan sobre el lenguaje.
Esas luchas sociales por querer incidir hasta en cómo hablamos y escribimos, nos está llevando a que nuestro español ya no sea el exquisito lenguaje de #MigueldeCervantes, de #MigueldeUnamuno, de #OctavioPaz, de #JoséSaramago, #JorgeLuisBorges, #AntonioGala, #AntonioMachado, #LeónFelipe, #ElenaPoniatovska, #ÁngelesMastretta, #IsabelAllende o el grandioso veracruzano #SalvadorDíazMirón.
¿Cuándo habríamos imaginado que #CarlosMonsiváis con todo y su homosexual condición hubiese escrito una autobiografía denominándose así mismo “poete” o “escritore” simplemente porque sus preferencias sexuales eran diferentes a las de un hombre heterosexual.
Decir o escribir “licenciade”, “magistrade” o “amigue”, es tan incorrecto como decir presidenta, estudianta, pacienta, amanta, comercianta, adolescenta, presidento, adolescento, comercianto, paciento, amanto, etcétera. Eso es no saber español.
Y mucha culpa de eso la tiene la propia Academia de la Lengua Española porque permite nuevos verbos como “cantiflear” que traducido al español feminista y adjetivándolo debería decir cantinflanta… qué horrible.
Aunque el lenguaje ha ido evolucionando y se han incorporado al diccionario nuevas palabras verbalizadas como textear, clickear, estalkear, postear, accionar, etcétera, ponerle género a un sustantivo como presidente, solo significa un desconocimiento brutal del lenguaje que usamos en México y todo Iberoamérica.
Hay muchos errores en nuestro idioma derivados de la costumbre en la pronunciación, por ejemplo la expresión ¡ponte buzo!, que en realidad debiera decirse ¡ponte guzo!; ¡ponte abusado!, cuando en realidad lo correcto es ¡ponte aguzado!; decimos “abotonadura, abotonar la camisa”, cuando lo correcto es botonadura, botonar la camisa”; decimos “bardear la casa”, cuando lo correcto es “bardar la casa”; “bordear el río,” cuando lo correcto es bordar el río; decimos “voy a soldar la reja” cuando lo correcto es voy a sueldar la reja”.
En fin, como en la época de los romanos, había dos maneras de hablar y escribir el latín, una culta y una inculta, asimismo en la actualidad hay al menos dos maneras -si no es que más- de hablar el español, una correcta y una incorrecta… yo prefiero la correcta.
Y más allá de las presiones de género al lenguaje, me parece que las feministas debieran preocuparse más porque #ClaudiaSheinbaum ejerza la acción de PRESIDIR al país y no obedecer ciega y vehementemente las instrucciones de un oscuro personaje masculino que desde las catacumbas de Palacio Nacional o desde un Callo en Cuba o desde la Chingada, mueve los hilos de la marioneta -esa sí con A- que le sirve como presirviente (con E).
Una A o una E no hacen la diferencia sino quien ejerce la acción del verbo ¿Claudia realmente PRESIDE?… se los dejo de tarea.
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