Alejandro Leyva Aguilar
Oaxaca de Juárez, Oax. 7 de marzo. El pasado 4 de marzo, el Partido Revolucionario Institucional cumplió 87 años de edad y me parece que no hay mejor festejo para ese instituto político en este año, que llevarse el carro completo en las elecciones del próximo 5 de julio cuando los mexicanos renovemos 12 gobiernos constitucionales.
¿Parece lejana la meta?, -veamos-
En los 12 estados de la república en que hay elecciones, el PRI lleva candidatos fuertes, en muchos casos con arraigo político e incluso con apellidos de prominentes priístas del pasado como en el caso de Oaxaca.
Ya demostró en la elección extraordinaria de Colima, que sus candidatos son competitivos incluso contra los mejores cuadros de la izquierda y de la derecha como en caso de Jorge Luis Preciado a quien la ciudadanía colimense desechó de manera contundente; otro caso reciente es el de Guerrero donde el PRI derrotó a las huestes perredistas de Ángel Aguirre Rivero con un candidato fuerte y de unidad que hoy es gobernador, me refiero a Héctor Astudillo.
El Comité Ejecutivo Nacional del PRI al mando de un político de altos vuelos como Manlio Fabio Beltrones, ha ponderado amarrar las 12 candidaturas de tal manera, que no haya rupturas, inconformidades, deserciones e incluso amagues.
Pero por si fuera poco, a sus 87 años de edad, el PRI es un partido que muy lejos de volverse viejo, ha ido evolucionando y sacando de sus filas a quienes no acaban de entender el estilo de mando piramidal del tricolor con un sólo Tlatoani que es el que manda y que decide con el consenso de su grupo cercano y con una información privilegiada de cada situación política en el país.
Acaso, el reconocimiento más grande que recibe en este año el PRI, no es por parte de sus militantes sino de otros partidos políticos, específicamente de la actual alianza PAN-PRD. Me explico:
Al menos en 5 estados de la república, la alianza PAN-PRD inscribe a priístas bien identificados y reconocidos.
En Oaxaca, postula a José Antonio Estefan Garfias que apenas en enero de 2015 seguía siendo priísta; en Veracruz, lo hace con Miguel Ángel Yunes Linares quien ha tenido una militancia ininterrumpida de 35 años en el PRI; en Durango José Rosas Aispuru es el candidato, uno que en 2010 dejó su militancia al tricolor y finalmente en Zacatecas, Pedro de León Mojarra es el abanderado de la alianza PAN-PRD y es cuñado del gobernador priísta Miguel Alonso Reyes.
Y no es fortuito que la alianza PAN-PRD postule a connotados expriístas lo hace, porque detrás de ellos hay sendos grupos políticos, ligados al PRI en el pasado, que han aprendido todas la mañas, todas las travesuras, todas las mapacherías y todos los vicios que adquirieron durante su estancia en el partido vigente más antiguo del mundo.
Aquellos, tienen la esperanza de que, dado el éxito del PRI en 87 años de vida institucional, aún quede entre el electorado mexicano rescoldos de los vicios de antaño que puedan hacer ganar a sus candidatos recién abortados de las filas del Revolucionario Institucional.
Pareciera que PAN y PRD se han vuelto comparsas en una lucha intestina del viejo PRI contra el nuevo PRI, este último renovado, recargado, innovado, evolucionado y con ganas de seguir trascendiendo en la historia presente y futura de nuestro país… Quién sabe si para bien.

