Fernanda Cardoso Caballero
Oaxaca de Juárez, 1 de diciembre. Esta semana, 150 mandatarios se dieron cita en Francia para la cumbre mundial sobre el cambio climático. Con la intención de crear resoluciones vinculantes en materia de reducción de los gases de efecto invernadero, esta cumbre llega en uno de los peores momentos de la historia de Francia. En primer lugar, fueron muchos los retos que los servicios de seguridad franceses tuvieron que enfrentar para garantizar la seguridad de todos los asistentes. De igual manera luego de los atentados en Francia, la prioridad de los países más poderosos en la arena internacional es la seguridad más que la protección al medio ambiente.
Con todas estas variables en el tablero, la COP21 llega en uno de los momentos más desafortunados, nunca es bueno que algún acontecimiento reste la importancia que tiene el tópico central de la cumbre. Lo anterior, solo hace que los países que no buscaban comprometerse tengan razones para conducirse con distancia y alegar que lo más importante en la arena internacional es la seguridad.
Por otra parte, la posición de países decisivos para el éxito de esta cumbre (Estados Unidos y China) dista mucho de ser lo deseable para llegar a un acuerdo que de verdad obligue a los países a mejorar sus condiciones climáticas. Mucho se ha hecho por lograr una vinculación jurídica entre los Estados que garantice la reducción de la temperatura global.
Sin embargo, con los años pocos han sido los avances que se han logrado y muchos países se han reusado a cumplir a cabalidad los acuerdos a los que se han llegado. Uno de los ejemplos más vivos es el protocolo de Kyoto y la manera en que países como Estados Unidos no lo ratifican y otro como China e India a los que no les generó obligaciones.
El recuerdo de los atentados terroristas no ha sido obstáculo para que la cumbre sea objeto de múltiples protestas por parte de sociedad civil y asociaciones ambientales que buscan por sus propios medios mejorar las condiciones del clima. Lo anterior, poco abona para generar un ambiente de tranquilidad en el que los delegados puedan llegar a acuerdo fructíferos en pro del medio ambiente y la conservación.
El éxito o fracaso de esta cumbre depende en gran medida de lo capaces que sean los Jefes de Estado por enfocarse en el tema de la reducción de gases de efecto invernadero, al tiempo que los países con mayores obligaciones reconozcan su papel y su peso dentro del escenario internacional.

