Oaxaca de Juárez, 18 de septiembre
MILENIO EL ASALTO A LA RAZÓN CARLOS MARÍNEl cacheo aleatorio a menores de edad en torno de la Plaza de la Constitución el 15 de septiembre desató reclamos de quienes ignoran, o si lo saben se hacen guajes (por decirlo suavemente), que niñas y niños suelen ser usados como mulas del narcomenudeo, tráfico de drogas, traslado de cuchillos, pistolas, granadas y hasta bombas (¿qué tal esa escuela internacional de terrorismo de los extremistas islámicos?).
No fue el caso en 2008, pero este lunes los michoacanos hicieron recordatorio de las víctimas de los granadazos de aquel 15 de septiembre.
¿Por qué se habrá implementado en las escuelas el programa mochila segura? Pues porque hay menores que no solamente cargan con libretas, libros y tortas.
¿Quién puede imaginar que una pequeñita o un pequeñito lleve consigo materiales o artefactos peligrosos? ¡Pues la policía!
En los aeropuertos de todo el mundo, también de manera aleatoria, los bebés llegan a ser despertados y sacados de su carriola para revisarles inclusive los pañales, y se esculca también a personas con alguna discapacidad y ancianos.
Así que, ¿para qué grillar?
EXCÉLSIOR RAZONES JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZMiguel Ángel Mancera llegó a su 2º Informe de Gobierno en un punto de quiebre de su gestión. Después de muchos meses desangelados, con una administración que parecía atrapada por los propios escollos levantados por sus antecesores, por presuntos aliados (pocas cosas le hicieron más daño a Mancera en su primer año que el plantón y los bloqueos de la CNTE) y por un estilo personal diferente, que buscaba más acuerdos que confrontaciones, Mancera se encuentra, por primera vez desde que inició su mandato, con la iniciativa política de la capital en sus manos.
En las últimas semanas Mancera colocó la primera piedra de esa ofensiva con la propuesta del aumento a los salarios mínimos, que terminó siendo retomada por el gobierno federal y por el PAN. Avanzó en la distribución de responsabilidades sobre la Línea 12, lo que le permitió, además, un deslinde con Marcelo Ebrard (lo que acabó exhibiendo la baja forma política de su antecesor). Triunfó ampliamente en el proceso interno del PRD, en la capital y en el país. Y saldrá adelante la Reforma Política del DF en los tiempos en que el propio Mancera lo había planteado, evitando las presiones de que algunas de las medidas que se incluirán en la misma se aplicarán apresuradamente en las elecciones del año próximo.
En la política pocas cosas son más difíciles que romper con las inercias. Como se ha dicho muchas veces, Mancera ha llegado a su 2º Informe con los índices de popularidad más bajos que los que tenía al iniciar su gestión, luego de haber ganado las elecciones de 2012 con 66% de los votos. Mantener esos índices de aceptación no son posibles en un gobernante, pero hace un año, la caída de aceptación de Mancera era preocupante. Hoy los márgenes han crecido pero, sobre todo, lo que ha cambiado es la dinámica, su gobierno no está ya, como lo estuvo varios meses, a la defensiva, sino, como decíamos, con muchos instrumentos en sus manos para darle una vuelta de tuerca a su gestión.
El capítulo más importante en este sentido será el crecimiento económico. Viene para la Ciudad de México un periodo de grandes obras. Los acuerdos de Mancera con el gobierno federal le permitirán al Distrito Federal realizar obras en muchos ámbitos, quizá como no se había visto en décadas: todo lo relacionado con el aeropuerto llevará a construir vialidades, líneas de Metro, áreas verdes, incluso, escuelas y universidades, asentará empresas y generará inversiones, pero además conllevará una serie de obras hidráulicas que implicarían, realizadas en solitario, el presupuesto del ramo de nueve años para el gobierno capitalino. También la ciudad se beneficiará de las inversiones en telecomunicaciones y en otros ámbitos. Por eso es tan importante que se esclarezca totalmente y se castigue a los responsables de los malos manejos en la Línea 12: no puede haber margen para la impunidad y la ineficiencia, no puede haber obras que terminen costando el doble de lo presupuestado y que, para colmo, se construyan con negligencia y no sirvan. La Línea 12 debe servir como un antídoto para las obras que vienen.
Mientras se mantienen los programas sociales y las políticas liberales que los gobiernos capitalinos implementaron en el pasado, por primera vez desde que el PRD gobierna la capital (desde 1997) esos aspectos se complementarán con un crecimiento económico que estará incluso por encima de la media nacional. Esa será la gran apuesta, la gran oportunidad de la administración Mancera para el futuro.
Los riesgos están en dos ámbitos: primero, la seguridad. Si bien, el gobierno capitalino muestra índices de reducción de distintos delitos, existe una percepción ciudadana de que la inseguridad ha crecido. Y en estos temas habrá que recordar a don Jesús Reyes Heroles “en política (y en seguridad agreguemos nosotros) lo que parece es”. El Gobierno del DF debe cambiar la percepción y ella sólo se transforma con hechos. Por otra parte, tiene otro riesgo en la política electoral. La división del PRD con Morena dejará flancos en muchas delegaciones para las elecciones del año próximo, donde pueden presentarse alianzas de los partidos opositores, aprovechando la división de votos entre las fuerzas de izquierda. Pero incluso, aunque esa alianzas finalmente no se produzcan, el jefe de Gobierno deberá apostar en esas posiciones, en las que serán las más disputadas por Morena, su capital político para fortalecer su propia posición. Las elecciones del año próximo son para Mancera, un riesgo y una oportunidad.
Con aciertos y errores, lo que más se debe valorar de Mancera es su forma de hacer y entender la política desde la izquierda. La demostración de que la capacidad de diálogo y acuerdo rinde mucho más para la ciudad y sus habitantes, que la confrontación y el discurso estéril. Si tiene éxito, cambiará la cultura política de buena parte de nuestra izquierda y se abrirán para ella nuevas oportunidades.
LA JORNADA ASTILLERO JULIO HERNÁNDEZ LÓPEZEl filósofo y politólogo que fue procurador de Justicia asentó ayer en su Cátedra de Donceles que la suya es ‘‘una izquierda que sabe que la voluntad popular concede el ejercicio del mandato para resolver problemas, no para generarlos ni vivir en disputas, pues aunque éstas generan dividendos políticos, no benefician a la ciudad. Las necesidades de la ciudad no pueden esperar ni saben de tiempos políticos’’. Acomódense tan resplandecientes raciocinios a siglas políticas de derecha, centro o izquierda y se verá que en cualquier nicho encajan. Cómodo escuchaba las precisiones manceristas el representante del gobierno federal, Miguel Ángel Osorio Chong, el comandante en jefe de las fuerzas de tres colores que tienen como misión la reconquista de la plaza capitalina tantos años ocupada por el sol azteca y sus variaciones y vacilaciones. Cómodo con Mancera también se declaraba el PRI, cuya fracción en la ALDF hizo reconocimiento a las políticas y la actitud del gobernante tan necesitado de explicar por qué sí es de izquierda, o al menos, de cierto tipo aspiracional de izquierda igualmente prescindible.
El licenciado Mancera reprodujo en chiquito los aires de estadista sacrificado que tanto gusta desplegar en sus discursos el jefe Peña. Nada de andar pensando en famas efímeras, popularidades culposas y encuestas de opinión. Lo importante es avanzar en la implantación y desarrollo de políticas que mucho sirvan a la gente, aunque los héroes de esa sobriedad ejecutiva y esa visión histórica se deslicen por los caprichosos toboganes de la demoscopia circunstancial, sabedores de que al final la historia los absolverá (de absolver, no de absorber).
Dicho positivismo, esa buena voluntad triunfante, hizo que el antedicho lic. Mancera dedicara su lectura ante los diputados chilangos a detallar las muchas cosas buenas que adjudica a su gestión. Nada, o muy poco, de temas oscuros o difíciles. Por encimita, dando instrucciones para algunas cosas y anunciando acciones en torno a otras, Mancera, sin mancharse el plumaje retórico, cruzó por el pantano de los diarios, graves y altamente irritantes problemas del Metro, al que aumentó el costo del boleto según eso para mejorías que no sólo no llegaron sino que, en realidad, acabaron en un peor servicio, atiborrado, lento y peligroso.
Nada respecto a la línea dorada del Metro que no fuera lo sabido. Generalidades que no entraron al fondo del asunto, en medio de un salpicadero de acusaciones de corrupción y torpezas que no alcanzan solamente al villano antecesor, Marcelo Ebrard, pues también afectan al ejercicio gubernamental de la dupla Mancera-Joel Ortega. Desdén también respecto al Hoy no circula sabatino, que es otra de las causas del desplome de popularidad del abogado que ya no llevó prenda amarilla alguna (corbata, por ejemplo) para dar muestra de solidaridad o adherencia aunque fuera cromática con el PRD, donde ya se prepara el lanzamiento del BIC (¿no sabrá fallar, o justamente de lo que se trata es de fallar, para dar paso a ‘‘alternancias’’ de tres colores?), el Bloque de Izquierda por la Ciudad que dará respaldo ‘‘solidario” a Mancera y postulará candidatos a 2015 conforme a los intereses de las corrientes coaligadas, con Nueva Izquierda (chuchos) y Alternativa Democrática Nacional como líderes. ¿Y de la inseguridad pública? Pues, más buenos propósitos discursivos.
Enrique Peña Nieto tocó el tema de la relección presidencial. Lo hizo durante una entrevista complaciente que le hizo Jacobo Zabludovsky en Palacio Nacional, cuya última pregunta, significativamente alambicada, fue: ‘‘¿Observa usted la posibilidad de que se altere la limitación de que el jefe del Poder Ejecutivo sea relecto o se alargue su periodo actualmente sexenal?’’ ().
El entrevistado respondió así: ‘‘No veo yo esa posibilidad, y menos en mi administración. Personalmente es más que pública mi posición sobre el tema. Nunca he estado muy en favor de la relección, y menos en el caso del Ejecutivo’’. Luego aseguró que ha ‘‘podido conocer’’ los sistemas presidencialistas de otros países, sobre todo latinoamericanos, ‘‘y estoy convencido (de) que el modelo y el tiempo que se tiene para el Presidente de la República en México es el adecuado. Si bien puede parecer insuficiente para hacer todo lo que se tiene que llevar a cabo, es un tiempo razonable y suficiente para así hacer mucho en favor del país’’.
Recordó que ‘‘pocos países en el mundo, en la región latinoamericana, pueden presumir’’ de ocho décadas ‘‘en las que cada seis años ha habido una transición ordenada, pacífica, no exenta algunas veces de cierta efervescencia política’’. Ante esto, añadió, ‘‘yo lo pondría como una evidencia más de no haber necesidad de alterar este clima y esta condición que tenemos en México’’. ¿Palabras definitivas, contundentes, de EPN para cancelar irrevocablemente las posibilidades de ocupar un segundo periodo en Los Pinos? ¿O simplemente la táctica puntualización de que él ‘‘no ve’’ esas posibilidades respecto de un tema con el que ‘‘nunca’’ ha estado ‘‘muy en favor’’, aunque tampoco diga que ‘‘muy en contra’’? ¿Fue el arranque sembrado de un debate que pretende impulsar el círculo central peñista, pero dejando retóricamente a salvo al eventual beneficiado?
Y, mientras el gobernador de Texas, Rick Perry, señala epistolarmente a Enrique Peña Nieto que el despliegue fronterizo de la Guardia Nacional en aquella entidad es a causa del ‘‘fracaso’’ mexicano en cuanto a controlar su frontera sur y a las bandas criminales, ¡hasta mañana, con Margarita Zavala en actos públicos, reiterando que quiere ser diputada federal!
Twitter: @julioastillero