Oaxaca de Juárez, 8 de septiembre
MILENIO ASALTO A LA RAZÓN CARLOS MARÍNLejos de lamentarse o de querer ocultarlo, el Partido Acción Nacional se ufana de tener 360 mil 490 fieles militantes que a muchos les parecen pocos pero que, junto con adherentes y simpatizantes, le dieron a su candidata 12 millones 786 mil 647 votos en las elecciones de 2012.
El número contrasta con los cinco millones 149 mil 569 afiliados del PRI, que en aquella misma jornada obtuvieron para su candidato 19 millones 226 mil 784 votos.
También parece ínfima la panista frente a la militancia perredista: cuatro millones 530 mil afiliados (que con adherentes, conexos y similares le reportaron al suyo 15 millones 896 mil 999 votos).
La relación, pues, entre militantes y votantes en las elecciones parece ser lo de menos… pero se vuelve determinante cuando de lo que se trata es de elegir a los mandamases de los partidos.
A través de sus propios mecanismos democráticos, los panistas ya designaron a Gustavo Madero como su dirigente, y los perredistas resolvieron una irreprochable fórmula para decidir el suyo: votaron por los consejeros que elegirán al sucesor de Jesús Zambrano antes de un mes.
cmarin@milenio.com
EXCÉLSIOR RAZONES JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZNo cabe duda de que Nueva Izquierda, con sus aliados, ganará la elección de consejeros municipales, estatales y nacionales del PRD. La verdadera pregunta es por qué porcentaje lo hará, si logrará tener mayoría absoluta en el Consejo Nacional (y en los locales) porque será allí donde se elegirá a la nueva dirigencia dentro de un mes y, también, donde se designarán los candidatos para la elección de 2015 (y todo el ciclo de comicios estatales de 2016).
Los intentos de los distintos grupos opositores, aliados en un frente en torno a la corriente de René Bejarano, aparentemente no alcanzarán siquiera 50% y si es así la designación de la fórmula Carlos Navarrete yHéctor Bautista para la dirigencia partidaria será irreversible.Cuauhtémoc Cárdenas, quien era propuesto por ese grupo para la presidencia del partido, ya ha dado un paso atrás y si volviera a decidirse a buscar la dirigencia es porque tendría que haber habido en la elecciones de ayer resultados imprevisibles, que detonaran una crisis interna en el PRD, lo que por lo menos hasta el momento de escribir estas líneas no era previsible. Es verdad que, pese a que se trata de una elección interna organizada por el nuevo INE (con un costo millonario para el PRD) y que el número de impugnaciones y quejas es, hasta ahora, relativamente pequeño, si se da el triunfo de Nueva Izquierda y sus aliados, habrá personajes y grupos que comenzarán el traslado formal hacia Morena (aunque muchos de ellos ya han dado el paso político, están más cerca de Morena que del PRD del que aún forman parte, aún faltaría el institucional). Me imagino que la dirigencia del PRD ya lo sabe y que prefiere que eso ocurra ahora y no cuando esté en ciernes el proceso electoral.
Por eso, la llegada de Navarrete a esa dirigencia tendrá que estar marcada por un proceso de integración que, como me decía el propioNavarrete en una entrevista para el programa Todo personal la semana pasada, tendrá que estar encabezado por una oferta al propioCuauhtémoc Cárdenas, a quien se le propondrá que sea parte de un organismo real de dirección estratégica en el partido, más allá de la suerte que pueda correr la consulta sobre la Reforma Energética (que difícilmente superará la aduana de la Suprema Corte de Justicia).
Pero más allá de eso, el PRD debe comenzar a buscar y consolidar liderazgos públicos de cara a las elecciones, las próximas y las de 2018, porque mientras el perredismo sigue gozando de una organización y un despliegue relativamente eficiente en buena parte del país, Morena sigue teniendo al único líder que ha tenido la izquierda en por lo menos los últimos 12 años. Y será allí donde Morena le hará daño al PRD.
Y no sólo allí: cuando vemos cómo se despliegan las fuerzas en el principal reducto de votos de la izquierda, que es la Ciudad de México, vemos también cómo esa división PRD-Morena puede dañar, sobre todo al PRD y complejizar la labor del gobierno capitalino. Un ejemplo: en Iztapalapa está comenzando a construirse una alianza inédita en torno a René Arce, ahora parte de Nueva Alianza, quien fuera delegado de Iztapalapa por el PRD, partido del que fue fundador, y cabeza de un grupo político poderoso en esa demarcación. En esa alianza podrían caber el PRI, el PAN, el Verde y Nueva Alianza. Iztapalapa es la delegación más poblada y con mayor cantidad de votos del DF, es un bastión del perredismo, pero es también donde mayor presencia tiene Morena y donde se han protagonizado las mayores divisiones y conflictos internos en ese partido. Cuando el año próximo, el PRD y Morena lleven sus propios candidatos (además que también lo harán Movimiento Ciudadano y el PT), el voto de la izquierda en esa delegación, se dividirá en por lo menos dos partes (y hasta en tres si como se asegura finalmente Marcelo Ebrard se va a MC o cuatro si el PT encuentra algún candidato competitivo). La opción entonces de una candidatura de unidad entre PRI, PAN, Verde y Nueva Alianza puede tener muchas opciones.
Algo similar podría ocurrir en otro bastión del PRD: la delegación Cuauhtémoc, controlada desde hace años por la corriente de Bejarano. Morena ya prácticamente destapó para la Cuauhtémoc a Ricardo Monreal (y para Iztapalapa a Clara Brugada). El PRD tendrá que buscar una opción mucho más cercana a la gente y al propio gobierno capitalino si quiere competir. Pero allí también se habla de una alianza entre los otros cuatro partidos que, ante un voto dividido, pueden capitalizar los comicios en su favor.
La situación se repite en otras partes de la capital, pero también en el resto del país. El desafío que tendrá la nueva dirigencia perredista es enorme: tiene adversarios internos, debe defender a su partido de las acechanzas de Morena y tiene que dar la lucha política contra el PRI y el PAN. De ello dependerá mucho el futuro de la izquierda en México.
LA JORNADA ASTILLERO JULIO HERNÁNDEZ LÓPEZEl remozamiento procesal no correspondió, sin embargo, a la calidad de las formas de participación de una militancia perredista largamente acostumbrada al uso de recursos económicos provenientes de cuanta fuente les es posible para acarreos, entrega de despensas y tarjetas plásticas utilizables en supermercados (al estilo priísta de Soriana en 2012) y compra directa del voto mediante entrega de dinero en mano. Múltiples denuncias cruzadas se conocieron ayer mismo (robo de boletas, quema de urnas, etcétera) de parte de dirigentes de las corrientes perredistas que, en términos generales, utilizan el mismo arsenal corruptor cuando les es posible y se quejan con pasión de esas prácticas consentidas cuando les son adversas.
En esa guerra descarnada por las posiciones ganadas a base de despensas y similares, la maestría usualmente más exitosa está del lado de Nueva Izquierda, la maquinaria de control estructural del sol azteca que hasta ahora no ha podido ser vencida en los tableros internos por nadie, ni por Andrés Manuel López Obrador cuando fue presidente del comité nacional o en las dos veces en que fue candidato presidencial, ni por el bejaranismo sabidamente experto en el uso de dinero para ‘‘hacer política’’ que luego significa más dinero para seguir participando en elecciones y negociaciones.
De confirmarse la realización ‘‘pacífica’’ del proceso electivo interno, que dará pie a la designación del sucesor de Jesús Zambrano, el PRD podrá enderezar su propaganda a la exaltación de su presunta mejoría operativa, y a la puntualización de que su membresía se mantiene fiel y activa, siempre con el fantasma de AMLO y Morena rondando en los cálculos para 2015 y 2018.
Pasó casi inadvertido el peligroso anuncio hecho la semana pasada en Michoacán por el comisionado Alfredo Castillo, de que el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) ‘‘revisará’’ los perfiles de los precandidatos a puestos de elección popular para ‘‘advertir’’ a los partidos políticos de los indicios de conexión con asuntos del crimen organizado que fuesen encontrados.
El comisionado Castillo explicó que esa participación del Cisen será ‘‘para llegar a definir si algunas de las personas (mencionadas como aspirantes a candidaturas) no necesariamente para el más alto cargo en el estado, sino para cualquiera, presidente municipal, diputación local o federal, o incluso síndicos o regidores, si en los registros existe algún vínculo que los llegue a relacionar con temas de delincuencia’’. Los resultados de esas indagaciones serían puestos en conocimiento de los partidos políticos para que éstos ‘‘tomen las providencias necesarias y ya será un tema de ellos ver a quién eligen como sus candidatos. Y será una decisión de la sociedad quién quiere que los represente en estos puestos’’ (información de Francisco García Davish, director de la agencia Quadratín).
Como suele suceder en otros planos gubernamentales relacionados con las intenciones, son plausibles las que buscan impedir que personajes relacionados con el narcotráfico y otras actividades criminales lleguen a cargos públicos o de representación popular. En estricto sentido, ni siquiera sería necesario que se anunciara lo que órganos de inteligencia como el Cisen harán en esta materia, pues simplemente deberían cumplir con ésas y otras obligaciones del Estado mexicano.
Pero resulta que el propio comisionado Castillo es la personificación del actuar faccioso e ilegal, y sus propias selecciones de autodefensas conversos a policías luego han sido evidenciadas bajo afectación de esos mismos intereses criminales presuntamente combatidos. Usar al Cisen como punto de referencia para acreditar o desacreditar candidaturas es desde ahora un propósito malsano, pues en Michoacán, como en el resto del país, bastará con filtrar los expedientes de sospechas, o ciertos ‘‘indicios’’, para inducir desenlaces.
No sólo en Michoacán está en marcha esa ‘‘participación’’ del Cisen en la definición de los procesos electorales venideros. En el diarioSíntesis, de Guerrero, dirigido por Miguel Ángel Mata Mata, se publicaron el pasado 14 de agosto los resultados de la ‘‘segunda encuesta trimestral de medición de imagen e intención del voto’’ que levantó el Cisen en esa entidad. En la muy detallada nota se menciona que el centro realiza ‘‘sondeos trimestrales en cada una de las entidades federativas’’ y, en el caso de Guerrero, ‘‘en el PRD se consolida (Armando) Ríos Piter y se desploma Sofío Ramírez; en el PRI crecen (Manuel) Añorve y (Héctor Antonio) Astudillo; se consolida (Luis) Walton en el Movimiento Ciudadano; Lázaro Mazón se desploma y se consolida en el PAN Jorge Camacho Peñaloza’’ ( ) . En Veracruz, Plumas Libres también dio a conocer datos de un estudio electoral realizado por el Cisen ( ).
Y, mientras Chente Fox de los Sahagún se avienta la puntada bumerán de criticar al PAN porque en él ‘‘predomina el interés por el dinero encima de la honestidad’’, ¡hasta mañana, con Obama posponiendo decisiones sobre migración hasta después de elecciones legislativas, con lo que confirma su continuo incumplimiento y engaño hacia los indocumentados!
Twitter: @julioastillero