Lunes, 28 de Enero de 2013 13:37 Alejandro Leyva AguilarAlejandro Leyva Aguilar
Nació en 2006 cuando sentí la necesidad de escribir sobre el conflicto político de ese año en que los oaxaqueños estuvimos secuestrados por una horda de patanes mal llamados profesores, que se apoderaron de la ciudad, más no del gobierno.
Enroque deja de tener vigencia justamente por eso, porque esa misma horda de patanes, hoy han cumplido casi todos sus objetivos, incluso, apoderarse de muchas de las funciones del mismo gobierno.
El hecho de que cualquiera en Oaxaca pueda comprar un vehículo sin papeles y solamente poner un “permiso” de la sección 22 del SNTE para circular sin problemas en todo el estado, habla de la magnitud de la impunidad de esa horda de patanes que hoy soy dueños del estado.
Me causa tristeza lo que ocurre en el estado, pero no podemos hacer mucho por él en tanto la ciudadanía no tome las riendas de lo que pasa en Oaxaca. Nos ha caído una especie de apatía, costumbre, valemadrismo ante lo que sucede y nos cruzamos de brazos.
Si el gobierno está inerme ante el magisterio y lo único que le queda es el apoyo popular, los ciudadanos también somos impotentes ante las decisiones del magisterio que hace lo que quiere en el estado.
¿Para qué escribir entonces?, ¿para qué desgastarse ante una situación que se ha tornado irremediable?, ¿para qué torcer la víscera cada que los profesores cierran las calles, secuestran el congreso, insultan al gobierno y ofenden a la sociedad?
Enroque termina entonces con esta entrega, la última y nos vamos a hacer cosas más productivas, que ayuden y no que crispen los ánimos de quienes aquí en este espacio, voluntaria o involuntariamente ofendí o critiqué.
Indudablemente mi columna tuvo dos fases bien marcadas, antes de julio de 2010 y después de esa fecha, porque como todos los oaxaqueños, esperaba un cambio que no sucedió y entonces la mira de mis críticas se centró en quien recae el Gobierno del Estado.
Del Licenciado Gabino Cué Monteagudo, dije muchas cosas y quizá debo hacer aquí un alto para reconocer que no es un hombre malo o mal intencionado y que al contrario, las circunstancias en las que llegó al gobierno, no le permitieron gobernar como él hubiese querido.
Soy un convencido de que la ideología de los partidos políticos tiene un porqué y por eso me resulta, incluso ahora, increíble una alianza entre la izquierda y la derecha que son sumamente dogmáticas en México.
Los resultados de esa alianza dogmáticamente paralela, los estamos viviendo hoy en día cuando los grupos radicales, rebasaron la acción del gobierno y lo sometieron a su voluntad, por eso no son buenas las alianzas.
Por eso también, hablar de política resulta inútil en estos días porque serían críticas y sólo críticas a un sistema que no funciona de todo bien por el cúmulo de compromisos existentes. Vaya entonces un saludo y un profundo agradecimiento a todos mis lectores que durante varios años ya, me leen casi todos los días.