Oaxaca de Juárez, 9 de diciembre. Y con la novedad, que no era tan nueva, de que la oposición al oficialismo en Venezuela tendría una victoria, la semana pasada miles de venezolanos salieron a las calles a celebrar el posible fin del chavismo representado por el gobierno de Nicolás Maduro. Las elecciones en Venezuela no sólo demostraron la efectividad de las urnas, sino también el compromiso de la ciudadanía venezolana al confiar en su sistema electoral y salir a votar.
Con lo anterior, solo se comprueba que los gobiernos populistas como el de Cristina Fernández o Nicolás Maduro lo único que logran a largo plazo es el empobrecimiento de los países. Promesas y políticas poco eficaces hacen que eventualmente la sociedad pierda dinero y se generen menos empleos, afectando la demanda y los precios. La realidad es que por más promesas que se hagan, lo gobiernos no tienen la capacidad de generar más ingresos como no sea promoviendo la industria y la innovación. Por lo anterior, mientras se siga gastando en políticas populistas va a seguir habiendo estratos sociales que pierdan dinero.
La situación económica no era la única que preocupaba a los venezolanos sino también las pocas garantías que el chavismo ofrecía a los ciudadanos. Por ello, justas eran las dudas que se despertaron alrededor del mundo respecto a la transparencia de las elecciones en Venezuela.
Muchas fueron las naciones que se congratularon con la noticia de una alternancia venezolana y también muchas fueron las voces que se desdijeron respecto a la apología que hacían del chavismo. Muchos analistas afirmaban que con el caso de Bolivia, Venezuela, Argentina y Ecuador, por citar algunos, la “primavera latinoamericana” daba paso a nuevas ideas que tenían la oportunidad de posicionar a la región. Sin embargo, con los triunfos de una oposición en su mayoría de derecha vemos que, por lo menos en América Latina, el populismo ha sido bastante atractivo para muchas fracciones políticas en su afán de ganar votos.
Hoy sólo queda esperar y ver cuáles son las consecuencias de las nuevas políticas que se espera traigan una América Latina más innovadora y más productiva, esperando que se deje de depender del capital extranjero y que la región deje de ser sólo proveedora de las grandes potencias. Las elecciones en Venezuela generan un precedente positivo para todas las democracias en América Latina y promueven la transparencia y el respeto a la voluntad de los electores.

