Oaxaca de Juárez, 14 de diciembre. Dentro del intento por fortalecer los lazos de hermandad entre los países iberoamericanos encontramos la ya institucionalizada Cumbre Iberoamericana. En ella se trata de involucrar a todos los países de la región latinoamericana, así como también a España, Andorra y Portugal por compartir el pasado colonialista que une a los países con algún antecedente ibérico.
Con la abierta invitación a 22 países entre ellos Cuba después de una larga historia de exclusiones, la ciudad de Boca del Río, Veracruz fue la seleccionada para el evento donde acudieron l6 mandatorios a una conferencia donde se privilegió el diálogo y la cooperación entre los asistentes.
Entre los que rechazaron la invitación se encuentran los mandatarios de Bolivia, Argentina, Venezuela, Brasil y Cuba, entre otros que justificaron su inasistencia por motivos de salud o políticos, con la idea de rechazar la importancia de que una u otra manera siguen teniendo los países de la península ibérica dentro del subcontinente.
En lo particular pienso que la Cumbre Iberoamericana busca fomentar la integración entre países que compartimos muchas cosas en común como lo son, la historia, el idioma, la religión, entre otras. De ahí que debemos de ver ese esfuerzo más allá del amor o del odio que se les pueda tener a las ex potencias colonialistas, y entender a América Latina como un proceso de independencia constante y como una búsqueda de identidad insistente.
Es así como entendemos la actitud que adoptan los gobiernos de Venezuela o Bolivia ante la posibilidad de convivir con los mandatarios de algunos países, sintiendo así su supremacía sobre lo que fue la conquista. Sin embargo, nos guste o no, el proceso de colonización de América Latina fue una realidad para muchos ya superada, por lo que no podemos seguir aferrándonos a lo ocurrido en el pasado dentro de una realidad cambiante.
La Cumbre Iberoamericana es el ejemplo perfecto del esfuerzo tan grande por encontrar una identidad que nos diferencie de todos los demás ejemplos de integración, y que al mismo tiempo se adecúe a las necesidades que también son un común denominador en la mayoría de los países de Iberoamérica.

