Oaxaca de Juárez, 6 de noviembre. La presidenta Sheinbaum enfrenta el momento más complicado de los 13 meses y días que lleva en Palacio Nacional.
Las reacciones adversas por el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, se han multiplicado en redes, debates, medios y pláticas de café.
El homicidio ha desatado protestas violentas en Michoacán, pero también demandas de una mayor intervención federal y la salida del gobernador Alfredo Ramírez Bedolla.
La ejecución del alcalde, quien se distinguió por su arrojo en la lucha contra el crimen organizado, provocó una ola de indignación que no habíamos visto desde que se fue AMLO.
Al gobierno federal le reprochan no haber atendido correctamente los llamados que el alcalde hizo para pedir ayuda federal.
“A Manzo lo mató el gobierno”, dijo Rubén Moreira, coordinador la bancada del PRI en San Lázaro, mientras caminaba por la tribuna.
Ni siquiera la “guerra” que se libran Chapitos y Mayos en Sinaloa, desde hace casi 14 meses, ha calado tan hondo como ese asesinato. Ya van más de dos mil 100 muertos.
El pasado 4 de noviembre, la presidenta anunció el “Plan Michoacán por la Paz y la Justicia” que implica el despliegue de fuerzas federales, la instalación en Michoacán de una oficina de la Presidenta, salarios dignos para jornaleros agrícolas.
El analista Javier Tejado dice que atravesamos por “La mayor crisis mediática y digital” del gobierno agrega que tiene potencial para escalar políticamente si no se resuelve rápido.
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El diputado externo de Morena, Pedro Haces nos habló ayer de su reunión con empresarios de Michoacán, en su calidad de dirigente obrero.
“Fui a platicar con ellos para que no cierren empresas y que tengan confianza en la presidenta Sheinbaum. Y es que después de lo que pasó, están desconcertados, tienen miedo”, dijo.
El propósito del encuentro, dijo, es evitar que cierren las empresas. “Si se cierran ¿A dónde va toda esa gente?” Preguntó.
Y más: “Tener fuentes de empleo, que la gente tenga un trabajo digno con salario digno, hace que no se vaya por el dinero fácil.
“La delincuencia organizada baja cuando hay fuentes de empleo, inversiones. ¿Cómo se logra eso? Cuidando a las empresas para que no haya fuga de capitales”.
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Otro tema que ha llamado poderosamente la atención es el acoso que sufrió la presidenta, durante un recorrido peatonal en el Centro Histórico de la CDMX.
Las imágenes nos muestran que el acosador, Uriel Rivera Martínez, 32 años, le llegó por atrás a la presidenta, intentó besarle el cuello, mientras tocaba su pecho.
Los reproches se le hicieron a su equipo de seguridad. Domina la idea de que es un grave descuido que destapa la vulnerabilidad de la presidenta.
La diputada Laura Ballesteros, MC, pidió no descartar la posibilidad de que haya sido un aviso del crimen organizado, para mostrar lo fácil que resulta llegar a la presidenta.
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Una palomita al diputado del Verde, Raúl Bolaños, por el equitativo y responsable manejo que tuvo durante el lapso que presidió la sesión donde se debatieron las reservas del Presupuesto 2026.
La cosa se puso color hormiga. Supo controlarlo. El diputado del PT, Juan José Padilla, calificó de “vándalo” a Alito Moreno.
La reacción de Rubén Moreira, coordinador de la bancada del PRI, no se hizo esperar. Le grito varias “¡Porro!” al petista, que reviraba con más descalificaciones al otrora partidazo.
Más tarde, Dolores Padierna, vicepresidenta de la mesa directiva, pidió la palabra para una moción de orden. Acusó a Bolaños de actuar “sesgadamente” al dar sucesivamente la palabra a un panista y a un priísta “y solo son para ofender a nuestro movimiento”.
Sin alterarse, Bolaños recordó a Padierna que el acuerdo que se tomó en el pleno establece que cada que pida la palabra un coordinador se le dará.
El orador que siguió a la intervención del panista Hinojosa, era Rubén Moreira, coordinador de la bancada del PRI. Padierna se quedó callada.
FIN

