Alejandro Leyva Aguilar
Oaxaca de Juárez, 9 de junio. No recuerdo el año, pero ya pasaron muchos desde que un gobernador del estado gana la ciudad de Oaxaca.
Como entonces ha habido un voto diferenciado muy importante. Los votantes han razonado su sufragio y votan distinto por gobernador, por diputados y por presidentes municipales, por eso los candidatos a gobernador del PRI, no ganaban.
Si la memoria no me falla (y considero que me falla mucho), desde que Heladio Ramírez López contendió como candidato al Gobierno del Estado, un priísta no había ganado la elección en la ciudad capital.
Por tanto el triunfo de Alejandro Murat en Oaxaca capital es histórico por, al menos, dos razones: primero porque hace 24 años un candidato del PRI no había ganado la capital de Oaxaca y segundo porque la votación alcanzó casi el 60 por ciento del total de sufragios.
¡Nunca antes los oaxaqueños habíamos alcanzado ese grado de participación ciudadana! Alejandro Murat ganó con 496 mil 724 votos contra 387 mil 066 votos de José Antonio Estefan Garfias, una diferencia de poco más de siete puntos porcentuales de la votación total y en específico de 109 mil 658 votos.
En otras palabras fue una tunda la que la alianza “Juntos Hacemos Más”, le dio a la alianza CREO o lo que es lo mismo al grupo político liderado por Diódoro Carrasco Altamirano y Manuel Moreno Valle, panistas que le apostaron al peor de los candidatos para contender en un estado donde la izquierda es la que manda.
Los números lo dicen bien. MORENA tuvo una votación de 353 mil 805 votos y el PT que fue una escisión del PAN-PRD por el berrinche de Benjamín Robles Montoya obtuvo 169 mil 451 votos.
Si sumamos los votos de la izquierda, el resultado es parecido a la votación que llevó a la desgracia a Oaxaca en la elección de gabino cué –así, con minúsculas-, unos 910 mil 322 votos.
¿Qué pasó con la izquierda?, pues es sencillo plantarse que en la izquierda y en alianza con la derecha, esos partidos se juntan para competir y derrocar al PRI, pero cuando se dan cuenta del dinero que hay en medio, la voracidad es mayúscula, al grado de que pueden morderse unos a otros con tal de salir favorecidos.
Esa voracidad de la izquierda es justamente lo que llevó a la debacle al gobiero de gabino cué y a esta alianza que no tiene, a mi juicio, absolutamente nada qué reclamar.
¿Andan buscando los votos para que les salgan las cuentas?, ¡alguien que les diga que 300 mil se los llevó MORENA y 100 mil Benjamín Robles!
Otra lección que nos deja la jornada electoral del pasado domingo, es el voto diferenciado en municipios sobre todo donde por amares políticos, por circunstancias de presiones y chantajes, quedaron como candidatos, personajes que llevaban una carga negativa poderosa.
Lo que quiere decir que el PRI o se renueva, como sucedió con el candidato al gobierno Alejandro Murat, o lanza candidatos con experiencia y probidad como en el caso de la capital oaxaqueña con José Antonio Hernández Fraguas, o bien va a seguir perdiendo espacios si se impone los cacicazgos.
Importante es ahora que, como sucedió hoy mismo, los demás candidatos perdedores, se sumen a un proyecto incluyente en Oaxaca que pueda revertir la polarización social causada por los intereses mezquinos de alianzas dispares como la del PAN y el PRD que en común, solo tienen la ambición.

