Fernanda Cardoso
Oaxaca de Juárez, 5 de enero. El fin de semana muchos fueron los titulares que alertaban sobre la inminente ruptura de relaciones diplomáticas entre Arabia Saudita e Irán luego de una serie de conflictos que llevaron a que el gobierno Saudí diera 48 horas para que los diplomáticos iraníes abandonaran Arabia Saudita y retiró su representación diplomática en Teherán.
Lo que para muchos fue una sorpresa, la realidad es que la escalada de tensiones entre ambos países empezó a ser más preocupante desde que el gobierno de Arabia Saudita anunciara la ejecución de 47 personas acusadas de terrorismo, entre ellas el líder chiita Nimr al Nimr. A los ojos de ciertos analistas la ruptura de relaciones no llevará a una guerra debido a que ambos países forman parte de la OPEP y en términos geopolíticos una guerra traería más perjuicios que beneficios.
A decir verdad, Irán y Arabia Saudita son dos grandes potencias en la región, con grandes diferencias entre sí que las hacen repetir, con su justa dimensión, la misma dinámica que repetían la URSS y Estados Unidos en el periodo de la Guerra Fría. Mientras que Irán pertenece a la rama Chiita del Islam, Arabia Saudita ha reivindicado a la rama Sunna dentro de la región. Por su parte, muchos han sido los conflictos indirectos en los que los intereses iraníes y sauditas se han enfrentado, tal es el caso de Palestina e Israel, Irak, Siria y Yemen, por mencionar algunos.
Si bien a nivel macroeconómico una guerra resulta poco probable (aparte de poco recomendable), no es bueno desestimar la reacción social que podría desencadenar un conflicto entre las ramas Sunna y Chiita. Por su parte, es importante considerar el sistema de alianzas que acompaña la escalada del conflicto. Es decir, mientras que Irán, una democracia islámica, es aliado de Rusia; Estados Unidos ha sido bastante tolerante con las políticas monárquicas y antidemocráticas de Arabia Saudita, sin mencionar que pareciera no importarle el patrocinio que el gobierno Saudí ha otorgado a grupos terroristas como el Estado Islámico.
La situación pareciera agravarse luego de que otros países principalmente musulmanes rompieran relaciones con Irán en respuesta a las tensiones que éste tiene con Arabia Saudita. Irán, entonces ha sido considerado como la gran amenaza de la región debido a la injerencia que tiene en minorías chiitas en otros países. Sin embargo, es bueno considerar que muchos países alrededor del mundo dependen de las decisiones que tanto Arabia Saudita como Irán tomen.

