Estados Unidos, 12 de noviembre. Era uno de los ‘nombramientos’ más esperados: Elon Musk, el hombre más rico del mundo, asesor cada vez más cercano de Donald Trump, compañero de campaña (invirtió cerca de 200 millones de su bolsillo y estuvo en mítines o la noche electoral en Mar-a-lago). Hace semanas, ambas partes señalaron que el empresario tendría algún tipo de responsabilidad para ejecutar una auditoría en profundidad de la eficiencia de la administración pública. Y este martes Trump ha dado más detalles, calificando la operación como “potencialmente el Proyecto Manhattan de nuestra era”, pero aclarando que no será desde dentro del Ejecutivo, sino desde fuera.
En un comunicado, el presidente electo ha explicado que Musk y el ex candidato presidencial republicano Vivek Ramaswamy, que desafió a Trump en las primarias republicanas para luego integrarse en su movimiento, dirigirán el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE en sus siglas en inglés), que pese a su nombre no implica un cargo público, sino una especie de asesoría externa. Y que ambos trabajarán juntos para “desmantelar la burocracia gubernamental, eliminar las regulaciones excesivas, recortar los gastos innecesarios y reestructurar las agencias federales”. Algo que, promete, “liberará la economía” y acabará con el “despilfarro y fraude” masivo actual.
Los dos empresarios brindarán “asesoramiento y orientación desde fuera del gobierno, y se asociarán con la Casa Blanca y la Oficina de Administración y Presupuesto para impulsar una reforma estructural a gran escala y crear un enfoque empresarial para el gobierno nunca antes visto”. El trabajo de auditoría debería concluir “no más allá del 4 de julio de 2026”, la fecha en la que EEUU va a celebrar su 250 aniversario.