La Razón
Javier Solórzano Zinser
Ciudad de México, 2 de noviembre. Si algo piden, exigen y quieren las y los oaxaqueños es que les permitan hacer su vida. Pocos estados del país han sido tan sometidos y explotados como Oaxaca. Los problemas no sólo están en la política, están definitivamente en su muy desigual desarrollo económico y social.
La CNTE ha sido un gran factor. De ser una organización que generó esperanza y alternativa al proceso educativo local, acabó por terminar en una instancia ajena a los oaxaqueños. En su interior terminaron por tener los vicios que tanto criticaron del SNTE.
En Oaxaca hay problemas mayores. A lo largo de muchos años diversas comunidades han sido explotadas y usadas políticamente sin que hayan visto beneficio alguno, se han quedado igual y hasta peor. Son historias que se han repetido una y otra vez.
Las comunidades oaxaqueñas viven bajo sus tradiciones y costumbres, las cuales en muchos casos no quieren cambiar, incluso cuando se les ofrecen alternativas que les pueden beneficiar.
Conversando con integrantes de algunas de ellas, queda claro que son muchos los factores de su aislamiento y su negativa. Se les podrá cuestionar, pero está a la vista que sus razones no son casuales. Hay que ponerse en el papel de ellos para poder entenderlos. Con ojos de ciudad no se pueden explicar las tradiciones y las herencias de siglos.
Uno de los muchos ejemplos de esta explotación se puede apreciar en la venta del mango. Las grandes tiendas pagan a los pequeños productores cantidades que no tienen que ver con el valor real de la cadena de producción. La venta es necesaria no sólo para vivir, sino porque quedarse con el mango significa que se les eche a perder.
Los pequeños productores tienen otro problema, le han pedido al gobierno préstamos para desarrollar la cadena de producción, requieren de 3 mdp. La respuesta ha sido positiva, el gran problema es que piden a los pequeños productores que pongan 2.5 mdp de los 3. No hay manera de que las comunidades puedan aportar esta cantidad, estamos hablando de pequeños productores que tratan antes que nada de sobrevivir. Éste es un ejemplo de muchos en la vida diaria de Oaxaca. No es sólo la CNTE, es un todo histórico que ha metido al estado en un pasado de explotación en medio de su indudable riqueza cultural y social. Ahora anda en el presente con las mismas adversidades de siempre.
RESQUICIOS. 2001 ejemplares.
En La Razón estamos celebrando el pasado, pero también estamos viendo el futuro, ese que requiere de la crítica y del vernos a nosotros mismos como somos, no como nos dicen que somos.
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