Sin Embargo.
México. DF. 9 de diciembre. En Sudamérica, cuando algo es excesivamente lacrimógeno y rosa, le llaman un drama mexicano. Se nos conoce de manera precisa por eso, por el exceso de melodrama. Y no podría ser de otra manera. La mediocracia sabe explotar nuestras debilidades. El Teletón es el mejor ejemplo de eso.
La explotación de una causa noble para pagar menos impuestos. No podía ser de otra manera. Y para ello se utilizan estrellas con capital mediático, cuyos miembros más visibles en esta oportunidad han sido Eugenio Derbez y el bueno de Carlitos Loret. El ascendiente de ellos, cuyas caras llega al 95% de los hogares en México, no está en duda. Lo que sucede ahora es que ya el público no se traga el mensaje. Pueden esgrimir las causas más justas, pero eso no significa que estén en lo correcto. Y no por ellos, ni por los niños con discapacidad, que al igual que más de cincuenta millones de mexicanos padecen algún tipo de vulnerabilidad.
Lo que pasa es que de entre los más débiles, los niños con discapacidad son los más fáciles de vender. Es lo más triste en el circo construido alrededor de ellos, los menos culpables de vivir en un sistema disfuncional como el nuestro, cuyo lubricante es la corrupción. La televisión ha evolucionado en la construcción de arquetipos disfuncionales con una finalidad mercadológica, y con la sola intención de hacer mucho dinero. Mucha de la oferta televisiva está construida en base a la explotación ramplona del sentimentalismo mexicano. Allí están los niños sobre explotados en los concursos de canto, elevados a temprana edad a la categoría de estrellas. Allí están los reality shows que explotan a la clase baja. Una suerte de vandalismo mediático. Un vandalismo construido con nuestro propio dinero. Pero en el caso de los teletones, no estaría de más empezar a variarlos.
Que les parecería un teletón para hacer prisiones donde todos los políticos corruptos estuvieran haciendo trabajos forzados, y si a esto le agregáramos un show estilo Big Brother, esto se pondría sensacional. Imagínense a Arturo Montiel, el góber precioso y Granier nominándose entre sí. U otro teletón para financiar autodefensas. Si dicen que el teletón nació para hacer lo que el gobierno no hace, que causa más noble que ayudar a construir autodefensas sólidas por todo el país, brindando paz y tranquilidad a las zonas que más lo necesitan.
Haciendo exactamente lo que el gobierno no hace. Eugenio Derbez comprometió parte de su credibilidad defendiendo un proyecto que parece noble pero que esconde causas más oscuras. A Loret no le creen ni en su casa. Mire usted que salir con un videíto hace unas semanas donde nos dice que está indignadísimo. Un acto de congruencia sería que renunciara a televisa. Allí empezaría a creerle. El sistema tiene muchísimos recursos para crear una realidad. Es lugar común decir que las televisoras son parte de la construcción de esta realidad alternativa. Lo que pasa es que ya no nos la tragamos. Si un comediante y un lector de noticias son líderes de opinión pues estamos fritos. Aunque intenten distanciarse del presidente y su esposa por taparle el ojo al macho
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