Domingo, 20 de Julio de 2014 08:39 Alfredo Brena Alfredo Brena

Oaxaca de Juárez, 20 de julio.Burla de las “reformas”, descaro de diputados y senadores, cinismo de EPN. A los políticos, ya sea con privatizaciones o reformas, solamente les importa modificar leyes para que los empresarios se conviertan en súper millonarios, y se dividan las ganancias entre políticos y empresarios. Porque no me digan que Slim no le pasa su porcentaje a Carlos Salinas de Gortari.
En septiembre de 1989, Carlos Salinas de Gortari (Presidente de la República 1988-1994), anunció la venta de Teléfonos de México. Para empezar se inició una gran campaña de desprestigio contra Telmex, después se procedió a mejorar la capacidad tecnológica de la empresa, y también su situación financiera, para que resultara más atractiva a los compradores. Se negoció también con el Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (STRM), el líder Francisco Hernández Juárez fue sobornado, y aceptó dócilmente la modificación de 50 cláusulas del contrato colectivo, entre ellas la eliminación de 57 acuerdos laborales y la reducción del número de categorías de trabajo. El anzuelo para la clase trabajadora, se basó en la promesa, de que el STRM sería dueño de un pequeño paquete de acciones de la nueva Teléfonos de México de Slim.
La empresa fue trasferida de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) a la de Hacienda (SHCP), la cual derogó el impuesto al consumo en los servicios telefónicos, con lo cual Telmex pudo aumentar sus ingresos en un 68 por ciento en servicio local y un 100 por ciento en la larga distancia. En cambio, se creó el Impuesto por Prestación de Servicios Telefónicos (IPST), que equivalía al 29 por ciento de los ingresos de la empresa, pero durante cinco años ésta lo podía deducir del impuesto sobre la renta, retener el 65 por ciento del IPST y acreditarlo como inversión; es decir, en vez de el impuesto fuera aplicado al gasto público, como mandaba la Constitución, de hecho era devuelto a Telmex. Y por si fuera poco, y como fue usual en las privatizaciones de Carlos Salinas de Gortari, una gran parte de la deuda externa de la compañía fue absorbida por el gobierno. También se fusionaron Telégrafos Nacionales y la Dirección de Telecomunicaciones de la SCT para constituir Telecomm, que en el acto vendió la red federal de microondas a Teléfonos de México, para que ésta pudiera operar los sistemas de larga distancia sin problemas. Sin contar que la venta incluía 20 subsidiarias de Telecomm, todas con activos importantes y finanzas saludables.
Para que este paquete fuera una verdadera ganga, se estableció un “periodo de ajuste” a fin de que Telmex tuviera un virtual monopolio de los servicios telefónicos. Más aun: se reestructuró el sistema de acciones, para que la empresa pudiera ser controlada por un solo individuo, mexicano eso sí, y por último se modificó el título de concesión, de modo que los compradores pudieran tener la empresa hasta el año 2026, pero después podrían renovar la concesión por 15 años más, hasta 2041, los que contados a partir de 1990, sumaban nada menos que 51 años, para que Slim exprimiera a su gusto Teléfonos de México. Estas condiciones, fueron tan favorables que convertirían a Telmex en la empresa más redituable del mundo.
El argumento del gobierno de Carlos Salinas para las privatizaciones, es el mismo argumento que hoy usa Peña Nieto para las reformas: que se buscaba la modernización y que se pretendía aliviar la presión que implicaba un programa de cuantiosas inversiones, todo esto en beneficio de los usuarios.
A través de procedimientos notoriamente turbios, Carlos Slim se adjudicó el control de Telmex, con sólo 442.8 millones de dólares, siendo que Telmex tenía un valor oficial de 7 mil millones de dólares. Por cierto, el gobierno accedió a que Slim pagará a plazos la parte restante, ¡que pagará con las ganancias que obtuviera al usufructuar la empresa! ¡El colmo!
Hablando claro y liso, el resultado de la privatización de Telmex fue: teníamos una telefonía barata y con un servicio regular; ahora tenemos un mal servicio y es el 2º más caro del mundo.
Bueno, pues esto no bastó, ahora con la reforma a la Ley de Telecomunicaciones, cacareaban los senadores y diputados que ahora sí iban a tener los usuarios mexicanos, algunos “logros” en telefonía celular. Siendo que esos “logros”, van integrados en los servicios que ofrecen las telefónicas a nivel internacional. Baste decir que en Estados Unidos, Canadá o Europa, un ciudadano común y silvestre, con 50 dólares mensuales tiene cubierto su servicio de triple play, y que conste: ¡un buen servicio!
Con la “reforma” a la Ley de Telecomunicaciones, los senadores y diputados vociferaban que el usuario mexicano iba a tener beneficios, que reitero, son condiciones comunes de los contratos en Norteamérica o Europa. Pero que se le ocurre a Slim burlarse de ellos. Y para no estar obligado a brindar la interconexión de forma gratuita a las demás compañías telefónicas. Simplemente vendió parte de las acciones de la compañía y dejó de ser preponderante en el mercado. Y de esta manera no está obligado a dar la interconexión, y el servicio seguirá igual de malo e igual de caro… en conclusión: ni a los políticos ni a los empresarios les importa un comino el precio o la calidad del servicio, ya sea con privatizaciones o reformas. Solamente les importa modificar leyes, para que los empresarios se conviertan en súper millonarios, y se dividan las ganancias entre políticos y empresarios. Porque no me digan que Slim no le pasa su porcentaje a Carlos Salinas de Gortari.
¡Suerte! y hasta el próximo D’ Análisis Político.
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