Oaxaca de Juárez, 5 de febrero. México es uno de los países con más violencia contra las mujeres a nivel mundial e incluso todavía prevalecen expresiones como “no hay mujeres capaces”, mismas que se utilizan como pretexto para obstaculizar la participación femenina en la política, en todos los niveles.
Así lo advierte el Centro de Estudios para el Logro de la Igualdad de Género (CELIG), de la Cámara de Diputados y asegura que en la actualidad, en México ninguna ley general tipifica la violencia política por ser mujeres. “Es uno de los grandes problemas del siglo XXI”, lamenta.
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en México las mujeres siguen sufriendo elevadas tasas de violencia. Eso incluye la crueldad en el hogar, acoso laboral, abuso sexual, feminicidio y agresión en el ejercicio de sus derechos político-electorales, precisa la Organización de las Naciones Unidas (ONU), comentó.
El año pasado, establece, se registraron 106 casos de violencia política en contra de las mujeres; hubo 16 candidatas asesinadas y 10 casos vinculados a hechos que lesionaron directamente los derechos político-electorales de las indígenas, de acuerdo con la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE).
La Ciudad de México, Tlaxcala, Chiapas y Oaxaca son las entidades con mayor número de denuncias por agresiones políticas, en el nuevo sistema penal acusatorio, refirió.
De acuerdo con un estudio del CELIG denominado Violencia Política en Razón de Género, aún hay mucho camino por andar hacia la igualdad de género, pues a pesar del avance que ha habido para empoderarlas, las mujeres aún son invisibles para participar en espacios de verdadera toma de decisiones en el país.
De hecho, el análisis atribuye el aumento de la violencia política en razón de género al avance de la población femenina en los asuntos públicos logrados en los últimos años.
El CELIG recuerda que en la actualidad las mujeres están en las aulas universitarias, votan, eligen y son elegidas para cargos políticos. Desempeñan puestos públicos y trabajan en el sector privado.
Tienen amplia formación y capacidad discursiva, se han asegurado el tránsito público. Expresan sus preferencias de toda índole, poseen criterio y presencia, sin embargo en la realidad todavía tienen que librar batallas, una de ellas es el fenómeno de resistencia hacia la actividad política de las mujeres: la violencia política en razón de género.
Este tipo de agresión se traduce en acciones u omisiones que impactan o afectan desproporcionadamente a una o más mujeres, al participar en la vida política, no por su preparación o capacidad, sino por el sencillo hecho de serlo, con el propósito de menoscabar o anular sus derechos político-electorales, incluyendo el ejercicio de un cargo público.
Aclaró que también puede incluir otro tipo de violencia como la física, psicológica, simbólica, sexual, patrimonial, económica o feminicida.
Por ello, el CELIG apuntó que las leyes deben garantizar el principio de paridad; sin embargo, actualmente se mantiene la resistencia a la participación femenina, a pesar de todos los avances logrados. No siempre son causas jurídicas, sino de carácter social, y por el sólo hecho de ser mujeres, las que obstruyen el camino hacia la igualdad.
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