Oaxaca de Juárez, 18 de enero. Con la entrada en vigor de la nueva Ley de Residuos Sólidos de la Ciudad de México, no solo queda prohibido el uso de bolsas de plásticos, también los plásticos de un solo uso, como cubiertos, platos y popotes. Aunque esta medida tiene como objetivo la protección del medio ambiente, la salud también se puede ver beneficiada. Te explicamos por qué.
Aunque estos objetos desechables cuentan con numerosas ventajas prácticas (sobre todo en el contexto del semáforo rojo por la cantidad de pedidos para llevar), también es de notar que ciertos elementos en la composición de estos productos pueden llegar a contaminar los alimentos que envasan.
Tal como señala el estudio Plastic & Health: The Hidden Costs of a Plastic Planet, publicado por el Centro para el Derecho Ambiental Internacional (CIEL, por sus siglas en ingés), el 42 por ciento de todo el plástico que se consume en el mercado es empleado en la industria del embalaje. Dentro de este sector, el 51 por ciento se usa en bebidas y alimentos.
El peligro es que, dependiendo del material utilizado en la fabricación del empaque o la envoltura, algunos elementos pueden migrar del plástico a los alimentos, dada la permeabilidad de aromas, gases y componentes menores (monómeros y aditivos).
Entre las sustancias más nocivas para la salud halladas en productos de plástico destacan los disruptores endocrinos, sustancias químicas que pueden alterar el sistema hormonal del organismo. En otras palabras, interfieren con el desarrollo del sistema nervioso central, afectan el metabolismo, atacan a los órganos sexuales, etcétera.
En los plásticos de un solo uso, trasciende la presencia de bisfenoles y sus derivados, sustancias que proporcionan dureza a los envases, al igual que ftalatos, sustancias químicas que aportan flexibilidad al objeto.
Rastros de bisfenoles y ftalatos son hallados en envases, recubrimientos de latas para conservas, detergentes, bolsas esterilizadas, cosméticos, productos de higiene femenina, así como otros material poliméricos.
Dichos interruptores se liberan, por ejemplo, por acción del calor, motivo por el cual se recomienda no calentar en horno de microondas comida que ha sido envasada en objetos de plástico, ya que se puede producir una migración de contaminantes del plástico a los alimentos.
La advertencia de la Profeco
En septiembre de 2020, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) señaló que el uso de los envases de plástico representa un riesgo a la salud. Como ejemplos, detalló que el deterioro de los botes de plástico de yogurt o crema pueden propiciar la entrada de bacterias, mientras que su agrietamiento y el calor pueden liberar las sustancias químicas que poseen los envases.
Respecto a las bolsas herméticas, la Profeco estableció que se pueden reutilizar siempre y cuando se laven adecuadamente, aunque sin utilizar agua caliente. Recordemos que el calor afecta al plástico y aumenta la posibilidad de que los productos químicos (como el bisfenol A) se propaguen a los alimentos.
La procuraduría indicó estudios en animales que han demostrado una posible relación entre la exposición al BPA (bisfenol A) y un aumento en el riesgo de cáncer.
Por si fuera poco, el contacto frecuente con productos desechables puede aumentar el riesgo de contraer COVID-19. Esto se debe a la capacidad del coronavirus de perdurar hasta por cuatros días en superficies de plástico, advirtió la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México.
Noticieros Televisa