Oaxaca de Juárez, 6 de noviembre. Sigue Oaxaca, dado que el país ha entrado en una espiral de descomposición política y de protesta social, que nos va a llevar a un reajuste de la estructura actual de gobierno. Los movimientos se concatenan, nada sucede por casualidad, todo es consecuencia lógica de los hechos. Para que existiera un Ayotzinapa, antes hubo un Tlatlaya. Y después de Ayotzinapa sigue Oaxaca, así se concatenan las descomposiciones sociales y los malos gobiernos.
Es muy triste que lo de Tlatlaya, haya salido a la luz por presiones del senador demócrata estadounidense Patrick Leahy. La descomposición social surge por la impunidad con que el gobierno mexicano ha manejado la corrupción. Históricamente ha habido muchas violaciones a los derechos humanos cometidas por policías y militares, que han quedado sin castigo. Pero, desde que anticonstitucionalmente Felipe Calderón puso al Ejército y a la Armada en las calles, a “combatir” al crimen organizado, el Ejército y la Armada gozan de total impunidad. Peña Nieto le dio continuidad.
Tlatlaya es la matanza perpetrada por los militares la madrugada del 30 de junio en el pueblo de San Pedro Limón, municipio de Tlatlaya, Estado de México. Fueron 22 civiles muertos, o mejor dicho ejecutados extrajudicialmente por los militares mexicanos.
El reportero Mark Stevenson fue el autor del despacho periodístico de la agencia noticiosa Associated Press (AP), de ahí lo tomó el senador demócrata por el estado de Vermont Patrick Leahy como bandera, para pedirle al Departamento de Estado estadounidense que le exigiera al Gobierno de Peña Nieto la intervención de las autoridades civiles, para esclarecer la matanza perpetrada por los militares mexicanos en contra de la población civil. Indudablemente, que no es que los demócratas estadounidenses sean las Hermanitas de la Caridad en esto de los derechos humanos, sino que, tenían tiempos electorales en Estados Unidos y buscaban votos para su partido. Y como en el ejercicio del poder se pierde la división de republicanos y demócratas. El Departamento de Estado estadounidense lo que busca es la seguridad de las inversiones que pretenden hacer las compañías de ese país, dada la aprobación de la Reforma Energética.
Para realizar una inversión en cualquier parte del mundo, se consideran dos parámetros: el rendimiento de la inversión y la estabilidad política y social del país de que se trate. El primer renglón está cubierto, pero, el segundo no. ¿Se imaginan si cualquier banda del crimen organizado se presenta a cobrar su “derecho de piso” en una compañía extranjera?
Lo de Ayotzinapa tuvo repercusión, porque ya teníamos puesta la lupa del Departamento de Estado, así se concatenan las cosas. Recordemos que el Dr. Mireles se enfrentó contra el crimen organizado en Michoacán, harto de tanta extorsión, y el gobierno federal intervino, sí, pero a favor de los bandidos y al Dr. Mireles lo tiene encarcelado; y nadie dijo nada.
Lógicamente que el crimen organizado sigue extorsionando a placer a los michoacanos… ¿Cómo es eso posible?, es simple, el PRI para ganar las elecciones le vendió su alma a los narcotraficantes, que hoy en día se han diversificado y realmente hay que llamarlos: crimen organizado. Así fue como le ganaron la elección a la Cocoa, hermana del ex presidente Felipe Calderón, cuando se disputó la gubernatura de Michoacán. Y en sí, así fue como Peña Nieto ganó la elección presidencial en el 2012, en consecuencia, el crimen organizado goza de impunidad y protección del gobierno federal, por haber ganado la elección; ese es su pago.
En el caso de Ayotzinapa no hay misterio, el presidente municipal de Iguala le encarga la represión al crimen organizado, y éste ejecuta la acción. Pero los reflectores estaban sobre México por lo de Tlatlaya, y ahí fue donde los Estados Unidos y la Unión Europea pegaron de gritos. No porque les interesen mucho los derechos humanos de los mexicanos, sino por la seguridad de las empresas y de sus inversiones, sobre todo en el recién aperturado renglón energético.
Así las cosas, las televisoras han hecho todo lo posible por minimizar el escándalo, pero ha ido creciendo. Y después de 40 días se empieza a pedir la renuncia de Peña Nieto. Aunque, realmente siendo prácticos, se tendría que haber exigido la renuncia y juicio a los responsables de la desaparición de los normalistas, desde el principio. Y los principales responsables son: el presidente Peña Nieto, el secretario de Gobernación Osorio Chong, el Procurador Murillo Karan, el gobernador Aguirre y el presidente municipal de Iguala José Luis Abarca. O sea: juzgarlos y condenados por crímenes de lesa humanidad… eso es lo que se debe pedir: cárcel.
Las televisoras han querido distraer a los mexicanos con el cuento de si el estado de Guerrero es gobernado por el PRD, pero, ellos también son parte del narco- gobierno que estamos viviendo en este sexenio, junto con el PAN, con su famoso Pacto por México.
Ayotzinapa ha acaparado los reflectores, pero Oaxaca está a punto del colapso, y se están sumando muchos movimientos como el del Politécnico Nacional, de lo que depende la Reforma Educativa (no la laboral, que fue lo que les aplicaron a los maestros del SNTE). Michoacán, Guerrero y Oaxaca; maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y la geopolítica guerrillera… ¡todo un terrorífico coctel!
Así que, “se incendia el rancho” y Oaxaca es paso seco, Gabino no puede con los maestros, no puede con los ambulantes; Gabino ha perdido el control… la seguridad pende de un hilo, hay asesinatos, secuestros, asaltos carreteros en todo el estado de Oaxaca y Gabino Cué, empecinado en mantener a Alberto Esteva en el puesto de secretario de Seguridad Pública, esperando los tiempos electorales, tal vez para que Esteva se vaya de candidato.
El trasporte está en ebullición y el secretario de Sevitra, preparándose también para irse de candidato. Oaxaca es básicamente comercial y el transporte de todo tipo es esencial para el estado. En la última Audiencia Pública, llegó el gobernador de Oaxaca Gabino Cué, francamente molesto, buscando al secretario del Transporte Estefan Garfias, porque la CTM no lo había dejado pasar a su Audiencia, ya que tenían un bloqueo a la entrada del recinto. Gabino Cué logró que el Congreso Local aprobara La Ley del Transporte, claro, mediante el pago correspondiente que marca el tabulador de los diputados por aprobación de una ley. Pero esto fue estéril. Hay diariamente bloqueos y protestas de taxistas, materialistas, moto taxis, etc.
La economía y el turismo oaxaqueño están completamente empantanados, el Zócalo como muladar… y la guerrilla que espera paciente en las montañas oaxaqueñas.
Para que existiera un Ayotzinapa, antes hubo un Tlatlaya. Y después de Ayotzinapa sigue Oaxaca, así se concatenan las descomposiciones sociales y los malos gobiernos.
¡Suerte! y hasta el próximo DeAnálisis Político.
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