Oaxaca de Juárez, 26 de agosto. Hubo un tiempo no muy lejano que las estrellas de televisión eran los tipos buenos. Esos héroes –con máscara o sin ella- que arriesgaban su vida para salvar a la humanidad del Mal.
Su atracción era irresistible.
Pero la televisión nunca fue la misma desde que Tony Soprano apareció en la pantalla chica allá por 1999 y provocó que todo lo que entendíamos como moral, ética y valores se viniera abajo.
¿Cómo era posible que nos encariñáramos con un gánster que se la pasaba asesinando a sangre fría incluso hasta sus familiares?
Tony Soprano fue el primero, pero luego llegó Ómar en “The Wire”, Heisenberg en “Breaking Bad”, Aurelio Casillas en “El Señor de los Cielos” y ahora Pablo Escobar en “Narcos”.
Las narcoseries tomaron como plaza la televisión y todos nos enganchamos.
El líder del Cártel de Sinaloa, Joaquín Guzmán “El Chapo”, ya viene en camino con su propia serie a estrenarse en el servicio de streaming.
Anunciada solamente como “El Chapo” en mayo pasado en un avance de video de poco más de un minuto, se dejó claro que el programa será producido por Univisión y estará disponible en 2017 bajo la plataforma en línea de Netflix.
Se desconoce quién interpretará al narcotraficante mexicano.
“En el cine y la televisión creo que están recuperando una larga tradición de la composición de letras para ser cantadas y también de la literatura en donde el antihéroe produce mucha fascinación en diversos públicos, no hay innovación, se está retomando una larga tradición”, dice Víctor Zúñiga, doctor en sociología por la Universidad de París VIII.
El académico aclara que el antihéroe tiene valores reconocidos por la sociedad y reprobados por las instituciones legítimas, lo que le da aprobación a quienes aprecian la ficción.
“Muchos de los grandes capos del narcotráfico poseían carismas particulares. El carisma tiene la función –según Max Weber– de producir la atracción de la sociedad o una parte de la sociedad por su carácter extraordinario, entonces muchos de estos personajes son muy carismáticos, desde Al Capone hasta –no hay que decirlo mucho en público pero– el Chapo Guzmán. El carisma produce fascinación”.
Frases como “Arre”, “¿Plata o plomo?” o “La hora gris”, se han vuelto íconos de la sociedad moderna que se prende de los personajes inspirados en historias de la vida real, el escenario común se vuelve la codicia por el negocio negro de estupefacientes.
Hoy el género de acción, drama y policiaco se combinan para dar origen a un nuevo tipo de producto audiovisual.
Así como los narcocorridos, ahora existen las narcoseries y narcopelículas, que están en boga desde hace un lustro.
Pero además también están personalidades que han cimbrado la vida social en América Latina y del mundo, manteniendo el termómetro ambivalente ante sus acciones y creencias políticas.
Amado Carrillo, Pablo Escobar y Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”, son solo algunos de los hombres que están llegando tanto a la pantalla grande como casera y que cambiaron la manera de hacer negocios con el narcotráfico, crear terrorismo y comandar una nación.
¿Acaso los narcotraficantes, terroristas y líderes políticos son los nuevos héroes de acción del siglo XXI?
El sociólogo Víctor Zúñiga apunta al imaginario norestense con el bandido ficticio “El Viejo Paulino”, protagonista del corrido del mismo nombre que hiciera la dupla Luis y Julián Garza. En el tema, el forajido siembra mariguana en el Cerro de la Silla y mata a los federales que van tras él.
“El personaje del corrido es todo lo que estamos diciendo, y la gente cuando lo canta no siente ningún empacho moral al contrario, celebra que mata a los federales (…) hay un aspecto liberador, es una identificación simbólica, porque no quiere decir que la gente va a agarrar el cuerno de chivo, aunque hay quienes sí lo hacen”, expuso.
Moura: ‘Hay mucho de Wagner en Escobar’
Antes de estrenar la segunda temporada de “Narcos” que dará fin a la carrera del crimen de Pablo Escobar en Colombia, el brasileño Wagner Moura conversó con Reporte Indigo acerca de su interpretación del capo sudamericano, quien refirió que su personificación es una mezcla entre lo que leyó de Escobar y lo que él aportó como actor.
“Para mí este Pablo Escobar, es una mezcla del Pablo Escobar que yo estudié, el Pablo Escobar real que yo aprendí en los libros y que estudié (…) igual mis propias emociones, los actores no inventan una emoción que no esté dentro de ellos. No sé decirte qué tanto, hay mucho de mí mismo, de Wagner en este Pablo que está ahí”, comentó.
Para Moura la derrota de Escobar siempre estuvo en la mira desde que inició “Narcos” por lo que para él fue raro lidiar con este duelo desde el inicio de la serie.
“Cuando empecé en ‘Narcos’ yo sabía que iba a contar una historia de un personaje que empezaba e iba, iba, iba hasta que un día iba a morir, entonces cuando terminamos la primera temporada para mí fue como un break para luego volver y hacer el segundo acto, como de una obra”, dijo.
Al cuestionar a Moura, de si hubiese conocido al verdadero Escobar en vida, que le hubiera gustado conversar con él, se mostró pensativo aunque después junto con el actor Pedro Pascal –quien encarna al agente de la DEA Javier Peña– rompieron el hielo entre bromas en torno al narcotraficante.
“¿Cómo peinas ese bigote? (risas) ¿Me da un poquito de plata? No se de verdad que le hubiera dicho”, puntualizó.
El éxito por los cielos
“¡Arre!” es la palabra de pacto que Aurelio Casillas usa para indicar una afirmativa en la telenovela “El señor de los cielos”, misma que está inspirada en la vida de Amado Carrillo Fuentes, a quien se le conocía de manera homónima.
Con información de: Reporte Indigo