Triunfo de Trump y Teoría de Género
Fernanda Cardoso Caballero
Oaxaca de Juárez, 15 de noviembre. Fue en el 2012 cuando me atreví a hacer un ensayo sobre lo adoctrinada e ignorante que podía llegar a ser la sociedad estadounidense. Con el tiempo y pese a las críticas al mismo hoy puedo decir que no estaba tan alejada de la realidad.
Escribir sobre lo que ocurrió con las últimas elecciones en Estados Unidos es sumirnos en un pozo sin fondo. A pesar de querer dar una respuesta clara o concisa que explique la razón, no puedo encontrar sólo una causa de tal catástrofe y derrota de la racionalidad. Si bien el recato ante el posible triunfo de Hillary fue poco he de confesar que ni yo esperaba este fatídico desenlace.
Lo impresionante del resultado no es que hubiese ganado un patán, ignorante y misógino la presidencia del país más poderoso del mundo. Lo verdaderamente alarmante es que con todo y su poder, con todo y su endiosado “desarrollo” en Estados Unidos se prefiere votar por un orate de ese tipo que por una mujer. Claramente el rencor del grupo WASP (acrónimo de blanco, anglosajón y protestante) tuvo mucho tiempo para cultivarse luego del triunfo del primer presidente negro. A decir verdad, nadie dudaba de quién era el favorito para el blanco ignorante.
No obstante, el voto oculto de latinos, asiáticos, musulmanes o migrantes fue el jugador principal en estas elecciones que dejan mucho para la reflexión. Haciéndole justicia a la teoría de género es obvio que por más que nos guste pensar en Estados Unidos como la nación más civilizada de la historia, las mujeres seguimos estando oprimidas por el tan mencionado “techo de cristal”. Podemos ver las oportunidades pero aún hoy es muy difícil alcanzarlas.
Será para otra ocasión cuando podamos celebrar el triunfo de la primer mujer presidente en Estados Unidos, mientras tanto queda la incógnita de cómo explicamos a nuestras futuras generaciones que al mando de una potencia nuclear se encuentre un individuo como Donald Trump. Viéndolo en retrospectiva, tal vez el triunfo de este personaje no era tan sorpresivo si tomamos en cuenta que el estadounidense promedio a duras penas sabe si puede llegar a Hawái en tren o en avión, mucho menos le interesará o importará renegociar el TLCAN o que Estados Unidos pudiera salir de la OTAN.
Para nuestra tristeza no sólo fue el triunfo de un ser despreciable, sino de la intolerancia y del sinsentido, fue la realidad de que la humanidad tiene poca memoria que no logra ver que se ha pagado muy caro por ese tipo de experimentos gubernamentales y que aún hoy seguimos a merced del poder y la demagogia y no de la razón.