Oaxaca de Juárez, 1 de agosto.
La Victorian Hairwork Society fue creada por personas interesadas en hacer piezas de arte de residuos de cabello. Al parecer en el Siglo XIX estaba muy de moda, y era de gran valor sentimental, hacer algún tipo de joyería con hebras de cabello de algún ser amado fallecido. Esta práctica todavía se aplica en muchos lugares del mundo.
En Oaxaca, el Museo Textil presentó la obra de Argelia Matus, quien a través de encajes muestra su arte “Encaje vivo, el oficio de las Tinieblas”.
Los encajes de Bruselas y el Guipur (se caracteriza por la ausencia de fondo, se trabaja al aire sobre los hilos como una telaraña, por lo cual, el provisional desaparece una vez terminado, los tejidos se sostienen entrelazados entre sí) son reconocidos mundialmente por su belleza, delicadeza, sus diseños y la perfección técnica.
Cuando hay una boda, bautizo, primera comunión o quinceañera, las abuelas abren sus baúles buscando un pedacito de encaje legendario para adornar sus prendas de fiesta. Pero muy pocas de las abuelas recuerdan el uso de pelo humano para la elaboración de la “joyería de luto”.
Pensar en el uso del pelo humano en la ropa o como adorno puede ser muy raro, pero fue común durante los 1800’s. En aquel tiempo, la moralidad fue alta, especialmente para los infantes, para las mujeres durante el parto y debido a las guerras para los hombres jóvenes.
La fotografía no fue inventada sino hasta la mitad de los 1800’s y para recordar el ser querido, el uso de su pelo fue una opción.
Entrar en el mundo de Argelia Matus en el Museo Textil de Oaxaca es como regresar a un pasado de luto y también de ver encajes, lindos, delicados y transparentes, pero casi vivos, hechos del pelo de la artista.
No hay muchos colores, las paredes de piedra y la luz difusa de esta galería, crean un espacio perfecto para sus obras.
Hay frágiles huipiles, adornados con cuellos, mangas y dobladillos de pelo. Para crear sus formas, la artista recolectó, juntó, unió y tejió su cabello.s
La exhibición es pequeña con pocos ejemplos, cada pieza es única. Algunas de las costuras son de cabello y hay palabras bordadas en las piezas.
La exhibición, concluyó el viernes 31 de julio y estuvo en tinieblas, casi escondida en el secundo patio del Museo Textil, un lugar tranquilo y especial, que estuvo reservado para la curiosidad de los visitantes y el deseo de ver algo diferente y especial.
El Museo Textil de Oaxaca se ubica en la calle de Hidalgo 917, esq. Fiallo, Centro Histórico.
(Con información de Jayne Lyons)