La Razón
Oaxaca de Juárez, 25 de marzo. QUEBRADERO. Pareciera que la única manera de saber qué va a pasar en Guerrero y Oaxaca el 7 de junio es esperar a que llegue el día. En Oaxaca las versiones de los maestros y del gobernador Cué sobre el tema son diametralmente opuestas.
Si nos atenemos a lo que ha pasado a lo largo de la actual administración oaxaqueña no se ve que la CNTE vaya a ceder en su intento de impedir la elección. No hay el más mínimo indicio de que existan condiciones de diálogo y entendimiento. Cada vez está más claro que la Coordinadora impone su ley, no sólo sobre el gobierno estatal, sino también sobre el federal.
Una cosa es lo que dice Gobernación y otra lo que dice y propone la SEP. En Bucareli negocian y ceden ante los maestros y en la SEP intentan echar a andar la reforma educativa.
La Coordinadora trae ahora en su agenda dos nuevas demandas. Por una parte quiere impedir las elecciones, con lo que se estaría sumando a lo que la CETEG plantea para Guerrero, y por otro lado pide la renuncia del titular de la SEP sin que quede suficientemente claro cuáles son las causas de ello. Lo único que se alcanza a apreciar en este momento es que en Oaxaca no han cambiado las cosas, es cuestión de visitar el estado o escuchar las voces de buena parte de sus ciudadanos.
La gente en Oaxaca se ha ido acostumbrando lastimosamente a que le tomen las calles y el extraordinario centro histórico para que sus vidas se vean afectadas. Los maestros y sus simpatizantes, de la mano de sus redes, son quienes deciden el curso de muchas de las actividades en el estado.
Impedir las elecciones puede tener considerables consecuencias. No sólo es negarle a la gran mayoría de los ciudadanos oaxaqueños ejercer su derecho a votar y por quién votar, es a final de cuentas negarse a la democracia, por más que a veces tengamos que llevarla a trompicones. El que no haya elecciones termina por enquistar la gobernabilidad, no se renuevan los poderes, y además se impone una minoría sobre una mayoría en una acción a todas luces violenta y arbitraria.
Todavía hay tiempo. Las posibilidades de que cambien los escenarios son escasas, quizá hasta nulas, pero lo peor que podría pasarnos es caer en la inanición. El gobierno tiene que insistir en el diálogo y en defender el derecho de los oaxaqueños a votar en libertad. Lo único que está construyéndose en estos días es alentar la cultura del miedo.
Las declaraciones de la CNTE están creando un ambiente adverso para el 7 de junio. Si a la mera hora deciden no impedir el ejercicio del voto ya habrán logrado, a querer o no, esparcir temor entre la gente. El diálogo es esencia de la democracia y una forma de vida. A ver si ahora.
RESQUICIOS. Así nos lo dijeron ayer:
* Se ve difícil que pueda pagar Radio Centro por el canal de tv abierta. Si no paga, Hacienda se queda con 415 mdp y el IFT deberá convocar a nueva licitación y no se ve quién quiera entrarle: Irene Levy, de Observatel.
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