XVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
HOMILÍA DE MONS. PEDRO VÁZQUEZ VILLALOBOS,
ARZOBISPO DE ANTEQUERA OAXACA
4 DE AGOSTO DEL 2024
Oaxaca de Juárez, 4 de agosto. Siempre será muy importante que sigamos aprendiendo a disfrutar de la Palabra de Dios y que tengamos siempre un corazón bien dispuesto, para que el mensaje divino sea guardado en ese corazón, así como lo hacía la Santísima Virgen María, que guardaba todo en su corazón. Así también usted guarde en su corazón lo que escucha de la Palabra de Dios y lo que usted va leyendo en los acontecimientos de la vida.
Aprenda a leer eso que pasa en su vida, léalo, pero con el pensamiento de Dios, no con el pensamiento humano, porque cuando lo leemos con el pensamiento humano, pues hay muchas cosas de sufrimiento, de dolor, hay cosas que son muy desagradables, que nos suceden en nuestro caminar y si lo leemos solamente en ese pensamiento humano, no en el pensamiento de Dios, corremos el peligro de desilusionarnos de nuestra vida, y usted, que es una persona de fe, no le queda desilusionarse, encuentre siempre un motivo que a usted le motive para seguir adelante, porque si no se motiva usted, todo lo que le está pasando está escondido en su corazón.
Llénese de Dios, llénese de Su Palabra, llénese del Pan de la Vida, llénese de esa Agua Viva, para que no tenga sed. Entendamos lo que nos dice Nuestro Señor: PAN DE VIDA, AGUA VIVA.
A la mujer samaritana Nuestro Señor le dijo que Él era la fuente de Agua Viva, nos estará diciendo Nuestro Señor durante todos estos domingos que Él es el Pan de la Vida, Él es el Pan de la Vida.
El Pan de Su Palabra y el Pan de Su Cuerpo y de Su Sangre.
Si escucha la Palabra de Dios con espíritu de fe, va a ser iluminado y el acontecimiento que usted viva lo va a iluminar muy fácilmente con la Palabra de Dios y le encontrará sentido a la vida.
Nuestro Señor, ante aquellas personas que lo andaban buscando les dijo: me andan buscando porque comieron hasta saciarse, comieron hasta saciarse. Aquellos hombres y mujeres que lo buscaban habían participado de la multiplicación de los panes y se habían saciado de aquel pan y de aquellos peces, habían llenado su estómago y Nuestro Señor les dice: vienen a buscarme porque se saciaron de ese pan que comieron.
Vengan a buscarme de otra forma, de otra forma.
Aquí también nosotros, creo que Dios nos dice, Nuestro Señor nos dice de qué lo buscamos, por qué lo buscamos y yo he escuchado en ciertos momentos unas expresiones que dice el pueblo: sólo buscamos a Dios cuando andamos apurados, cuando tenemos una apuración buscamos a Dios y ¿cuáles son nuestras apuraciones? que a veces no tenemos trabajo, eso nos apura, es verdad, sí hay qué apurarnos, sí. A veces no tenemos qué comer, nos apura. A veces tenemos unos problemas ahí en la casa. A veces cercanos a nosotros hay familiares nuestros que tienen vicios y que no dejan los vicios y esas son nuestras apuraciones y vamos con el Señor y a veces no tenemos trabajo y según nosotros estamos buscando trabajo, pero nuestra actitud es como que no queremos encontrar trabajo, porque no queremos trabajar, llegamos a una empresa y que solicita un trabajador y lo primero que decimos es ¿cuánto me va a pagar? No, pues primero demostremos que somos trabajadores, para que el patrón nos contrate, pero ya desde un principio queremos saber cuánto va a venir de allá para acá, no, pues eso no me conviene, eso que me piensa dar a mí no me conviene y regresamos a casa y nos preguntan ¿encontraste trabajo?, no, no encontré trabajo… ¿por qué no empezó a trabajar ahí, donde le pagaban tal vez muy poquito, pero ahí hubiera empezado? Se regresó a casa, a lo mejor viendo que usted trabaja, que es responsable, que es muy consciente, que de veras tiene la necesidad de trabajar, pues enseguida le van a decir: te mereces otro trabajo, te voy a contratar en esto y vas a ir subiendo en el trabajo, pero empecemos, empecemos.
Y luego le decimos a Dios que Él es el culpable porque no encontramos trabajo, mira, mira qué casualidad y ahora quisiera yo preguntar, ¿sólo para eso nos acercamos a Dios?, porque hay otras cosas mucho más importantes. Aquellos que siguieron a Nuestro Señor Él mismo les dijo: me andan buscando, porque comieron hasta saciarse y yo creo que vienen otra vez para los sacie, para que los llene. No busquen el alimento que se acaba, busquen el alimento que les asegura la vida eterna.
Sus peticiones, su acercamiento a Dios, yo quisiera que nos preguntáramos ¿usted se ha acercado a Dios y le ha preocupado crecer en el amor, crecer en el ejercicio de la virtud? ¿ha ido a Dios y le ha dicho a Nuestro Señor, Señor, yo quiero amar como Tú me amas a mí, como Tú me amas? Yo quiero alimentarme de ese amor Tuyo y quiero vivir ese amor para alimentar con mi amor a otras personas. Aliméntame de Tu Amor para que yo alimente a otros. Dame la gracia de practicar las virtudes. En estos momentos tengo mucha desesperación, me impaciento de todo, me desespero de todo.
Señor, vengo a beber de la paciencia, de Tu paciencia, porque Tú me tienes paciencia a mí, esperas mi conversión, esperas mi cambio de vida. Dame la paciencia, dame la paciencia, quiero beber de esa paciencia para practicarla y, así, poder vivir en armonía, en paz, en mi hogar. Cuando pierdo la paciencia grito, reclamo. A veces hasta insulto. Me desespero. Señor, quiero beber de Tu paciencia, quiero aprender de Ti.
A veces, nos domina la soberbia, la vanidad, nos creemos mejores que los demás, nos creemos perfectos, los que se equivocan son los otros, si no puedo practicar las virtudes es por culpa de las personas con las que yo vivo, ellos me impiden practicar la virtud.
No seas soberbio.
Señor, quiero aprender de Ti a ser humilde, a ser humilde. Enséñame a ser humilde, vengo a beber de Tu humildad, vengo a beber de Tu humildad. La gente con la que vivo necesita que yo me baje tantito, que ya no me crea tanto.
A veces creemos, nosotros los hombres, que sabemos más que la mujer, que la mujer tiene un cerebrito así, chiquito, y que nosotros tenemos un cerebrote. Qué equivocados estamos, muy equivocados. La mujer tiene su cerebro bien puesto, sabe pensar, sabe razonar. ¿No decimos que tiene un sexto sentido? Nosotros hablamos de que tenemos cinco, bueno, pues la mujer nos gana con uno, no sé cuál sea, pero nos gana y a veces pensamos, los esposos a lo mejor piensan: “no, mi mujer, esa no piensa, no piensa y a cada rato le digo, tú no piensas, tú estás” – disculpen la expresión – “tú estás tonta, estás tonta, por no decirte otra cosa, estás tonta”… señor, llénese de humildad, si su mujer estuviera tonta no lo traería bien lavadito y bien planchadito, si su mujer estuviera tonta no tendría tortillitas en su casa, si su mujer estuviera tonta, no tendría los frijolitos que usted tan sabroso se come, si estuviera tonta no tendría esa salsita que le da sabor a su taco.
Por lo menos piense en eso, mi mujer me prepara esto esto y esto y hace esto y esto y esto en casa y le digo que está tonta, creo que yo soy el tonto por no valorar lo que ella tiene, lo que ella hace, lo que ella dice. Sea más humilde, sea más humilde y tenemos que ir a Nuestro Señor y decirle: Señor, vengo a beber de Tu humildad, porque necesito ser humilde para que haya gozo y paz en mi casa, gozo y paz. Hay que cambiar de actitudes, hay que ser más humanos, mejores hijos de Dios, mejores discípulos de Nuestro Señor y alimentémonos de Su Palabra y siempre preguntémonos, cuando estemos haciendo algo, ¿esto que yo hago, esta actitud que yo tengo, está de acuerdo con Dios, está de acuerdo con Nuestro Señor, a Él le agrada que yo viva así, que yo diga estas cosas, que yo me comporte de esta manera, le agrada a Nuestro Señor porque yo soy su discípulo y lo sigo, Él está feliz con mi forma de vivir, de pensar y de ser? Si no, pues cambiemos, cambiemos, debemos de cambiar, demostrémosle a Dios que de veras nos interesa ser mejores y no seamos vividores, no explotemos a las personas.
A veces somos ingratos, he oído a tantos abuelitos, en esta tierra nuestra de Oaxaca, les he escuchado: mis hijos, mis hijos me quitaron todo, me dejaron sin nada, me abandonaron. Estos oídos lo han escuchado, estos ojos han visto las lágrimas que corren por las mejillas de un viejecito, de una viejecita, de un abuelito, le quitaron todo, le quitaron su casita, lo he escuchado: mis hijos me quitaron mi casa y me sacaron a la calle.
Qué duro, qué triste es eso.
Hijo, ¿tú piensas que eso va a ser una bendición para ti? Te estás maldiciendo la vida, porque nos has sido una bendición para tu padre y madre al quitarle y al mandarlo a la calle, no alcanzas bendición divina, tarde o temprano la vas a pagar, la vas a pagar porque te has comportado ingratamente con tus padres y papá y mamá se mueren y empezamos a pelear la herencia, no somos capaces de partirnos este pedacito para ti, para ti, para ti, partes iguales, porque somos hijos de la misma madre y el mismo padre, queremos agandallar, llevarnos todos, porque yo soy el que tiene más derecho, le quito todo a mis hermanas porque son mujeres, les quito lo que les pertenece… qué triste, qué triste… el joven tenía cinco panes y dos pescados y se los entregó a Nuestro Señor ¿por qué tú le quitas a tu hermano lo que le pertenece? Hay que ser hermanos fraternos y también he escuchado: me quitaron todo, me quitaron la parte de herencia y además no me habla mi hermano, no me habla, después de haberme quitado todo no me habla y sus hijos de él, mis sobrinos, se burlan de mí cuando pasan por enfrente”, qué buena enseñanza, búrlate de tu hermano, aborrece a tus parientes, eso no es grato a los ojos de Dios, eso no es beber de la Palabra Divina y beber del agua viva, eso es muerte, eso es muerte. Eso es una injusticia, eso es un robo. Cuidado con ello. No seremos bendecidos si actuamos así, no seremos bendecidos, nos estamos alcanzando maldiciones y maldiciones, no porque Dios quiera maldecirnos, sino porque yo busco la maldición, no la bendición.
Cuidado, beba, beba de la Palabra de Dios, beba de esa Agua Viva, calme su sed, quite su envidia, sus celos, su egoísmo, su soberbia, quítela bebiendo de esa Agua Viva que nos da el Señor y de esa Palabra Divina que nos hace ser hombres y mujeres libres, libres.
Si algo puede guardar usted en su corazón, guárdelo y, en el momento que lo necesite, vívalo, vívalo.
Hoy, es lo que pienso que nos dice de alguna forma la Palabra de Dios y la comparto con usted. Dios lo quiere mucho, pero tal vez le diga: quiero que también te quites de la vida estos detalles que no te dejan ser el hombre libre que quiero Yo que seas, no seas esclavo, sé siempre un hombre libre.
Invocamos a María para que nos proteja como sus hijos, nos bendiga como Madre y nos lleve a Su Hijo Jesucristo para que todos nosotros seamos capaces de guardar en nuestro corazón la Palabra de Dios y de los acontecimientos de la vida aprendamos a leer, inspirados por el Espíritu Santo, el Mensaje para nosotros.
Disfrutemos esta semana y que todo sea agradable a los ojos de Dios.