Por Edmundo Cázarez C.
-Primera de tres partes-
Foto: Adrián Ponce
Oaxaca de Juárez, 4 de agosto. A lo Mero Macho, Antonio Ocaranza Fernández es un destacado publirrelacionista y comunicólogo mexicano que posee la imaginación de un niño, el pensamiento de un adolescente y la experiencia de una persona de la tercera edad, pero, a sus 62 exitosos años de vida, sorprende por su vitalidad y un elevado coeficiente intelectual, respaldada por una brillante trayectoria profesional con una intensa y amplia experiencia en el manejo de asuntos corporativos en el área de la comunicación, tanto en los sectores gubernamental y empresarial en México, Estados Unidos y Canadá.
Licenciado en Relaciones Internacionales por el Colegio de México, además, cuenta con una Maestría en Ciencia Política por la Universidad de California en Berkeley.
Entre 1990 y 1993 fue Consejero de Prensa en la Embajada de México en Estados Unidos. Es en ese mismo año, 1993, cuando asume la misma posición de Consejero de Prensa pero en la Embajada de México en Otawa, Canadá.
En 1995 regresa a México cargado de enormes experiencias, por acuerdo presidencial, lo designan como Director General del Acervo Histórico. A tan solo dos meses después, recibe la invitación personal del Presidente Ernesto Zedillo para incorporarse como Director General de Información Internacional de la Presidencia de la República. Es importante resaltar que, durante este lapso de tiempo, estuvo directamente involucrado en la concepción y ejecución de la campaña de comunicación para lograr la aprobación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte -TLC-
En 1998 decide dejar el gobierno federal para incursionar en el ámbito empresarial, como Consultor de Public Strategues Inc. México.
En 2002, el destacado empresario Federico Sada lo invita incorporarse a Vitro, principal fabricante de productos de vidrios en el país, para ocupar la Dirección General de Comunicación y Relaciones Institucionales, posición que desempeña hasta 2006, cuando lo nombran Director General de Comunicación Corporativa de Walmart México y Centroamérica.
Con un alto espíritu de servicio, de igual forma, ha sido Investigador en el Colegio de México y catedrático en la Universidad de las Américas -Campus Puebla-, así como autor de investigaciones sobre relaciones internacionales y de comunicación.
En 2017, decide formar su propia empresa OCA Reputación. Un mexicano de excelencia, que lo ha hecho merecedor de infinidad de condecoraciones por los gobiernos de Brasil, Canadá, Chile y Estados Unidos.
Un verdadero agasajo poder conversar con él, por su sobrada cultura, educación. Con absoluta sencillez y amabilidad en su trato, acepta responder a cada una de las preguntas que le formulé en el interior de su hogar, ubicado al sur de la Ciudad de México. Sencillo y pulcro en el vestir, me recibe en un confortable “hall”, debajo de una enorme sombrilla de jardín que nos protege de los incandescentes rayos de sol.
En esta primera parte de la entrevista que me hizo el honor de conceder para MISIÓN POLÍTICA, después de estarle insistiendo, una y otra vez, argumentando que no era él, quien debiera dar una entrevista porque no tiene nada interesante qué contar, sin embargo, manifiesta que las nuevas generaciones -niños y adolescentes-, tienen formidables accesos a la cultura, pues en la palma de su mano, tienen a su alcance todo tipo de información que les permite cursar carreras que, nosotros y en nuestros tiempos, ni soñábamos que pudieran existir…
Desgraciadamente -agrega- “No todo es gratis, hoy, la inmediatez de la información, a través de Google, convierte a niños y jóvenes en simples comodinos porque solo se basan en copiar, pegar y se olvidan de investigar a fondo” Y aunque duela decirlo, expresa: “La acelerada adicción a la tecnología, esfumó la deliciosa convivencia familiar y social”
Como preámbulo a la agradable charla, con cierta nostalgia, hace remembranza que, en su etapa infantil, su abuela lo definía como “su pequeño diplomático”, sin llegar a imaginarse que con el paso de los años, estaría completamente involucrado en el campo diplomático mexicano.
-Cómo te va en la vida?
-He sido mucho muy afortunado, la verdad, me ha tocado vivir cosas mucho muy padres como es, tener una familia maravillosa y ver crecer a los hijos, cómo van tomando su propio camino, pero también, cultivando grandes y valiosas amistades, como la tuya, que es con lo que uno se queda al final del camino
-¿Qué demonios tiene Antonio Ocaranza, que ni el propio Obama pudo contar con un exitoso publirrelacionista y comunicólogo como tú?
-¡Uff!!, me pones en aprietos…
-¿…Por qué?
-Es que, definirme a mí mismo, me cuesta mucho trabajo…
-A lo Mero Macho… ¿A estas alturas del partido, no puedes describirte con ese bagaje de conocimientos y experiencia?
-… Mmm… ¿Así será el tenor de toda la entrevista?
-Bueno, si quieres, pues nos ponemos a contar chistes…
-Ja, ja, ja… ¡Edmundo!!, me sorprendes con esa vitalidad y energía que traes hoy…
-Bueno, dime ¿Qué te motivó para seguir esta brillante carrera que has desarrollado dentro del ámbito de la comunicación?
-¡Órale!!, fíjate que… de las cosas que recuerdo, es que la mamá de mi papá, me definía como “mi pequeño diplomático”
-¿Y lo tomaste muy a pecho…?
-La verdad, es que estaba muy pequeño, como de siete u ocho años… Así es que no lo tomé propiamente como una meta para definir mi carrera…
-¿…Entonces?
-Yo no estaba muy seguro qué es lo que quería ser de grande ni qué carrera estudiar…
-¿Y cómo lograste salir de ese laberinto vocacional?
-Fue mi padre quien me fue encaminando hacia allá, ingresando a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, al terminar la preparatoria, decidí ingresar a la carrera de Relaciones Internacionales, pero pensaba que, en algún momento y tomando como base el tronco común, quizás, era emigrar a Ciencias Políticas hacia la carrera de Comunicación o hacia Sociología, inclusive…
-¿Era un verdadero “de tin, marín, de do pingüé?
-Como mi padre se desempeñaba como investigador dentro de una institución muy cercana al Colegio de México, completamente sumergido al ámbito educativo, me insistió en que me fuera para el Colegio de México… ¡y así fue!!
-Pero dime… ¿Cómo era Toño Ocaranza de niño?
-Fui uno de los más pequeño de los ocho hijos que procrearon mis padres… Pero déjame decirte que me tocó ocupar el quinto lugar de una “primera camada”, del total de los hijos
-¿No había un quinto malo?
-Ja, ja, ja… ¡No, no hay quinto malo!! De esta manera, fui una especie de parte mediana e influido por mis hermanos mayores, especialmente, con mi hermano el mayor, con quien pude convivir mucho, aunque era completamente mucho mayor.
-¿Tu segundo papá?
-¡Ándale!!, algo así, pero de quien me convertí en seguir sus gustos, el tipo de música y hasta de conversaciones, teniendo arriba de mí, a cuatro hermanos y 3 hermanas que influyeron enormemente sobre mi persona…
-¿A qué jugaba “Toñito”?
-Más que nada, era muy aficionado al futbol, pero también, como que me atraía mucho la declamación…
-Estando tan chiquito de edad y de tamaño… ¿ya declamabas?
-¡Sí!!, aunque no me lo creas…
-Perdóname Toño, pero yo, no tengo porqué dudar de lo que me estas contando…
-Es que tu expresión facial me lo dice todo…
-¿Ahora resulta, que el entrevistado voy a ser yo…?
-Ja, ja, ja… ¡Esto se va a poner sabroso!!
-Mejor dime… ¿En la escuela eras un verdadero “nerd” o un chamaco del “montón”?
-¡Va, que va!!, me late el ritmo de la entrevista… Era un “escolapio” de primaria muy regular tranquilo y hasta sociable. No era un chico que obtuviera notas sobresalientes, pero tampoco, un “burro” de a tiro
-¿Cuál fue el año de primaria que menos te haya gustado y por qué?
-Yo creo que fue estando en quinto año… porque a decir la verdad, sexto fue totalmente más divertido para mi
-¿Por qué?
-Porque no entendía nada de matemáticas y números que me ponían a “parir”, pero también, las clases de inglés se me complicaban muchísimo…
-¿Por comer tantos frijoles y nopales?
-¡No lo sé!!, son esas cosas que te suceden en la vida y no entiendes por qué…
-Lo que es la vida… ¿verdad? Eres un exitoso publirrelacionista y dominas a la perfección varios idiomas…
-Creo que, de alguna manera, todo va tomando su propio camino y destino…
-No obstante que estamos un poco avanzados en la segunda mitad del año, hace rato que venía para tu casa, me llamó la atención ver adornos navideños… ¿Cómo era una navidad en tu casa?
-De lo que me acuerdo, era que, siempre, mi casa estaba llena de gente, empezando por nosotros mismos que ya éramos bastantitos como para llenar la casa, pero también, estaban los amigos de mis hermanos y de mis hermanas…
-¿En dónde vivías?
-Contábamos con un departamento que tenía una enorme estancia, justo a una cuadra del famoso Parque de los Venados, casi a espaldas de la entonces Delegación Política Benito Juárez -hoy Alcaldía-
-¿Cómo era la Ciudad de México de ese entonces para ti?
-En donde vivía, era una zona mucho muy popular y con asentamientos irregulares. Mi casa estaba ubicada hacia la parte de Miguel Laurent…
-Perdóname, pero me estás hablando de una zona considerada como “fifí”…
-En ese tiempo no existía nada de eso… Y te digo esto, porque la calle en donde vivía era una calle cerrada, no había absolutamente nada de tráfico…
-¿Era parte de la “zona azul y oro” de los años 70´s?
-La verdad es que si, era una zona totalmente libre de smog y sin tráfico vehicular, además, existía una sana convivencia, lo que nos resultaba mucho muy padre tener esa cerrada en mi calle, Ixcateopan. Nos poníamos a jugar sin temor a nada. Hacíamos unas porterías chicas como si fueran de futbolito. Éramos muchos chavos de la misma edad y organizábamos nuestros propios partidos y hasta con retadoras…
-¿…Y el “tochito”?
-Fíjate que no fui tanto del “tochito, pero sí, practicaba algo de beisbol. Así que había un poco de todo…
-¿…Y los patines?
-¡Sí!!, hacíamos nuestras luchas libres en patines, por cierto, muy cerca de mi casa existía un famoso “Patinerama” de hielo, en la calle de Municipio Libre…
-¿Un México que ya se nos fue?
-¡Uff!!, la verdad es que sí.
¿Era mejor el México de antes?
-Creo que hay de todo porque, hoy, los chavos tienen formidables accesos a la cultura, a la información y poder cursar carreras que nosotros ni soñábamos pudieran existir…
-¿Fuimos educados con base a enormes enciclopedias y consultas de libros en bibliotecas públicas?
-¡Exacto!!, en mi caso, recuerdo que teníamos una gigantesca enciclopedia Salvat, era ahí, en donde uno consultaba para poder hacer las tareas…
-¿Quién no contaba con una enciclopedia en casa, estaba sumido en la ignorancia o atrapado en una pobreza perversa?
-¡Vaya, que buena pregunta!! Fíjate que tienes toda la razón, quien tenia una de esas voluminosas enciclopedias en casa, quizás, lo consideraban como integrante de una familia “pudiente o adinerada”, pero resulta que dichas enciclopedias se pagaban semanalmente o a la quincena con “pagos chiquitos”, así, te ibas haciendo de tomos semana a semana.
-¿Por qué se esfumó ése espíritu de investigar y no “copiar” de Google como hoy?
-Son tiempos y circunstancias totalmente diferentes. Era una verdadera delicia hacer las tareas consultando las enciclopedias o ir a las bibliotecas para que te prestaran libros.
-¿La modernidad ya nos rebasó?
-Tú, lo has dicho a la perfección, hoy, la inmediatez de la información es simple y sencillamente impresionante
-¿Una tecnología que convierte a niños y jóvenes en “comodinos”, porque nada más copian, pegan y ya n o investigan?
-Son tiempos modernos. Es que hoy, los niños y jóvenes dedican sus tiempos a cosas que nosotros ni nos imaginábamos existirían…
-¿Somos víctimas de una convivencia “superflua”?
-Insisto, creo que en términos de convivencia, la acelerada adicción a los avances tecnológicos se ha encargado de esfumar esa sana convivencia familiar y social que existía. Salir en familia y hacer cosas en la calle con los vecinos… ¡Uff!!, era un México muy agradable.
-¿Se han perdido los valores?
-Yo no lo veo como tal…
-¿Si no lo ves así, entonces, se tranformaron o qué demonios sucedió?
-Muchos de los valores con los que nosotros crecimos, siguen estando ahí, en la vida de nuestros hijos, y quizás, hasta de nuestros nietos…
-Disculpa que te interrumpa, pero no es lo mismo Los Tres Mosqueteros, que 60 años después…
-¡Indudablemente!!, creo que hemos tenido que adaptarlos a una nueva realidad para que sigan teniendo vigencia y sentido en sus propias vidas…
-A lo Mero Macho… ¿tendrán ese mismo espíritu solidario?
-Lo anhelo fervientemente, espero que prosigan esos deseos de superarse y un redoblado esfuerzo…
-Siendo tú y yo, miembros de la “momiza…” ¿Nos cuesta un poco más de trabajo lograr interpretarlos?
-Es que nuestros parámetros son los que nos heredaron nuestros padres….
-¿Al pueblo que fueres, has lo que vieres?
-¡Uff!!, me pones entre la espada y la pared. A decir verdad, creo que, a veces, juzgamos a nuestros hijos de manera injustificada.
-¿Nos quedamos acostumbrados a que, con sangre, la educación entra…?
-No, no lo creo…
-¿Cómo fue esa educación que te impartió tu papá?
-Mi padre provenía de una educación Marista, dado que se había conducido como un hermano religioso Marista, así es que, él, era muy…
-…¿Metódico?
-Muy aparte de ser Metódico, sabía cómo encauzarnos, empujarnos y orientarnos. Eso, es algo que me ayudó muchísimo para no sentir esa presión a la que te refieres…
-Un simple… ¡Porque lo digo yo!!
-Eso, es lo que viene adelante y lo que conviene hacer, lo cual, era de mucha persuasión.
-Con esa educación asimilada… ¿Cómo te divertías o qué programas de televisión veías?
-¡Vaya que la televisión me encantaba!!
-¿Qué programas eran los que veías?
-¡Puf!!, me remueves muchos recuerdos… Me acuerdo de programas tales como “Aventuras en el Año 5,000”, “Mi Marcianos Favorito” y caricaturas como “La Carrera de los Hermanos Macana”. “Astro Boy”, “Marino y la Patrulla Oceánica”, era lo que me permitían ver entre las tres y cinco de la tarde…
-¿Qué tipo de música escuchabas”, porque ahora, los chavos la definen como “La Rucoteca”
-Creo que en nuestra época era peor, porque hoy, cada niño o adolescente cuenta con su propia bocina o en el celular y hasta personalizan el tipo de música que escuchan.
-Pero cuéntame… ¿Qué música escuchabas?
-Me quedé acostumbrado a escuchar música clásica desde muy niño, porque era la preferida de mi papá. Me acuerdo muy bien que compró un disco que contenía pequeñas partes de música clásica, lo más curioso, me tomaba clases de la música que ponía, así es que me las tenía que memorizar…
-¿Se podía disfrutar una música obligada?
-¡Ups!!, hasta me pagaba por escucharla, es decir, cada vez que le respondía acertadamente el nombre de la melodía y autor, me daba un estímulo económico.
-¿Cuánto te pagaba?
-Creo que 10 pesos….
-Y ya en “corto”, con tus hermanos, ¿qué música escuchaban?
-Me acuerdo mucho de la Sonora Santanera, muy a pesar que me llevaban 9 años de distancia
-¿Puedo pensar que tuviste una infancia relegada?
-Digamos que fue una infancia muy padre y en compañía de mis amigos de la cuadra, con quienes jugábamos mucho…
-¿A qué jugaban?
-Mis padres me habían dado la libertad de salir al parque. Así como ir a una pequeña feria que se instalaba muy cerca de mi casa. Mi mamá era muy respetuosa de mi libertad y hasta de mi privacidad, porque confiaba en la responsabilidad que teníamos. Me fue muy bien de chavo.
-¿Qué travesuras hacías y cómo te castigaban?
-Ja, ja, ja, me das la impresión de ser mi sicólogo que “hurga” por todos los rincones de mi memoria…
-¿Me vas a decir o no?
-Ja, ja, ja… ¡tranquilo!! No era un chamaco tan mal portado, es más, no recuerdo alguna ocasión específica en donde haya roto algo…
-¿Eras una verdadero “angelito”?
-“Angelito” como tal, no, la verdad es que no. Ahorita que lo mencionas, me acuerdo de una señora patada que le di a la puerta de la cocina y se cayó, total, me fue super mal porque me pusieron una regañiza tamaño bomba…
-¿Por qué pateaste la puerta?
-Porque estaba muy enojado y no me pude contener, se me hizo fácil patearla, pero no me había dado cuenta que esas puertas de cristal se rompían tan fácilmente…
-¿Un niño “Hulk”?
-Los berrinches que hace un chamaco de 13 años…
-¿Los berrinches eran tu característica?
-Creo que a ratos. Mi madre decía que era demasiado soberbio en ciertas cosas…
-¿La soberbia se cura?
-No lo sé, pero creo que mi mamá supo cómo apaciguarme tantito
-¿Una verdadera delicia esas sobremesas en familia?
-¡Por supuesto que sí!!, además, mi madre provenía de Acolman, Estado de México y pertenecía a una extensa familia con diez hermanos.
-¿Y en el caso de tu papá?
-Mi papá no contaba con hermanos en la Ciudad de México, era originario de Guadalajara, pero gran parte de familiares, por parte de mi mamá, eran quienes vivían en la Ciudad de México, así es que, con mucha frecuencia, todas mis tías visitaban mi casa, eran momentos mucho muy agradables y de mucha convivencia…
-¿Gente llama gente?
-¡Eso es!!, la verdad es que hasta los amigos de mis hermanos se la vivían en mi casa porque los atrapaba el bullicio familiar y la gente quería estar ahí
-¿Y en la etapa de adolescente, cómo la viviste?
-Creo que fue muy padre porque ya me sentía un poco más grande y no tan niño…
-¿Una vida nueva, pero con los mismos amigos?
-Ja, ja, ja… ¡Esa no me la sabia!!, pues sí. Había logrado avanzar de la primaria a la secundaria, pero acompañado de mi generación. Así es que no fue un cambio muy profundo, aunque sí debo reconocer que percibí un cambio de tener un solo maestro a seis o siete, ya era otra dinámica por completo. Además, la secundaria no me quedaba muy lejos de mi casa, caminaba como diez minutos nada más y hasta me iba en bicicleta.
-¿En qué escuela secundaria estuviste?
-En el entonces famoso Instituto México…
-¿Eras un niño “fifí”?
-Ja, ja ja, en ese tiempo no existían esas marcadas discriminaciones presidenciales… ¡para nada!! Pertenecía a una clase media. Mi padre contaba con un modesto empleo como un mediano funcionario púbico y se fletaba trabajando para mantener a ocho hijos…
-A ver, cuéntame un poquito más de eso…
-Es algo que, al final, te podría decir que era el “coqueteo” que mantuve con la comunicación…
-¿Por qué?
-Es que mi papá, durante el gobierno de Luis Echeverria, fue director de Difusión en lo que fue la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas -SCOP-, con don Luis Enrique Bracamontes como titular de esa dependencia y mi papá lo acompañaba a todas las giras de trabajo, levantando todos los videos de esos viajes, para luego, proyectarlos en el Noticiero Continental que pasaba en todos los cines de la Ciudad de México.
-¿Pero tú que tenias que ver con todo ello?
-Es que, mi papá, me llevaba todos los fines de semana para que lo acompañaba en el coche, asimismo, me bajaba corriendo a las redacciones de todos los periódicos para dejar el boletín de prensa. Me acuerdo muy bien mis visitas al desaparecido periódico Novedades…
-Como bien dices, eran tus remotos “acercamientos” con los medios de comunicación.
-Lo que también tengo muy presente, es que mi papá, casi a diario, iba a comer a la casa y nos llevaba los periódicos La Extra y Últimas Noticias de Excélsior, así como la 2ª Edición de Ovaciones y me los devoraba leyendo esos tres periódicos.
-Desafortunadamente, hoy, ya no existen periódicos vespertinos…
-Es una pena que hayan desaparecido… Me acuerdo aquella edición vespertina de Ovaciones en donde se daba a conocer el Golpe Militar en contra del gobierno de Salvador de Allende en Chile y la arbitraria invasión al Palacio de La Moneda, ver esas fotografías era realmente impactante.
-¿A partir de ahí, fue como definiste tu vocación por estudiar comunicación?
-En efecto, se me había despertado ese “gusanito”, me llamaba mucho la atención estar oportunamente bien informado. Así como todo lo que sucedía en torno a la Guerra de Vietnam, que también, era algo que ocupaba las ocho columnas de casi todos los diarios que se editaban entonces…
-¿Siempre has mantenido ese interés por la información?
-Sí, ese fue el “click” inicial, pero también, aprendí a leer las cintas que se picaban de los telefaxes…
-¿Leías solamente notas informativas y no te dabas tiempo para algo de “literatura popular que se expendían en puestos de periódicos y revistas?
-¡Claro que sí”, me encantaba ver “Archi”, “Kalimán”, “La Familia Burrón”, entre otros más…
-¿Cuántas materias reprobaste durante la secundaria?
-Sobre todo Biología, eran materias interesantes, pero no me “satisfacían” del todo.
-¿Qué era lo que sí te gustaba?
-Todo lo que tenia que ver con la historia de México y Universal. También me atraía la literatura, lo que tenía que ver con cosas humanistas
-¿Siendo un niño “bien”, eras un “perro” con las niñas?
-No, fíjate que no, era un tanto inseguro al momento de querer “ligarme” a una niña. Era más fácil que yo le consiguiera una novia a uno de mis amigos que para mí. Ni siquiera estando en la preparatoria, me comporté así de “perro” con las chicas
-¿Por qué esa inseguridad?
-No lo sé. Me atrapaba más estar leyendo que andar “perdiendo” el tiempo conquistando niñas…
-¿No te gustaban las niñas?
-¡Claro que sí!!, pero mi ambición era querer saber y aprender más y más. No obstante que me llevaba muy bien con todas mis compañeras, me resultaba mucho más agradable ser grandes amigos que establecer una relación sentimental, además, era más divertido…
-¿Por qué?
-Por esa misma razón de ser simples amigos, no me percibían como una amenaza para ellas, vamos, que pretendieran abusar de su confianza y propasarme en lo sexual, romper esa limpia y sincera amistad.
-Dejémoslo así, que no fuiste ningún “don juan…”
-No, la verdad es que no. Me divertía mucho conservar esa chispa de adolescente y ser jovial en todos los aspectos, por ello, me depositaban más confianza. Jamás pretendí ser un conquistador de niñas.
-¿Cuántas veces te fuiste de “pinta”?
-¡Uyyy…!! No recuerdo haberme ido de “pinta”
-¿Por qué “uyyy”…?
-Fíjate que estando ahí, en la secundaria, me sucedió algo triste porque me gustaba mucho cantar, formaba parte de la coral de la escuela y ese “don”, era uno de mis atractivos en las Noches Coloniales del Instituto México que nos permitía convivir con las Rondallas de otras escuelas, institutos y hasta de las universidades, pero… ¡zaz!!, viene el cambio de voz y como por arte de magia, para mí, se acabaron esas salidas tanto a la Coral como a las famosas “tardeadas” en donde convivía con muchos jóvenes
-¿Ya te habías olvidado de practicar algún deporte?
-No, para nada, el futbol siempre ha estado conmigo. Siempre he sido aficionado del Atlante, cuando mis hermanos y hasta mis hijos le van al América.
-¿Qué fue lo que te gustó de ese equipo?
-Simplemente su escudo, se me hizo atractivo y me convertí en su aficionado
-En esa etapa de tu vida… ¿Qué ambicionabas ser de grande?
-No tenía nada en claro, qué es lo que quería ser de grande. Era un chamaco muy de casa, hasta mi mamá se preocupaba porque no salía mucho a la calle ni con mis amigos. Me sentía muy a gusto leyendo
-Continuará-