Raúl Castellanos Hernández
Oaxaca de Juárez, 2 de marzo. El pasado lunes, mientras en México andábamos muy entretenidos viendo a la novia y al amigo del “amigo incómodo” bailar y lanzarse “de reversa” en la boda tan súper nice difundida en redes sociales, en los Estados Unidos el Tribunal Supremo adoptaba una decisión que en el contexto actual de la paranoica política migratoria de Donald Trump, constituye un hecho de la mayor relevancia. Rechazó involucrarse en el futuro del Programa DACA y decidió que el diferendo se siga ventilando en las cortes inferiores, esto es, en las de los estados; ello implica sin duda una gran batalla ganada que protege e impide la deportación de más de setecientos mil Dreamers de todo el mundo, inmigrantes indocumentados que llegaron cuando eran niños al país del alguna vez “sueño americano”.