Oaxaca de Juárez, Oax., 3 de marzo. Amanecimos con una noticia desconcertante para los perredistas y panistas, y de mucho fruto para los priistas. El día de ayer por la tarde, el Partido del Trabajo (PT) solicitó mediante oficio ante el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca (IEEPCO), su salida de la Coalición con Rumbo y Estabilidad por Oaxaca (CREO); acto seguido, alrededor de las once de la noche en la ciudad de México tomó protesta al ahora senador con licencia Benjamín Robles Montoya como su candidato a la gubernatura de Oaxaca. Un escenario que, aunque con pocas probabilidades, pero posible, debió haber sido contemplado por los estrategas –si lo son y si los hay- de la coalición conformada por el Partido Acción Nacional (PAN) y Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Mientras eso sucedió ayer, lo cierto es que hoy tenemos un panorama completamente distinto al que culminó con la toma de protesta de José Antonio Estefan Garfias como candidato de la coalición CREO la semana pasada y que ahora sólo está conformada por el PAN y PRD. Este nuevo escenario requiere mucha frivolidad en el análisis.
Es un hecho que esta decisión fue un arreglo nacional de mucho peso, seguramente de muchos millones y de un juego de actores que desde esta pluma pareciera no haber sido contemplado por la coalición CREO. La mayoría sabe que el PT en manos de Alberto Anaya tiene las manos atadas con la federación así como conexiones a políticos interesados en Oaxaca.
Mientras esto pasa, Alejandro Murat ha respetado los plazos de campaña y desde el 25 de febrero de este año no ha realizado proselitismo alguno, además de haberlo anunciado. Ni siquiera lo ha hecho en redes sociales. La ley es ambigua y el IEEPCO poco ha abonado en su claridad.
El tiempo de “intercampañas” que fijó el propio IEEPCO inició en tal fecha, pero durante estos días existen partidos que siguen llevando a cabo sus procesos internos y en esa medida sus “precandidatos” pueden realizar campañas “internas”. Esto facilitó que Robles tuviera el escenario calculado con breves variantes de último minuto y el día de hoy no sólo esté fuera del PRD sino que además es ya candidato electo por el PT.
A pesar del cambio de camiseta manchada, Benjamín Robles sabe que no ganará. Al ver sus imágenes en la toma de protesta de ayer por la noche, connota un espíritu desencajado, sabe que, al menos en Oaxaca ese discurso de ola “izquierdista” “democratizadora” sólo podría cuajar estando en un partido con la misma retórica como Morena y apareciendo junto a un icono nacional como Andrés Manuel. Robles sabe que ha firmado su sentencia, pero la gran pregunta estimado lector es ¿con quién?
Benjamín Robles podría llegar a ser el primer precandidato a la gubernatura de Oaxaca que proviniera de 4 partidos políticos distintos. Pasó por el PRI en Michoacán y el D.F., pasó por Convergencia en Oaxaca, hoy llamado Movimiento Ciudadano (donde aplicó prácticas desleales con un grupo de seguidores y de choque que ahora forman parte del PRI y del PAN), se afilió al PRD para lograr la senaduría y hoy es precandidato a gobernador por el PT. No tenemos la menor duda que una vez habiéndose servido del PT creará su propio partido, el cual se llamará “Unir Oaxaca”.
Es cierto que con muchos de los seguidores de Robles este escriba siente estrecha simpatía, algunos de ellos buenos colegas y amigos. Coincidimos, Oaxaca tiene sed de justicia, Oaxaca tiene hambre de equidad y deseos infinitos de progreso. Pero es un hecho que Robles es de la escuela política del “utilitarismo”. Y ese es el punto de discrepancia que tenemos con sus seguidores. Nietzsche lo decía, en política hay que ser útiles de otra manera no sirves. Hoy muchos de ellos le sirven a Robles.
Es un hecho, como lo afirmamos en uno de nuestros artículos meses atrás, que en la boleta aparecerá Robles además de, probablemente otros cuatro o cinco candidatos. También afirmamos que será la elección más dividida de la historia y el candidato ganador no pasará de un 35% de votación nominal. Algo poco legítimo, pero válido sin la participación o apatía de la sociedad.
Los partidos y sus ahora precandidatos a la gubernatura están frente a uno de los procesos más sucios y desleales que haya estudiado sobre el sistema político oaxaqueño. A quienes somos idealistas, lo confieso, cada vez más nos es difícil, inclusive siendo analistas, discernir entre el verdadero discurso, la verdadera ideología y las redes de contubernio para incrementar, conservar o acceder al poder.
Ante ello, los precandidatos tienen una opción: incrementar el cochinero con el que se vislumbra el proceso u optar por una campaña estratégica, limpia, realista e innovadora que incremente la posibilidad de no cederle paso al abstencionismo. Implícito está que la base de esa campaña debe ser un manifiesto de propuestas sólidas, lógicas y viables que interesen al electorado en su candidatura.
La regla no escrita de la estrategia política es que toda amenaza vuelta una variable negativa (es decir dejando de ser amenaza y hacerse efectiva) tiene que capitalizarse. Aquí veremos quién sabe capitalizar mejor el escenario con el que hoy hemos amanecido.
Tanto Murat, como Estefan, como Robles, deben tener una ruta crítica de aquí al cinco de junio. Sin embargo, será sólo el cinco de junio cuando las y los ciudadanos interesados en estos temas nos demos cuenta quién realmente supo encontrar la media perfecta entre su estrategia y las circunstancias.
*Politólogo y Consultor
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@CiudadanoCoke