Oaxaca de Juárez, 18 de diciembre. El 15 de diciembre apareció un artículo en una de las mejores revistas médicas del orbe, el New England Journal of Medicine, que describe un trabajo de investigación que se llevó a cabo en Brasil recientemente, por un grupo de investigadores de aquel país, acompañados por algunos británicos.
El grupo partió de la pregunta acerca de la existencia de alguna otra alteración que pudiera estar asociada al zika durante la gestación, además de la ya muy conocida microcefalia.
Para lograr este objetivo, reclutaron a un numeroso grupo de mujeres embarazadas, en cualquier edad gestacional, siempre y cuando hubieran presentado las ronchas sugestivas del zika, vivieran en alguna de las regiones con la enfermedad y presentaran una prueba en sangre positiva para la infección de los últimos cinco días.
El grupo incluyó a 345 mujeres de entre seis y 39 semanas de embarazo. Una de las sorpresas fue que se encontró un porcentaje de pérdida del embrión o feto de 46 por ciento.
De los 117 recién nacidos vivos, 42 por ciento presentó alguna anormalidad clínica o en estudios de imagen de la cabeza, dentro de los que estaban cuatro niños que presentaban microcefalia.
Se encontraron desenlaces adversos de los embarazos, independientemente de lo avanzado de la gestación, 55 por ciento tuvo mal desenlace en el primer trimestre; 52 por ciento, en el segundo y 29, en el la última fase.
De los finales adversos, mencionan los autores, se encuentran muertes fetales aumentadas en los tres trimestres, así como un número ligeramente por arriba de complicaciones obstétricas, como preeclampsia o diabetes gestacional.
Adicionalmente se halló un incremento en los bebés prematuros así como menor peso al nacer, comparados con los recién nacidos de mamás sin zika.
En resumen, la infección no solamente causa daño en cuanto a la microcefalia, sino que parece existir un patrón mucho más amplio de secuelas y complicaciones sobre la mujer gestante.
Nosotros, como era de esperarse, tenemos ya la infección en ambas costas, e incluso ya llegó a nuestro vecino del norte; supongo que el señor Trump va a proponer que el muro también incluya un mosquitero, pero le anticipo que tampoco se va a detener el paso de los insectos.
El panorama en México lo ignoramos francamente en cuanto a la secuela en los recién nacidos, la autoridad sanitaria no nos ha reportado prácticamente ningún caso de microcefalia, lo cual no resulta congruente con lo que se está presentando en los demás países, y menos con los recientes hallazgos relativos a muchas más complicaciones obstétricas y fetales.
Lo que resulta ahora más evidente es que entre más evidencia científica se acumula del daño obstétrico, embrionario y fetal, más urgente se torna el panorama en cuanto a la detección de la enfermedad tempranamente durante la gestación, para poder ofrecer a las mujeres la posibilidad de interrumpir el embarazo, en los casos en los que no quieran correr con los riesgos asociados a la infección.
Es la conducta ética, aceptada universalmente y aceptable como gobierno. No hay duda, cualquier desviación es un atropello a los derechos reproductivos de las personas.