Oaxaca de Juárez, 1 de julio. Los ataques de tiburón ocurridos el 1 de julio de 1916 en Nueva Jersey, Estados Unidos, y que inspiraron tanto la novela de Peter Benchley como la película homónima Jaws, de Steven Spielberg, son escenas que se reviven cada vez que se registra un nuevo suceso de este tipo.
Y es que después de 100 años, los ataques de tiburón siguen siendo una noticia que acapara los titulares.
De hecho, 2015 se convirtió en el año con el mayor número de ataques por tiburón en la historia.
En total se registraron 98 casos no provocados, diez más que en 2000, que hasta ahora tenía el récord, de los cuales seis fueron mortales, según el Archivo Internacional de Ataques de Tiburones (AIAT), una base de datos que gestiona la Universidad de Florida desde 1987.
Según George Burgess, director del Programa para la Investigación de los Tiburones de la Universidad de Florida, este incremento no tiene que ver con una mayor agresividad de los animales, sino con una serie de factores relacionados principalmente con el cambio climático.
El experto dijo que entre éstos se encuentra el que haya una población de tiburones en recuperación, más gente en las playas y una temperatura del agua marina más cálida por la combinación del cambio climático y el fenómeno climatológico El Niño.
De los 98 ataques contabilizados el año pasado, 59 sucedieron en Estados Unidos; 30 de ellos en Florida, 18 en Australia, ocho en Sudáfrica, cuatro en la isla de la Reunión, Francia, dos en Ecuador y dos en las Islas Canarias, España, a los que se sumaron otros en Egipto y Nueva Caledonia, según la AIAT.
De la ficción a la realidad
Las producción de la película Jaws –o Tiburón en México–, sobrepasó el presupuesto inicial, por lo cual el departamento de efectos especiales tuvo problemas con la réplica mecánica del tiburón, que puede encontrarse ahora en internet.
En 2012, un cuidador en un acuario de Sudáfrica fue atacado por un tiburón mientras participaba en una operación rutinaria, en la que todo parecía transcurrir con normalidad hasta que inesperadamente el escualo reaccionó de manera violenta.
El video, que apenas fue difundido a inicios de este año, ha sido de los más viralizados en la red como uno de los ataques más impactantes.
En la película Jaws, Spielberg se vio obligado a sugerir la presencia del tiburón en lugar de mostrarlo en muchas de las escenas, apoyado para ello en un tema musical minimalista e inquietante creado por el compositor John Williams, que hace referencia a las inminentes apariciones del depredador y generando el terror y la angustia que vivieron los bañistas en la costa de Nueva Jersey entre el 1 y el 12 de julio de 1916, en los que murieron cuatro personas y una resultó herida.
Ahora las víctimas son quienes cuentan su propia historia. Una mujer estadounidense, de nombre Hillary Rae Petroski decidió meterse dentro de una jaula para nadar con tiburones en Mossel Bay, Sudáfrica y grabó el ataque de un tiburón blanco de casi cuatro metros de largo que intentó destrozar la jaula, para subirlo después ella misma en sus redes sociales. El video ha alcanzado las cinco millones de vistas.
En lo que va del año, son varios casos de ataques en las costas de Estados Unidos y Australia que han dejado heridos y muertos.
Apenas el mes pasado, una mujer buzo murió en un ataque de un tiburón en la costa oeste de Australia, convirtiéndose en el segundo ataque fatal de esta especie registrado en la zona en menos de una semana.
En mayo, dos personas, entre ellas una menor, también fueron atacadas en dos incidentes separados en Florida.
A mordidas
El 2015 ha sido el año con el mayor número de ataques de tiburón, al sumar 98
59 en Estados Unidos: 30 en Florida
18 en Australia
8 en Sudáfrica
4 en Francia
2 en Ecuador
2 en España
5 en el resto del mundo
Otros datos
La mayoría de los ataques de tiburones en Florida son entre las 14:00 y 15:00 horas, lo cua refleja la hora de mayor afluencia de personas en el mar.
New Smyrna Beach, en Florida, es la capital de los ataques de tiburón del mundo.
Cualquiera que haya nadado allí ha estado a menos de tres metros de un tiburón.
Con información de Excélsior
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