Oaxaca de Juárez, 25 de mayo. La semana pasada el primer ministro Griego Nikos Voutsis declaró que se espera un impago por parte de su país al Fondo Monetario Internacional. Si bien, la deuda de Grecia es impagable, la razón principal de acuerdo al Primer Ministro es la “falta de dinero”. Sin lugar a dudas, esta declaración resulta jocosa por su desfachatez como también es evidente que Grecia acumuló, durante su periodo como “europeo de primera”, una deuda tan grande que cualquier esfuerzo por pagarla es insuficiente y a la vez un dolor de cabeza para países como Alemania y Francia.
Luego de que la crisis del año 2008 dejara grandes estragos en casi todo el mundo, Grecia sin lugar a dudas fue uno de los países que más resintió la falta de liquidez y los malos puntajes por parte de calificadoras como Standard & Poor´s, y que desembocaron en una de las mayores crisis no sólo para este país, sino para todo un bloque que hasta entonces suponía ser la gran alternativa del futuro para la solución conjunta y pacífica de problemas en común (la Unión Europea). Así pues, mientras todos los países le dejaban el trabajo a Alemania, muchos otros aseguraban que la inminente salida de Grecia era una solución viable para el problema y así evitar que el mal se esparciera en países como Portugal o España.
Sin embargo, dicha medida no sólo era insuficiente sino también ineficiente para atender el problema de la economía en la zona euro. Por una parte, Grecia debe pagar una deuda enorme en euros, mientras que si este país saliera de la zona euro esta deuda se transfiere y la cantidad de la misma aumentaría de una manera exponencial, dejando a países como Alemania o Francia comprometidos para pagar la deuda.
Por su parte, el gobierno griego en su esfuerzo por evitar que las medidas de austeridad generen más inestabilidad en su país, ha echado mano de todos los mecanismos posibles para reducir la deuda que generaron los paquetes de rescate; sin embargo, esta media es por mucho la más inesperada por parte de FMI y la UE.
Muchas serían las consecuencias de un impago por parte de Grecia, no obstante, es importante mantener simple el análisis de que “cuando no hay, no hay” y es casi imposible que la UE pueda obligar a Grecia a pagar en tiempo y en forma. De tal suerte que Grecia sabe perfectamente que papel está jugando dentro de este bloque y sabe que, como dice el dicho, Dios aprieta pero no ahorca.