Fue pero ya no
Fernando Cardoso Caballero
Oaxaca de Juárez, 16 de enero. No puedo recordar una despedida tan emotiva como la que tuvieron los Obama de la Casa Blanca, no sé si su sencillez o el miedo de lo que nos espera con Trump han hecho que ya extrañemos a la antes mencionada familia presidencial. Sin temor a equivocarme puedo vaticinar años muy difíciles para México y el resto del mundo con Trump al mando de una de las potencias en el escenario internacional.
Aún sin haber llegado de lleno a la Casa Blanca ya son dos empresas importantes las que han cancelado sus inversiones en México, bajo la consigna de generar más empleos en Estados Unidos. Las políticas de Donald Trump no sólo responden a su ya conocido espíritu racista sino que promueven un paradigma ya inexistente en el sistema internacional.
El proteccionismo del que será víctima Estados Unidos en estos años sólo puede ser entendido bajo un esquema donde dicho país sea la suprapotencia que fue en la década de los ochenta y noventa, es decir, hoy en día y con en la nacimiento de potencias emergentes no se pueden entender dichas políticas desde la perspectiva de que Estados Unidos depende íntegramente de la capacidad de endeudamiento que tengan otros países como China, México o Brasil.
Los empleos que Trump lleva prometiendo durante toda su contienda no son más que gigantes con pies de plomo que desaparecerán una vez que el resto del mundo deje de tener la capacidad de endeudarse. Lo triste es que parece que Trump no ha visto noticias los último veinte años, es decir ya no es necesario consumir bienes producidos en nuestro vecino del norte, no son los mejores productos, ni tienen la mejor calidad y en muchas ocasiones no tienen los mejores precios.
Claramente a nivel de economía política el paradigma internacional dicta una clara interdependencia donde todos necesitamos de todos en aras de generar mejores empleos y mayos liquidez en el mercado internacional. Grandes han sido los costos de países que le han apostado al proteccionismo y no sólo han perdido su capacidad adquisitiva sino la confianza del resto del mundo, ocasionando así grandes pérdidas. Sea como sea se vienen consecuencias anacrónicos con soluciones obsoletas para problemas aún desconocidos.