Oaxaca de Juárez, 25 de junio. Si un panadero francés, que heredó los secretos del oficio de varias generaciones en su familia, lo afirma, debe haber algo de verdad. Comer pan es sano. En su país, los niños lo consumen mañana, tarde y noche para tener energía. Una práctica que la mayoría de los adultos sigue, pero la clave está en hacerlo sin otros ingredientes.
Agregar margarina o mermeladas, por ejemplo, no es recomendable. El buen pan, dice Eric Kayser, es el sencillo desde su elaboración: harina, agua y levadura. En su local, abierto en México hace alrededor de un año, los ingredientes frescos son el distintivo. Las harinas se preparan con cereales como trigo duro, espelta, trigo sarraceno, centeno o lino. También les agrega miel, avellanas, aceitunas e higos para dar un sabor único a cada pieza.
Pero entre todos, el amor es el elemento más destacable de sus recetas, asegura. Así, él cuida personalmente cada detalle en las sucursales que ha abierto alrededor del mundo, desde que comenzó con una modesta panadería francesa por la que los clientes pasaban buscando además un sándwich o un café, lo que le dio la idea de ampliar su concepto, tal como se ha instalado en el país.
El Financiero