Oaxaca de Juárez, 14 de octubre. Con la economía al borde de una nueva crisis y con todas las variables que apuntan a nuevas tensiones en la arena internacional, pareciera ser que la región de América Latina se ha hundido en un rezago que poco abona para su desarrollo humano. De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo, América Latina en su conjunto padece de un déficit fiscal que lo ha llevado a una larga recesión luego de la crisis hipotecaria del 2008.
Lamentablemente los momentos difíciles apuntan a las carencias de esta región y la principal es que en casi toda América Latina le ha apostado al sector servicios. Pocos son los países, salvo el caso de Brasil y Chile, que se han preocupado por apostarle al sector tecnológico. Claro está que mientras América Latina no invierta en innovación, los sectores agrícolas, pesqueros y ganaderos tendrán ganancias paupérrimas a comparación de otros países con diferentes modos de producción.
Particularmente, no soy partidaria de la idea de “importar” tecnología, sino de fomentar tecnologías hoc con nuestros modos de producción, clima, costumbres alimentarias, etc. De ahí que entendamos la necesidad que tiene esta región por apostarle a la innovación tecnológica para poder hacerle frente a los efectos de una recesión persistente.
Durante años, la región latinoamericana se ha enfocado en promover la producción de materias primas, sin darnos cuenta que lo anterior sólo ha llevado a acotar nuestra capacidad de producción y desarrollo económicos. Por lo anterior, entre más tiempo tardemos en desarrollar e innovar tecnología acorde con nuestras necesidades países como India y Corea del Sur seguirán quitándole los lugares en los indicadores mundiales a toda una región que ha tenido como común denominar el rezago.
Con políticas públicas deficientes y con índices de corrupción altos compartidos por casi todos los países de la región, América Latina no está lista para aguantar las embestidas de crisis profundas. Hoy en día, la diversificación del mercado, la producción de materias primas y el turismo no son suficientes para posicionarnos en buenos lugares en los marcadores internacionales.