Oaxaca de Juárez, 27 de enero. “Postraos, aquí la eternidad empieza y es polvo la mundanal grandeza” se lee en el Frontispicio del Panteón de San Miguel o Panteón General de Oaxaca de Juárez, morada última de quienes ahí les encontraron refugio, las tumbas de frío granito, mármol o simple tierra pero además en la entrada, están los nichos de quienes por una pandemia de hace casi un siglo azotó la ciudad y la entidad; ahí fueron colocados. En uno de los nichos se lee el nombre de Don Macedonio Alcalá, así como de otros muchos fallecidos.
Hace casi cien años de Oaxaca de Juárez se escuchaba de que sus habitantes caminando por las calles caían fulminados siendo tanta la mortandad que los cuerpos quedaban insepultos pero manos caritativas los sepultaban si no iban a parar a los playones del río Atoyac
En el 2020 el coronavirus nos vino a recordar la fragilidad humana con crecientes no solo contagios sino también de los decesos que, desgraciadamente, no alarman a todos, algunos por necesidad pero otros por necedad, hacen caso omiso de las recomendaciones a evitar su propagación, ya se han dado casos, según los medios, de que los familiares del contagiado los llevan a los hospitales y si no son atendidos ahí los abandonan y por desgracia, fallecen.
Ha trascendido que los panteones ya no tienen espacios o están a punto del colapso. Los eventos funerarios que antes reunían a buen número de familiares y conocidos se ha visto reducido a unas cuantas personas; lugares para enterrarlos escasean con alarma para todos.
El estado mexicano, federación, estados y municipios no han advertido esa gran demanda que se nos avecina por lo cual es preciso que asuman su responsabilidad frente al cercano futuro para que instalen, con todas las medidas de seguridad, urgentes crematorios para evitar la propagación de la pandemia sin pecar de alarmistas sino adelantarse a eventos futuros que pueden ser catastróficos.
Cremar un cadáver puede ocasionar resistencias lo cual es comprensible pero se debe pensar más que todo en las generaciones del porvenir, además de que los espacios, cuando menos en el municipio de Oaxaca de Juárez ya no existen; por salud pública debe de optarse por la cremación, ya no serán polvo la mundanal grandeza sino cenizas para que fácilmente se puedan conservar en familia o depositarlas donde el fallecido en vida haya pedido donde llevarse o deshacerse de ellas , el suscrito ya indicó su cremación en el momento oportuno sin evento más que familiar o del hospital a la cremación .