Fernanda Cardoso
Oaxaca de Juárez, 15 de junio. Distinto a lo que los medios de comunicación han informado en las últimas semanas respecto a la visita del ex presidente Felipe González a Venezuela, ésta a mi parecer resulta ser una falta a la soberanía del Estado venezolano que resulta injustificable con todo y las fallas de su gobierno.
De acuerdo a González su ida a Caracas tiene el objetivo de observar el proceso que sigue Leopoldo López opositor al gobierno de Nicolás Maduro. Si bien es loable la intención de España por promover el debido proceso y la democracia dentro de América Latina, su presencia y sus declaraciones demuestran sólo el sentimiento patriarcal y la autoridad que este país piensa tener en territorios que antes le pertenecían.
Por otra parte, no hace falta estar de acuerdo con el gobierno de Maduro para darnos cuenta que la presencia de González dentro de Venezuela atenta contra la soberanía del país y su autodeterminación. Así mismo, es importante recordar que hoy en día contamos con instancias internacionales que tienen toda la facultad de ir a observar el proceso legal que siguen los presos políticos no sólo en Venezuela, sino también en países como Cuba o China.
Por todo lo anterior, no puedo sino estar en desacuerdo con la visita de González y con sus peticiones imprudentes que no sólo afectan la labor diplomática entre ambos países sino las ya tensas relaciones entre Venezuela y España. Claro es que Felipe González y su país respetan muy poco al gobierno de Maduro y a las instancias internacionales a quienes evidentemente les ha restado autoridad ante el proceso de Leopoldo López.
Sería importante terminar con la reflexión que la soberanía de un país no es lograda gracias a su gobierno, sino que involucra el respeto a sus leyes, a la cultura, a su historia y tradiciones. Se puede estar en desacuerdo con una forma de gobierno, sin embargo, el Estado es un ente mucho más grande que debe ser respetado ante toda situación.
En el entendido de que no estoy de acuerdo con las políticas de Nicolás Maduro, es importante reconocer que América Latina es hoy una región con democracias tambaleantes que han dado pie a que otros países, sobre todo evocando a la melancolía de la conquista, aprovechen las coyunturas para posicionarse en la región y recuperar una autoridad perdida.