Oaxaca de Juárez, 9 de noviembre. Con esa breve y sencilla pero elocuente frase, muchas instituciones y organizaciones públicas y privadas han impulsado y llevado a cabo los actos y festejos relacionados con nuestras más arraigadas costumbres y tradiciones, en estos días la conmemoración de Todos Santos y Fieles Difuntos, que este año tuvo mayor realce por la unión de todos los sectores de la población, que en alguna forma participaron para conservar su autenticidad, aunque no faltaron pequeñas imitaciones del Halloween, en especial por parte de algunos visitantes nacionales e internacionales. Prevaleció y lució lo nuestro, como los altares, tapetes, visita a los panteones, comparsas y disfraces de calaveras y catrinas. En los altares llamados por algunos ofrendas, se pudo apreciar mejor su tradicional decoración y contenido, porque no faltaron los mínimos detalles acostumbrados desde sus inicios. El sincretismo sólo se manifestó a través de la colocación de algunas imágenes religiosas, pero que también forman parte de su originalidad. Parte de las expresiones del ingenio popular fueron las imprescindibles calaveras en verso, satíricas, burlescas, pero muy atinadas al describir en pocas palabras la personalidad y comportamiento de políticos y funcionarios, artistas y destacados miembros de diversas comunidades sociales. Lo que afectó en parte la conmemoración de este año fue la crisis económica, resentida principalmente por los comerciantes.
Lo que mucho ha contribuido al rescate de esta tradición son los concursos de altares, comparsas, calaveras y disfraces a que convocan las referidas instituciones y organizaciones públicas y privadas, en los que participan con entusiasmo e ingeniosidad sus integrantes, sobre todo alumnos cuando se trata de centros educativos, como el Instituto Luis Sarmiento, que desde su fundación en 1996 ha impulsado y promovido esta celebración, para fomentar entre niños y jóvenes y personal docente la conservación de esta singular tradición. Este año tuvo mayor relieve por la participación de los pequeños alumnos de preprimaria, cuyos padres se esmeraron en la preparación de sus atuendos alusivos y en su desempeño en algún concurso. En esta ocasión fui invitado a formar parte del jurado calificador en el de calaveras de la sección secundaria y de comparsas en la de preparatoria. En ambos los alumnos participantes tuvieron una actuación sobresaliente, que les fue reconocida por los asistentes, estudiantes, padres de familia y maestros del plantel. Hubo otros concursos que igualmente fueron merecedores al aplauso colectivo, como en el de altares, de los que al final se pudo degustar su rico contenido, consistente en frutas, dulces regionales, tamales, mole, chocolate y otras deliciosas bebidas. Todo esto, debe reconocerse, es obra del entusiasmo, dedicación y esfuerzo del doctor Hugo Sarmiento Díaz, quien además ha sabido ganarse el apoyo, colaboración y simpatía del personal docente y administrativo, por eso el Instituto Luis sarmiento goza de merecido prestigio y preferencia entre las escuelas particulares.
Otra de las instituciones promotoras de la conservación de esta bella tradición es el Centro Cultural CasAntica, que me invitó también a participar como jurado calificador en dos de sus concursos, el sexto de Comparsa de Catrinas y el segundo de pintura Día de Muertos, con premios en efectivo y diplomas de reconocimiento en cada categoría. El de pintura comprendió óleo, acuarela, grafito, pastel, acrílico y grabado, con tema referente a las festividades del día de muertos en el estado de Oaxaca. El día del concurso, 31 de octubre, fue la inauguración, y la exposición permanecerá abierta para ser admirada por todo el público que lo desee, en forma gratuita, en la avenida Morelos 601, hasta el próximo primero de diciembre. Es importante destacar que todos los participantes son jóvenes y algunos niños, que ya forman una nueva generación de verdaderos artistas oaxaqueños, pues todos los trabajos presentados son dignos de reconocimiento y admiración por su creatividad, estética y diferentes formas de apreciar la muerte con motivo de esta festividad. El tamaño de los cuadros, de acuerdo con la convocatoria, son de 50 por 70 centímetros el mínimo, y el máximo de 100 por 160, por lo que lucen muy bien en el espacio que les destina ese centro cultural. En el concurso de Comparsa de Catrinas, efectuado el primero de este mes, las jóvenes participantes lucieron originales trajes regionales, con los aditamentos de catrinas, y bailaron con pulcritud y elegancia los sones del grupo musical acompañante. En este también fue muy difícil el discernimiento de los premios, pues en realidad todos los participantes eran dignos de un primer lugar. Lo mejor de todo es la participación entusiasta, y el ánimo para hacer perdurable una tradición recibida desde la época precortesiana, en la que ya figuran huellas del culto a los muertos y a la muerte misma, como se ha venido acostumbrando en todas partes del mundo. En el jurado calificador de este concurso CasAntica, participaron la licenciada Cecilia Winguer, el maestro Fortino Lázaro Peralta, el arquitecto Jorge Apan y un servidor.
Los concursos a nivel estatal resultaron igualmente importantes, pues aparte de su contribución al rescate de nuestras tradiciones, engalanaron a toda la ciudad, motivando a las nuevas generaciones a continuar esta costumbre, que en todo el estado tiene características especiales y particulares en cada región, sobre todo por el vestuario y los platillos típicos, que de acuerdo con las creencias son saboreados por los seres queridos que nos visitan. En esta ciudad capital, como todos los años, noviembre sigue siendo consagrado a los fieles difuntos, pues cada semana es visitado un panteón diferente, con lo que la población sigue disfrutando de lo mejor de la gastronomía oaxaqueña.
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