Cada uno de los partidos políticos cuenta con un consejo directivo, tanto nacional como estatal y municipal, cuyos miembros son considerados como profesionales, por lo que reciben un salario, el que ellos se fijen, de acuerdo con sus ingresos y número de directivos, que por supuesto son cantidades equiparables a las que reciben los funcionarios públicos, aparte de que si logran un puesto de elección popular reciben las dietas y bonos correspondientes, o sueldos muy elevados, de acuerdo con el cargo al que se llegue. Con tres nuevos partidos, es seguro que el año próximo, de elecciones, se aumentará el presupuesto de egresos de la Federación para subsidiarlos, pues los partidos ya existentes no admitirán que se les reduzcan sus ingresos para compartirlos, y como la clase política es la que manda, se reducirá el monto destinado a los programas sociales, el destinado a las clases desprotegidas o marginadas.
Se ha insistido mucho en que son demasiados senadores y diputados los que tenemos, mientras en otros países con mayor número de habitantes son menos, pero aquí el negocio de la clase política va en auge, por eso en lugar de disminuir aumenta. Diez partidos políticos son muchos, sobre todo porque no hay nada que los distinga, todos han sido iguales hasta hoy, y de los nuevos sólo es posible que Morena represente un cambio, que está por verse, ya que estamos acostumbrados a las promesas de los políticos que cuando llegan a encumbrarse cambian. El PRD empezó como muy de izquierda, de verdadera oposición, pero se fue entregando a la clase gubernamental tan pronto como empezó a ver los frutos del poder. Acaba de demostrarlo con su aprobación a la reforma energética, a través de su paso por el Pacto por México, aunque ahora trate de negarlo con su campaña de que esa reforma se someta a votación popular, pero bien sabe que no la habrá, que el golpe ya ha sido dado y que seguirá adelante el reparto de los energéticos entre los monopolios extranjeros. López Obrador ha sido uno de los más aguerridos luchadores contra esa reforma, pero antes de las nuevas elecciones para la sucesión presidencial ya habremos podido comprobar su manejo como líder de un partido con registro, o sea de formar parte de la clase política oficial.
Entre la clase política oficial por algún tiempo se pudo hablar de la izquierda, que fue representada por el perredismo pero que ahora, igual que la derecha representada por el panismo, forman parte inseparable de la clase gobernante, que sólo cuida de sus propios intereses, como lo hacen los partidos llamados morralla, a los que ahora se suman Encuentro Social y Frente Humanista. Morena viene en este momento a representar a la izquierda mexicana, porque así lo ha demostrado desde su fundación, y así ingresa a la oficialidad. Lo que falta es que se conserve, que no la venzan los delirios del poder anticipadamente, y que pueda llegar a las elecciones presidenciales como una izquierda unida y fuerte, sin el lastre del perredismo, como una opción efectiva deslindada de la derecha, que seguirá conservando el PAN, como el PRI conserva la corriente del centro, con sus satélites naturales, que ahora se tiene la impresión que han aumentado con los dos nuevos partidos que no pintan de ningún color.
Antes de la reforma política de López Portillo la situación era diferente. Ya existía la división teórica -derecha, centro, izquierda-, pero eran menos los partidos y salvo el oficial, el priato, los demás se sostenían con sus propios recursos. Las cuotas de los agremiados eran obligatorias, porque así se sostenían, sin depender del gobierno para subsistir. A partir de esa reforma la política se volvió negocio productivo, porque desde entonces los subsidios han sido considerables. En lo que resta del año el PRI recibirá 415 millones de pesos, el PAN 348, el PRD 265, y un poco menos los demás partidos ya registrados con anterioridad.
Por eso hay malestar general de la población ante la presencia de más partidos en la escena política. El consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, declaró que “es muy importante un hecho, vista la inconformidad y la molestia que ha generado en el ámbito público el otorgamiento de registro a tres nuevos partidos”. Adelantó que el año próximo, además del financiamiento ordinario, se entregará el adicional para las campañas electorales. Como los ya existentes, los nuevos recibirán financiamiento público para el sostenimiento de sus actividades permanentes, como oficinas, personal, mobiliario, propaganda impresa en periódicos, etcétera. Por eso estamos como estamos, con la agravante de que la situación empeorará a partir del año próximo, si la voz de la ciudadanía no se deja escuchar.
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