Oaxaca de Juárez, 21 de diciembre. No hace mucho, el gobernador Gabino Cué Monteagudo solicitó al Congreso del Estado su aprobación para adquirir un nuevo préstamo supermillonario por la cantidad de dos mil 400 millones de pesos, que desde luego le fue autorizado, se supone que con el reparto de utilidades correspondiente, con el que elevó considerablemente la deuda pública de Oaxaca, la más alta que registra su historia, mucho más que la que dejó el saqueador Ulises Ruiz Ortiz, a pesar de que se consideró que era el más corrupto de todos los gobernadores anteriores a él. Hubo entonces protestas aisladas, que lamentablemente no llegaron a trascender, aun cuando nunca se supo en que se invertiría esa enorme cantidad de dinero, pero se presumía que en el reparto espléndido a los cabecillas de los “luchadores sociales”, sobre todo magisteriales, porque obras importantes no se han visto en lo que va de este sexenio. Ahora, aunque nos negamos a creerlo, se informa de una nueva solicitud de préstamo por 235 millones de pesos, dizque para la implementación del nuevo sistema de justicia penal, lo que es de dudarse, porque durante el desfile de los funcionarios para la glosa del informe de gobierno nada positivo han informado, menos de lo relacionado con la justicia y las leyes. No obstante, los señores diputados, que sólo se han dedicado a grillar en lugar de legislar, es seguro que aprobarán sin tardanza ese nuevo oneroso préstamo, que según se calcula hipoteca al estado por 20 años, que es el plazo fijado para saldarlo, pero que será difícil por la acumulación de los intereses.
El adeudo total que ha contraído este gobierno del cambio se eleva a 18 mil 128 millones 555 mil 737 pesos, pero como le parece poco tramita uno nuevo, que la bancada priista pretende negociar al anunciar que lo rechaza, argumentando que no ven realmente obras y que habría que analizar para qué quiere otro crédito, si se toma en cuenta que Oaxaca fue beneficiado con un importante presupuesto para 2016. Aseguró que investigará en qué rubros se etiquetó para verificar si se justifican o no, o de lo contrario el Congreso del Estado podría determinar una reasignación del presupuesto. Cuando este Congreso autorizó el anterior préstamo, comentamos la iniciativa presidencial de Ley de Disciplina Financiera en las Entidades Federativas y los Municipios, que posteriormente fue aprobada, por la que se limita a los estados a endeudarse, pero aun así ha seguido el despilfarro y el incremento de la deuda. Entonces también se habló de negarlo, pero finalmente se autorizó la adquisición del préstamo. Este último es seguro que se autorizará, porque se inicia el año de Hidalgo y todos quieren irse con los bolsillos repletos para buscar nuevas posiciones.
Los funcionarios públicos que han desfilado por la pasarela parlamentaria, que o no llenan el perfil necesario para el puesto que ocupan, o tienen la consigna de nadar de a muertito, repetimos que nada importante han informado como para justificar que requieran mayor presupuesto. El nuevo encargado de la Contraloría y Transparencia Gubernamental ha resultado peor que su antecesora, pues llegó a decir que su misión no es investigar y consignar a los funcionarios corruptos, sino prevenir la corrupción, o sea que confirmó lo que ya sabíamos, que se dio carpetazo a la corrupción y la impunidad, lo que equivale a aceptar la complicidad con Ulises Ruiz Ortiz y su pandilla, y a no tocar a los de la nueva generación, entre los que figuran varios miembros de este equipo gubernamental. Mas si sólo se tratara de prevenir la corrupción, debería empezar por señalar al gobernador que ya no debe endeudar más al estado, sobre todo cuando es manifiesto lo innecesario de un nuevo préstamo, salvo que como se comenta se siga repartiendo dinero a manos llenas entre los vividores que liderean grupos que continúan realizando plantones y cierres de calles y carreteras.
En relación a estos préstamos oficiales, se ha dado a conocer que el Congreso del Estado autorizó al Municipio de la ciudad de Oaxaca un endeudamiento por 300 millones de pesos, de los que según el segundo informe de gobierno que rindió hace unos días su titular, para el día último de este mes sólo se completará el uso de 180 millones de pesos, la mayor parte en obras de beneficio social, o sea que se han utilizado los recursos de manera responsable y con fines de utilidad pública, como la modernización de los mercados públicos, la adquisición de vehículos para la Comisión de Seguridad Pública, Vialidad y Protección Civil, así como para el mejoramiento urbano, como puede comprobarse con las calles y avenidas recientemente restauradas.
Lo peor para Oaxaca es que de continuar el declive de este gobierno del cambio, en las próximas elecciones puede recobrar el poder el Partido Revolucionario Institucional con el más negativo de sus precandidatos a la gubernatura, Alejandro Murat Hinojosa, porque la cargada ya se está definiendo. Los primeros indicios de lo que sería su gobierno ya los está dando con la compra de las primeras encuestas, a través de un llamado Gabinete de Comunicación Estratégica, que supuestamente lo coloca en el primer lugar de los aspirantes. La marca de esta maniobra lleva el nombre de su padre, quien llegaría a gobernar Oaxaca por segunda ocasión. El autor de esta ruina sería Gabino Cué Monteagudo por no saber aprovechar la oportunidad que le dio el pueblo, al que desde su toma de posesión le dio la espalda para dedicarse a agradecer el apoyo magisterial. No obstante, un año es suficiente para rectificar, de no existir pactos con el priísmo, como los que parece que hubo con el ulisismo. Esperaremos los resultados, que se iniciarán con el destino que se dé al nuevo endeudamiento solicitado.
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