Oaxaca de Juárez, 20 de noviembre. El cachorro oficializó su salida del PRI. Nunca apoyó el instituto político que lo llevó a la gubernatura de Oaxaca, aún sin haber nacido aquí, sino en el Estado de México. Alejandro Murat escogió un mal momento. Ni siquiera había necesidad de atraer los reflectores. Resulta que el vendedor del “Milagro Oaxaqueño” se dijo cuenta que ya no tiene nada que hacer en el tricolor. Mal timing. De noche, en fin de semana, en puente y durante las definiciones a las candidaturas sale con el sainete que “ya no se halló”, ja ja, de risa.
El mexiquense disfrutó de las mieles del poder bajo las siglas del PRI que ahora, de pronto tanto critica. Fue diputado federal plurinominal de 2004 a 2006 y director general del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) de 2012 a 2015 durante la presidencia de Enrique Peña Nieto.
En el Estado de México ocupó cargos de gerencia en el Instituto de la Función Registral del Estado de México, así como en el Sistema de Radio y Televisión Mexiquense.
Durante su sexenio, Alejandro Murat se dedicó a hacer ejercicio, viajar, incrementar su fortuna y a enamorar al presidente Andrés Manuel López Obrador. Nunca gobernó, el verdadero poder lo ejerció su padre y su esposa. Así de sencillo. Era un comentario común en los corrillos políticos. Es más no vivió en Oaxaca. Se la pasaba todo el tiempo en el Distrito Federal.
Al PRI lo hizo a un lado, porque según sus íntimos, pensaba que era saludable mantener una relación distante.
A su vocero, Alfonso Martínez lo mandó a coordinar la Octava y contrató al yerno del embajador de México en los Estados Unidos, Francisco Vallejo. Su equipo formado por mexiquenses, y uno que otro oaxaqueño fifí como su particular a quien hizo senador de la república, Raúl Bolaños Cacho. Todos ligados a la 4T.
Ahora, se saca de la manga la creación de la Alianza Progresista por México, que dijo será “un espacio abierto de discusión, diálogo y reflexión, en el que todos los mexicanos sin distinción puedan participar, con el único objetivo de aportar a la creación del modelo de país que nos merecemos”. ¿What? Y, los oaxaqueños ¿no fueron merecedores de una mejor vida? Tuvo la oportunidad de cambiar el rumbo del estado, pero no lo hizo, ahora, resulta que no quiere “saltos al vacío”.
Según el exgobernador, “Al final en el proceso de 2024 nos encontraremos en la disyuntiva de elegir participar entre la política del cinismo o la política de la esperanza”. Guau.
Y remató contra el Frente, “Creo en el diálogo como la herramienta principal de la democracia; creo en las alianzas, pero en las alianzas con el pueblo”. Y, ¿él, se alió con los oaxaqueños? ¿Los sacó del atraso?
Veremos quién o quiénes de su equipo le siguen en esta aventura. Dicen los enterados que se enojó con Alito porque no le cumplió y eso detonó su salida que estaba más que cantada. Y eso que se expresaba de él como su hermano.
El PRI oaxaqueño atraviesa por graves problemas, su padre, envió a dos personas de su confianza y las colocó en la dirigencia y al otro como delegado. El problema es que el segundo de apellido Casique, está buscando la diputación por Puebla y no le interesa Oaxaca, aunque es de aquí. Es decir, el clan no se ha ido. ¿Entonces?
¿Qué representa en votos el PRI actualmente? ¿Qué ofrece al Frente?
Los que se han ido, buscan acomodarse en la 4T y ahora son adoradores del partido de Andrés Manuel López Obrador. De la noche a la mañana se volvieron guindas, aplaudidores, aduladores, y convencidos de las bondades de la Primavera Oaxaqueña. Se ven como chicles mal pegados. Se convirtieron en acarreados, en funcionales, en llenadores de espacios. Así de sencillo.
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Ganó Milei en Argentina. ¿Ya lo felicitó el mesías?