Oaxaca de Juárez, 20 de julio. En un los últimos días se ha dado a conocer una lista de treinta líderes que podrían ser los sucesores del actual Secretario General de la ONU Ban Ki-moon. Entre ellos se encuentra Alicia Bárcena, bióloga y diplomática mexicana que se ha distinguido por tener una carrera dentro de los tópicos de desarrollo sustentable, medio ambiente y políticas públicas.
No sólo se trata del hecho de que después de ocho Secretarios Generales hoy estemos pensando en una mujer para ocupar el puesto, se trata también de ver la necesidad que hay en actualizar a la mayor organización mundial de la que se tenga registro. Claramente la realidad a la que nos enfrentamos hoy no es la misma a la que se vivía después de la Segunda Guerra Mundial.
Las necesidades son muchas, cada vez más complejas, atañen a un mayor número de personas y las respuestas han sido nulas u obsoletas. Parece ser que la realidad apunta a buscar nuevas formas de convivencia y nuevas soluciones a los desafíos que cada vez empeoran la calidad de vida de las personas alrededor del mundo.
Alicia Bárcena resulta ser una opción funcional, más no la única dentro de la lista de líderes, entre las mujeres también se destaca el nombre de la actual presidente de Chile, Michelle Bachelet y María Ángela Holguín Ministra de Relaciones Exteriores de Colombia. Como podemos ver los paradigmas están cambiando en función de los nuevos temas que hay por resolver.
La segregación, la discriminación, los crímenes de odio y el medio ambiente son problemas que debemos atacar desde la raíz. No me gustaría terminar esta columna con la idea de que las cosas serían mejores si fuese una mujer la Secretaria General de las Naciones Unidas, más bien, me gustaría terminar con la reflexión de que cada vez somos más los que estamos convencidos que el género es lo de menos, que los problemas del mundo sólo se terminarán con capacidad, inteligencia y voluntad venga de quien venga.
Por último, el considerar a una mujer para tal puesto, pienso que es un paso más en pro de la civilidad que como sociedad tanto necesitamos. Una mujer en la Secretaría General no sólo reivindicaría al género femenino sino que, evidentemente daría un aire de vanguardia a dicha organización.

