Oaxaca de Juárez, 13 de octubre. Conciencia. No es novedad que en épocas complicadas existan visiones contradictorias. La crisis de México no podía ser la excepción. En todo caso, lo importante es discernir quién dice la verdad y quién recurre al falso expediente del optimismo. El Secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso asegura que la recuperación económica ha comenzado y que los mexicanos veremos los resultados en nuestra economía. ¿Recuperación cuando apenas intentamos salir del hoyo en que nos hundieron las imprevisiones de una crisis que, en efecto, es externa, pero que pudo paliarse con medidas preventivas? Los especialistas, incluso los analistas externos, concuerdan en que el 2015 será un año más difícil que 2014. Hablar de recuperación económica, pues, es solo un buen deseo muy lejano todavía.
El mexicano de a pie, el que suda la gota gorda para ganar un mísero salario mínimo o menos, discrepa del falso entusiasmo del Gobierno Federal que encerrado en una burbuja de prosperidad, armonía y bienestar social, sigue alejado de la realidad porque no tiene interés en afrontar y resolver los grandes problemas nacionales. Tan distraído está, que nuevamente han ofrecido imposibles: generar empleos, combatir la pobreza extrema y fortalecer la seguridad. ¿Crear trabajo cuando el sector privado tiene problemas con la caída de su producción por la baja del consumo derivado de los aumentos de precios? ¿Combatir la pobreza después de que al pobre se le exprime hasta el tuétano? ¿Atender la seguridad pública con policías y mandos amafiados con el crimen organizado? Como dijo el perredista Carlos Navarrete: son simples buenos deseos.
Normalistas asesinados y desaparecidos, cercos sanitarios para evitar el ingreso del virus del ébola a nuestro país, narco alcaldes y narco políticos, etc. La realidad en el país es distinta.
¿Podemos hablar de seguridad a los familiares de los estudiantes asesinados en Ayotzinapa a manos de un grupo de desequilibrados mentales vestidos con uniformes de policías?
¿Podemos hablar de generación de empleos con los trabajadores que han sido despedidos a causa de la crisis que se vive a nivel empresarial?
¿Podemos hablar de erradicación de la pobreza extrema con los niños que salen a la calle vestidos de payasito a vender chicles?
La indomable delincuencia, las finanzas quebradas, la economía en el sótano, la inseguridad e ineficacia de la justicia, las malas decisiones gubernamentales, la corrupción, los millones de nuevos pobres son algunos pasivos que nos tienen colapsados.
México está muy lejos de ser el país que nos pintan nuestros gobernantes, sin embargo volverán las promesas y los ‘compromisos firmados’ por los aspirantes a un cargo público para las próximas elecciones del 2015, en donde las candidatos buscarán acercarse al pobre, al humilde, a la ama de casa, al niño, al joven y a todo aquel que se encuentre en necesidad para usarlo de trampolín y con ello llegar a cumplir su sueño.
Pese a todo, México sigue siendo fiel… no al político, sino al sueño de ver un México próspero y competitivo con las grandes economías mundiales.
La diferencia entre el político y el mexicano común es abismal. El mexicano se guía por el corazón, el político por el bolsillo. ¿Conoce usted algún político pobre?