Oaxaca de Juárez, 3 de octubre.
Conciencia
Lamentablemente la violencia se vuelve a manifestar en nuestra ciudad. Vándalos encapuchados se quisieron sentir hombres y destrozaron el patrimonio de los oaxaqueños, que ciertamente, aún no se pueden recuperar de las afectaciones generadas por el ‘movimiento social’ del 2006.
Desconocedores de nuestra historia porque tampoco son propensos a la lectura, los niños no tienen idea alguna de aquellos sucesos que ensangrentaron a la nación. Creen saber, pero a través de opiniones y comentarios distorsionados en lo ideológico y político.
Es el desconocimiento y la ignorancia, que tampoco son justificables, llevó a estos desadaptados sociales a pintarrajear todo tipo de edificios y automóviles; patear puertas de establecimientos comerciales, destrozar aparadores y cajeros bancarios y a insultar a la ciudadanía. Como ya es costumbre, para dañar al ciudadano y la propiedad privada, demostraron su cobardía al colocarse capuchas en la cara.
Los jóvenes sin rostro, sumamente agresivos, integrantes de la corriente “Anarco punk”, nos hace ver que nadie los detiene en Oaxaca.
Hicieron lo que quisieron, cuanto quisieron y donde quisieron, como las agresiones a la ciudadanía y las pintas con consignas como 2 de octubre no se olvida. La gente vivió momentos de pánico.
La inseguridad, que ya es normal por su cotidianidad, se exacerbó con quienes pretendían evocar, con más violencia, aquella matanza en la Plaza de las Tres Culturas de Tlaltelolco, en 1968.
La Secretaría de Seguridad Pública del Estado, en conjunto con policías municipales realizaron la detención de 59 jóvenes, sin embargo ninguno de ellos se hará responsable por reparar el daño.
La historia ya la sabemos… Llegarán los padres a exigir la liberación inmediata de sus niños, y en horas serán puestos en libertad para regresar a su casa y continuar con su vida desordenada; los padres aplaudirán los actos y todo volverá a la normalidad en sus miserables vidas.
Mientras tanto, nadie se hará responsable por los destrozos. Los empresarios tendrán que re-estirar su economía para recuperar lo mínimo de sus pérdidas.
El conflicto estudiantil de 1968 fue más allá de lo que hoy quisieron demostrar. En ese año, jóvenes de Europa y América Latina salieron a las calles para reclamar oportunidades laborales, mientras en México se luchaba por los derechos democráticos que los gobiernos autoritarios de la burguesía no respetaban. Estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional, Chapingo y universidades privadas se unieron de forma pacífica.
Los muchachos pedían mayor libertad democrática, así como una reforma electoral; la disipación del cuerpo policiaco, de los granaderos y la derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal Federal en donde se instituían los delitos de disolución social y ataques a las vías públicas.
Los ideales eran su principal arma, sin embargo, la tarde de aquel 2 de octubre, el movimiento que duró 140 días fue quebrantado en 29 minutos por el autoritarismo de Gustavo Díaz Ordaz. La Plaza de las 3 Culturas se tiñó de sangre inocente de hombres, mujeres, niños y niñas que fueron víctimas de las balas del Batallón Olimpia y la Dirección Federal de Seguridad.
Así fue el año 1968, así fue la lucha de toda una generación leal y firme que marcó el rumbo de una nación.
Lo de hoy no es más que una pantomima en donde los intereses personales salen a flote. Hoy basta un fajo de billetes para acallar las voces y tergiversar un ‘movimiento’.
La memoria de los jóvenes caídos durante el Movimiento Estudiantil de hace 46 años no merece ser ofendida por desadaptados sociales que se quieren sentir hombres y al final del día terminan siendo cobardes encubiertos por los padres irresponsables. Ellos merecen respeto… respeto a su lucha y a sus ideales. Respeto a su movimiento. Respeto a su Nación.