Gerardo Felipe Castellanos Bolaños
Oaxaca de Juárez, 28 de febrero. Como investigador, como cronista quiero pedir al tiempo que vuelva para que me narre los secretos del lugar dónde vivo; la mano del hombre a borrado las veredas y los caminos y lo que fue quieren por todos los medios que ya no sea; el fanatismo y la ignorancia siguen barriendo las huellas que aún quedan de lo que si pasó realmente en un intento más de pretender borrar la leyenda negra de los invasores.
El documento oficial más antigüo que he encontrado es de la época del virreinato y lo firma el cura Antonio Eugenio de Ybarra el 27 de agosto de de 1777; su estatua se puede ver —28 de febrero de 2020— en el nicho izquierdo de la portada del templo del Señor de Santa María de El Marquesado. Lo hace para dar cumplimiento a la orden del Rey del 20 de octubre de 1776.
El propietario en 1777, era el 12 º. Marqués del Valle de Oaxaca Héctor María Pignatelli de Aragón Duque de Monteleone, Duque de Terranova.
La Villa de Santa María Oaxaca era una Alcaldía Mayor que tenía casa real y estaba separada de Antequera por un caño de agua; era parroquia y cabecera de seis pueblos: San Martín Mexicapan, San Juan Chapultepec, San Jacinto Amilpas, Atzompa, San Andrés Ixtlahuaca y San Pedro Ixtlahuaca.
Escribe Ybarra: “Cerros, al Sur y a distancia de un cuarto de legua de esta cabecera se ubica el que llaman Chapultepec donde una de sus cañadas se halla una fuente de agua que llaman de Monterroso, de que beben muchos vecinos de la ciudad de Antequera, por ser mejor que la de las pilas de esta. Junto a este cerro se halla otro más elevado que nombran Montalvan (sic), este y aquel se van de Asompa, y otro que nomina de San Cristóbal por haber habido allí pueblo antiguamente y en todos ellos se reconocen gramas de pasta útil a los ganados, casagoates y algorrobles, encinas y madroños para quemar y fabricar carbón.”
“Ríos: A distancia de seis o siete cuadras de esta villa y entre ésta y los pueblos de San Martín y San Juan Chapultepec corre de norte a sur los ríos que nombran Atoyaque cuyas aguas son gruesas algo saladas, y más útiles a los ganados que a las gentes bebiéndose; pero para baños son muy útiles y saludables, y por eso los habitadores de la ciudad lo frecuentan bañándose en el en tiempos de calores.
Sus crecientes sólo se verifican en tiempo que llueve, aunque raras veces por un día o dos cuando más, su suelo es arenisco, no se encuentra en el piedra alguna, ni pescado, porque después que pasa el tiempo de aguas que corre en él tan poca, que se puede pasar algunos años escasos de agua a pie enjuto. Dicho río hacia el Sur junto al pueblo de Chapultepec tiene un puente aunque no concluido que la ciudad de Antequera ha fabricado.
A sus orillas y vegas se ven distintos árboles como ailes, sauces, chamisos, aunque no muy altos y elevados.
“Física: Las escarchas que por la mañana se ven sobre las yerbas luego de que el sol sale se derriten y disipan, poca veces los charcos amanecen helados en costra del grueso del canto de un peso y muy rara vez en estos países se mantiene el hielo hasta el medio día. Los calores en su tiempo no llegan a tan alto grado que desagrade la ropa de lana y sólo una u otra vez apurando mucho el calor suele mortificar de suerte que a la sombra no se siente tanto calor con ropa de lana, como estando al sol. Los trigos y cebadas se experimentan que no granan perfectamente. Produce este país aguacates, chirimoyas, plátanos, caña de azúcar, naranjas, limas, maíz.
Por las mañanas sopla un vientecillo suave que llaman mixteco que damnifica las cabezas y ocasiona indisposiciones catarrales.
Por los meses de abril, mayo y junio más frecuentemente se experimentan espantosas tempestades con truenos y relámpagos que disparan rayos y causan muertes.
“Se experimentaban también continuos temblores de tierra y entre estos uno más recio que otros, con los que algunas ruinas aunque no mayores, padecen los edificios.
“No hay en este Partido montañas nevadas ni volcanes de fuego piedras y cenizas.
“Historia natural: Sabinos y de estos tres aunque desiguales pero muy gruesos y elevados se hallan a un lado de la casa real de esta villa —Jardín Madero—; higuera montes y de esta especie esta un árbol muy alto y competentemente grueso en el cementerio de la iglesia de esta villa.
Guayabos, nanches cuya fruta es fresca encarnada más pequeña que un tomate.
Zapotes blancos muy dulces que empalagan los que acá llaman dormilones, Zapote negro que llaman así por estar negro dentro, es fruta gustosa y saludable. Anonas y chirimoyas.
Papayo, durazno, prisco y albechigo que todo es uno.
Aguacates.
castilan.gerardo.castellanos@