Oaxaca de Juárez, 29 de marzo. Nuestra raíz, es decir nuestra fuerza viene de un espléndido pasado que debemos conocer para sentirnos orgullosos de ser oaxaqueños sobre todo en estos momentos de tribulación que todos estamos viviendo y de los que saldremos bien librados, es decir vivos si nos disciplinamos y acatamos las instrucciones de aislarse, es decir no salir, de guardar la sana distancia y lavarse con jabón las manos durante la cuarentena.
Los molinos de trigo
Con la llegada del ferrocarril en 1892, se instalaron en El Marquesado cuatro molinos de trigo, el de Eliseo Gómez Añorve; el de Mateo Solana, el de Félix Muro y el de su hermano Teófilo Muro.
El del Sr. Eliseo Gómez Añorve se llamaba Molino del Sol y estaba el la esquina del Periférico y Guadalupe Victoria; tenía escape de ferrocarril.
El molino del Sr. Mateo Solana era de madera y estaba frente al Jardín Madero en la esquina de Calzada Madero y la Plazuela Vicente Guerrero que era una calle cerrada con una fuente en la mitad de la calle y a media cuadra subiendo, era grande era de cantera verde y circular, la conocí de lejos en 1953 y a mis seis años no me atreví a acercarme a ella.
El Molino de Félix Muro, estaba en la parte posterior del Jardín Madero donde ahora inicia el Periférico; la marca de la harina que producía era La Flor de Oaxaca, contaba con escape de ferrocarril; en 1965 se lo vendieron cómo fierro viejo a Dn. Mario Torres Marques con la condición de que no lo usara para producir harina.
El molino de Teófilo Muro, estaba en Calzada Madero No. 539; uno de mis informantes que trabajo en este molino me narró, y por los detalles era evidente que sabía muy bien de lo que hablaba; me contó que el terreno fue comprado en 1943 a la Sra. Guadalupe Moreno Castellanos, el precio acordado fue de ocho mil pesos pero unos días después Doña Lupe manifestó su deseo de cancelar la venta y para convencerla fue necesario subir la oferta a nueve mil pesos, cantidad en la que finalmente se cerró la compra; era un molino neumático marca Oken con una capacidad de molienda de 40 toneladas diarias, tenía escape de ferrocarril. Era un edificio rectangular de tres pisos, con elevador. Estuvo funcionando hasta 1963. La marca de la harina que producía era La Espiga de Oro y era administrado por la empresa Industrial Harinera de Oaxaca, SA.
El edificio fue adquirido por don Luis Fernández del Campo quien me contó que tuvo que demolerlo después del temblor del 85 que lo dejó inservible.
FÁBRICA DE CERVEZA
A fines del siglo XIX y principios del XX, en el pueblo había una fábrica de cerveza, estaba en lo que ahora es la casa 1112 de Calzada Madero. La cerveza se llamaba La T y la fabricaba el español Antonio Ricalde; la cargaban en carretas, burros y mulas. Todavía funcionaba un poco después de 1928.
Los cuatro pasajuegos
En Oaxaca, a la cancha en donde se juega la pelota mixteca —mano fría— la conocemos como pasajuego; generalmente se jugaba los domingos a partir de las doce del día; a principios de 1900 en el pueblo había cuatro pasajuegos: el de Baldo, el del papá de Efraín, el que estaba rumbo al ojito de agua y el de Juan Chaparro.
Conocí el pasajuego de Baldo, Atanasio Antonio Jiménez Méndez, hijo de Doña Chucha; tenía frontón y piquete —la pared lateral—, eran de adobe muy bien repellado con lodo y arena; en este pasajuego se jugaba el domingo y el lunes; estaba atrás del panteón, rumbo a México al lado derecho del camino de arriba. Se rentaban guantes, se vendían alimentos como empanadas, tortillas y memelitas con aciento, tortas de pan amarillo de Etla, queso y chile jalapeño en vinagre, tepache, limonadas, cerveza y por supuesto, mezcal.
En el espacio que había entre la barda del panteón y la parte de atrás del frontón había un guamuchil al pié del cual se sentaba sobre piedras, papá Nufo mi abuelo materno con dos de sus amigos a jugar baraja española —conquián—, los jugadores de cartas usaban sombrero; la camisa de manga larga por fuera que se anudaban al frente; papá Nufo cargaba una “punta” en su funda de cuero clavada en la cintura por si las dudas.
El del papá de Efraín Galán —Efraín, Moisés y Javier, hijos de Doña Angelina— en Calzada Madero 1122, era abierto, sin frontón y sin piquete.
El del rumbo al ojito de agua; del cerro bajaba un arroyo que atravesaba el camino real en diagonal y bajaba en lo que hoy es la primera calle de Montés de Oca; por el camino real pasando el arroyo rumbo al centro, estaba otro pasajuego, abierto, sin frontón y sin piquete.
El de Juan Chaparro estaba atrás de la estación pasando la vía, allí vivía Juan Chaparro que trabajaba en el ferrocarril como mayordomo de vía.
El camino real
El camino real o camino de arriba era otra entrada o salida al pueblo de Santa María y por lo tanto el paso hacía el centro de la ciudad de Oaxaca; era de tierra suelta, color barro –ocre–, por dónde transitaban arrieros y pastores en dirección al centro de la ciudad; a los lados había órganos, casahuates, zompantles, guamuchil, guajes, huizaches, carrizales y chichicaste —hoy calle de Niños Héroes y División Oriente—, pasaba por el pasajuego de Baldo, por la puerta del Panteón, por la entrada a otro pasajuego, por la entrada al Ojito de Agua, por atrás del templo del Señor de Santa María de El Marquesado y venía a salir al Mercado de La Rayita —IV centenario—.
castilan.gerardo.castellanos@


