Gerardo Felipe Castellanos Bolaños
En memoria de Sor Juana Inés de la Cruz y a manera de felicitación a las mujeres oaxaqueñas en el Día Internacional de la Mujer.
oaxaca de Juárez, 8 de marzo. Fue una mujer que revolucionó su época ya que fue la única mujer que tuvo acceso a la cultura en un tiempo en que todo estaba vedado para el sexo femenino.
Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, nació cuando aún la existencia femenina estaba destinada únicamente a las labores del hogar, maritales y maternales, por lo que una mujer con tanto conocimiento no tenía cabida en este contexto.
Desde niña, aprendió todo cuanto era conocido en su época, leyó a los clásicos griegos y romanos y la teología del momento y tanto era su deseo de instruirse que incluso como anécdota: doña Juana hizo la promesa de cortarse un trozo de cabello cada vez que no se aprendiera algo pues una cabeza no debía ser adornada estando tan vacía en conocimiento.
Después de un intento fallido con las Carmelitas cuya regla era de una rigidez extrema que la llevó a enfermarse, ingresó en la orden de las Jerónimas donde la disciplina era algo más relajada y tenía una celda propia.
Allí pasó la vida escribiendo versos sacros y profanos, villancicos para festividades religiosas, autos sacramentales y dos comedias. También sirvió como administradora del convento con buen tino y realizó experimentos científicos.
El impresionante mundo que rodea a Sor Juana al que ella misma dio forma, ahora es un legado de todo aquel que se interese por la cultura, en especial por la literatura.
Todos sus versos escritos, profundos y llenos de carácter propio, que los hicieron distintivos de cualquier otro autor, son la obra más preciada y más atendida por la literatura actual y la de todos los tiempos.
Sor Juana Inés de la Cruz sucumbió ante el poder de los grupos dominantes en especial el de los fanáticos enemigos del progreso de todos los tiempos y fue obligada a dejar de escribir y leer y a entregar todas sus pertenencias, incluyendo su biblioteca, así como sus aparatos científicos.
Tras el azote de una epidemia de tifoidea que llegó hasta el convento, Sor Juana se empeñó en cuidar a las enfermas, cayendo víctima de la peste. El 17 de abril de 1695, a las 4:00 a.m. murió. Fue sepultada en la fosa común de las monjas.
Algunos dicen que se dejó contagiar por la peste. Otros que murió de sufrimiento y soledad o tal vez debido a la peor de todas las enfermedades imaginables: la soledad.
Las crónicas dicen que murió de tifo, otros escriben que de soledad. Yo digo que murió de amor.