Oaxaca de Juárez, 21 de noviembre. El 6 de enero de cada año se celebraba en el barrio de El Marquesado lo que era una fiesta tradicional muy arraigada entre los marquesadeños: La Adoración de los Reyes Magos, a la que llamaban La Comedia de los Reyes; era una pastorela viviente con escenarios fijos y móviles cuya esencia era la participación de los niños y niñas de diez a doce años, que, con ilusión, alegría y entusiasmo esperaban la fecha para vestirse de pastores o pastoras, de Virgen María, de San José, de ángeles o de reyes magos.
Los escenarios fijos se adornaban con carrizos con hojas verdes, con papel de China; paxtle (heno) blanco y verde, musgo, flores de bombil —bugambilia— y banderas de papel picado de color azul y blanco que colgaban en el patio de la casa del mayordomo y en la Ermita de los Reyes en el Marquesado.
Los personajes eran: La Virgen María, San José, Melchor, Gaspar, Baltasar, ángeles, pastores y pastoras.
La Adoración de los Reyes Magos se hacía la noche del 5 de enero y el 6 de enero, día de la mayordomía. Las niñas eran vestidas de pastorcitas con una falda roja con blusa amarilla o con una combinación de colores vivos y un delantal negro o azul marino y una pañoleta en la cabeza, amarrada en la barbilla, un sombrero echado atrás de la cabeza sostenido con un barbiquejo; medias hasta las rodillas y zapatos normales; a los niños los vestían de pastorcitos, les ponían un calzón de colores fuertes hasta las rodillas y medias largas, con un paliacate en la cabeza, amarrado para atrás; a los ángeles los vestían con una túnica blanca, un báculo de yagalán, alas y les ataban en la cabeza una cinta con escarcha plateada; a la niña que vestían de Virgen le ponían una túnica blanca y un manto azul; al niño que representaba a San José lo vestían con una túnica blanca, un manto amarillo o verde, un báculo de yagalán, huaraches y con tizne le pintaban el bigote y la barba; los reyes se vestía con una túnica blanca y manto de colores vivos, portaban coronas de diferentes formas hechas de cartón y adornadas con escarcha dorada.
Era costumbre que los padrinos de bautizo regalaran a cada ahijado o ahijada, el paliacate, la pañoleta o el báculo si iban de San José o de ángel y la corona a los reyes.
En la casa del mayordomo bailaban, cantaban y declamaban sus versos que previamente habían aprendido y ensayado. Cada verso tenía una ofrenda. Canastitos con fruta, con huevos, con panque; a la que le tocaba el verso de la tacita de te, llevaba la tacita de te en un platito; al que le tocaba el borreguito se lo ponía atrás de la cabeza, sobre los hombros; al que le tocaba el tambor se lo colgaba adelante; al que le tocaba la leña llevaba su tercio de leña en la espalda; al que le tocaba el chivito, iba arriando el chivito.
Cada personaje tenía un nombre y un verso. Los versos fueron traídos de España por los franciscanos. El verso de Bato, el pastor, decía: Bato rucio, Bato recio, Bato amigo del desprecio; había dos Batos, Bato uno y Bato dos, eran hermanos, uno bueno y otro malo; el del ángel San Gabriel con su espada y su broquel diciéndole a los pastores: pastores de romería, que repiquen las campanas, que se acaben de quebrar porque hoy ha nacido nuestro Padre celestial; Gila, la pastorcita decía: aquí te traigo esta tacita para que tomes tu te y un hermoso platoncito con un sabroso panque, luego bailaba con la tacita. Los versos de los Reyes Magos reconocían la llegada del redentor y cantaban en coro: Alabemos en noche tan grata, al que rige de amor con las leyes, al supremo hacedor de la tierra, al supremo señor de los reyes; su ofrenda era: copal, un pequeño incensario de barro y un platito con tres monedas.
Después de bailar y cantar al Niño Dios, en la casa del mayordomo, salían en procesión hacía la Ermita de los Reyes; según las posibilidades del mayordomo se proporcionaba a los niños faroles de papel de china o rollitos de ocote o velas. Precedía una banda de vientos, el cohetero y un farol de papel de china en forma de estrella, a continuación venía la Virgen, montada de lado en un burro que jalaba San José, a su derecha marchaban en fila las pastorcitas y a la izquierda los pastorcitos; atrás venían los ángeles y cerraban la procesión los Reyes Magos montados en caballos que jalaban unos pastores; todos portando faroles; durante el trayecto los niños y niñas, cantaban y bailaban.
Al terminar de pasear al Niño; en la Ermita, fray Rodrigo de Paula, franciscano, hacía la paradita del Niño Dios; aquí terminaba la pastorela; regresaban, en procesión a la casa del mayordomo en donde se quebraban piñatas llenas de fruta —caña, tejocotes, cacahuates tostados con cáscara, naranjas, manzanas, nueces—; se bebía ponche caliente, atole con leche; se cenaban tamales de dulce, de chepil y buñuelos.


